Las vidrierías están desbordadas para reparar autos, casas y locales

Estamos desbordados". Esa es la frase que se repitió en diferentes vidrierías consultadas por El Diario de la República y que resume la demanda inesperada que tuvieron los locales después de los destrozos que causó el granizo de hace poco más de una semana. Los pedidos se incrementaron más de un cien por ciento y la mayoría debe entregar turnos, como mínimo, para dentro de un mes.

Los llamados y las consultas se multiplican y no cesan, desde aquella noche del jueves 26, cuando un feroz temporal rompió vidrieras de comercios, parabrisas y lunetas de autos, además de ventanas, puertas y claraboyas de un gran número de viviendas.

"Ha sido muy complicado atender una cantidad a la que no estábamos acostumbrados y para lo que no teníamos las herramientas o la capacidad. Tuvimos que ponernos manos a la obra y hasta los parientes vinieron a ayudarnos", contó Damián Fernández, propietario de un negocio del rubro, ubicado en la avenida Perón.

El hombre calculó que arreglan unas cien ventanas por día y que en una semana equipararon el flujo que suelen tener en un mes y medio. Eso sí, para poder responder con más rapidez, les solicitan a los clientes que lleven sus marcos al local para poder colocarles los nuevos cristales.

Porque lo que más demora el trabajo es el servicio a domicilio. Osmar Sosa, el dueño de la tradicional vidriería de la esquina de  25 de Mayo y Betbeder, contó que tienen tres móviles recorriendo la ciudad, más de 300 direcciones anotadas para visitar y los turnos ya están agendados hasta abril. "Estamos trabajando más horas de lo habitual y hemos tenido que tomar a más gente temporalmente, pero que tenga experiencia, porque si no lo saben hacer terminan accidentándose", reveló.

Hay varios casos como los de Fernando Vila, por ejemplo, quien suele dedicarse especialmente a la fabricación y colocación de aberturas de aluminio, pero que por el aluvión de pedidos tuvo que dejar su fuerte en un segundo plano y ocuparse de hacer servicios de vidriería. "Tratamos de solucionar los problemas de la gente, hasta donde nos da nuestra capacidad. Estimo que lo haremos hasta dentro de unos quince días más y volveremos a enfocarnos en lo nuestro", sostuvo.

Para ir a los domicilios, ya sean de casas o de comercios, los instaladores priorizan los casos urgentes. "Son los que más expuestos están, que no tienen rejas ni celosías, ni persianas. Las claraboyas de los baños quedaron relegadas por ahora, por ejemplo", explicó.

Los precios para reponer los cristales son muy variados, porque dependen del material elegido, del grosor y, por supuesto, del tamaño. Hay personas que deben cambiar pequeños cuadros, pero hay otros que tuvieron que pagar por enormes ventanales, lo que hace mucho más oneroso el gasto. "Lo que hemos notado ahora es que la gente tomó conciencia de la importancia de poner vidrios de seguridad. Se los llama así porque  se trizan, pero nunca pierden la estructura. Entonces, no lastiman dejando puntas, y también son una obstrucción más para quien quiera entrar a robar, porque no queda el hueco", agregó Fernández.

Vidrios sobre ruedas

Por las calles de Villa Mercedes se volvió habitual esta última semana, ver circular autos con sus parabrisas y lunetas destrozados, o cubiertos con improvisados nylons para poder seguir circulando. El caso de los vehículos es probablemente uno de los más problemáticos, ya que en la ciudad no son más de dos o tres los locales que se especializan en ellos.

"Hicimos pedidos de vidrios a las fábricas, muchos más grandes de lo habitual, y todo eso hace que aumenten los costos que nos cobran. También tuvimos que ocupar más gente y todo eso ha incrementado los precios", sostuvo Sosa.

Así, los valores por dejar el coche en condiciones, nuevamente, también son altos. Por lo general, la instalación de una luneta no baja de los cuarenta mil pesos, aunque depende mucho del modelo y antigüedad del auto. En cambio, en los parabrisas, los de última generación ya ascienden al nivel de los cien mil pesos.

La demanda es tan grande que incluso derramó hacia otras localidades. Los más beneficiados, por la cercanía, resultaron los vidrieros de la ciudad de San Luis, porque muchos viajan a realizar los cambios. Al mismo tiempo, llegaron algunas empresas de la provincia de Córdoba, que alquilaron talleres para hacer las instalaciones, a veces a un menor costo, pero con la necesidad de destinar unas horas a hacer fila.

¿Golpe de suerte?

Aunque el sector parecería ser uno de los más beneficiados con un aumento inusitado de la clientela, entre los consultados no se advierten muecas ni signos de satisfacción. Por el contrario, coinciden en que tampoco están pasando un buen momento. "Hay mucha gente enojada, que quiere todo ya. No nos gusta incumplir, pero esto nos superó totalmente", sostuvo Vila.

Mientras que Sosa agregó: "Pedimos paciencia, todas las situaciones son importantes. Hay personas con las que nos dan ganas de ponernos a llorar con ellos, porque se les rompió todo y algunos no saben si van a poder seguir con sus negocios".

Redacción/ALG