SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

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Algunos puntos clave para producir en otoño e invierno

Un especialista del INTA de Villa Mercedes, Sergio Scazzariello, brindó recomendaciones para quienes tienen una huerta agroecológica o desean iniciar una en sus hogares.

Por María José Rodríguez
| 30 de abril de 2023
Fotos: Gentileza Sergio Scazzariello.

De a poco y con mucha paciencia, son muchas las personas que se animan a producir sus propios alimentos en una huerta agroecológica. Esta es una tendencia que va en crecimiento y por eso Sergio Scazzariello, un especialista del INTA de Villa Mercedes, compartió algunas pautas para comenzar a armar un espacio productivo propio y brindó recomendaciones para mejorar el manejo durante la época de frío.

 

El ingeniero agrónomo especificó que ya en plena temporada otoño-invierno es importante repasar las fechas de siembra, qué hortalizas se pueden cultivar, cómo debe ser el riego y los cuidados que hay que tener de algunos insectos u hongos, entre otros aspectos.

 

“Por estos días estamos en plena campaña de entrega de semillas, que son un insumo básico que brinda la Agencia de Extensión a través del programa Prohuerta. Se le dan a promotores voluntarios que se ubican en diferentes barrios y también en las localidades más próximas a la ciudad como La Esquina, La Punilla, El Morro, Juan Llerena, Lavaisse, Las Isletas, Nueva Escocia, Justo Daract y Villa Salles”, especificó Scazzariello.

 

El especialista añadió que esta iniciativa está acompañada por recomendaciones prácticas y capacitaciones, para producir durante la época de frío y, la preparación para cuando inicie nuevamente la primavera y el verano. “Compartimos aspectos para que los huerteros tengan en cuenta y tenga éxito a la hora de producir sus hortalizas”, aseveró.

 

La guía práctica que acompaña las capacitaciones se puede descargar al poner en el buscador: "Manual de la huerta agroecológica INTA”. El documento tiene coloridas ilustraciones y explicaciones sencillas.

 

Uno de los primeros aspectos, aseguró Scazzariello, es que hay que elegir un espacio que tenga exposición al sol, “sabemos muy bien que en esta temporada comienza a disminuir la fuerza de los rayos en el hemisferio sur. Estas verduras se desarrollan con el frío, pero hay que darle un contenido de luz aunque sea de 5 a 6 horas, les recomendamos que esos espacios estén expuestos a la luz solar, no a la sombra de árboles o medianeras”.

 

Para nutrir el suelo se puede preparar compost. En un pozo se pueden desechar hojas, cáscaras, yerba y granitos de café, entre otros residuos orgánicos.

Indicó que para quienes recién estén iniciando en la producción “es importante poner un cerco perimetral, que es una medida de protección y de salud para la huerta. Trabajamos con este tipo de barreras porque de esa manera evitamos que los animales domésticos ingresen a la huerta. Las heces de perros o gatos pueden contaminar la producción. Andamos mucho por barrios periféricos y nunca está de más aclarar estos aspectos”.

 

Cada especie tiene su calendario de siembra y esto depende de la zona.

 

Con respecto a las hortalizas más apropiadas para sembrar en esta época, Scazzariello recomendó para la zona y las condiciones climáticas de San Luis la acelga, achicoria, ajo, alcaucil, apio, arveja, cebolla y cebolla de verdeo; cilantro, espinaca, habas, hinojo, lechuga, perejil, puerro, rabanito, remolacha, rúcula y zanahoria. Es recomendable que la profundidad de siembra sea de 2 a 3 veces el tamaño de la semilla.

 

“Todo lo que incluye verduras de hojas verdes que aportan mucha fibra y algunas vitaminas. Además incluimos dos tipos de cebollas, la de cabeza que es de consumo en fresco y otra de consumo en encurtidos, como pickles”, especificó.

 

“El frío, lo que hace sobre este tipo de cultivos es generar el vulvo en esta familia de las aliáceas, es decir las distintas capas. Ya en la primavera tendremos formadas las cebollas”, indicó y añadió que el ajo es para cosechar en noviembre.

 

El especialista advirtió que al retrasarse en las fechas de siembras se puede correr el riesgo de que se presenten adversidades climáticas para el normal crecimiento y desarrollo de las plantas, podría repercutir negativamente en el órgano a formar y en el tamaño final de la producción que se va a cosechar.

 

“Esta es una época ideal para poner las variedades que necesitan el frío. La zanahoria, el rabanito y la remolacha, son cultivos de raíz carnosa y necesitan un suelo bien mullido, aportan muchos nutrientes al organismo”, afirmó y siguió: “En este complejo de verduras específicamente, que no es el más voluminoso, tenemos temperaturas extremas, muy frías, entonces el consejo es que entre los surcos se puede colocar paja seca o los restos de algún vegetal que sirva para cubrir y disminuir la temperatura del ambiente, como pasto o pino. Los rayos solares quedan almacenados y el suelo favorece un mejor crecimiento de las plantas, es decir que los vegetales están más calentitos, al resguardo. Si las colocamos en verano, también alivian a los cultivos de los calores extremos”.

 

Además, al colocar este tipo de coberturas “sirve para conservar la humedad del suelo, tanto en invierno como en verano. Se denomina mulching y al regar ingresa el agua, estos vegetales se humedecen, filtran el líquido sin desgranar el suelo. Con el paso del tiempo este material se incorpora como materia orgánica, como un abono, no hay que quitarlo, hay que ir renovándolo para que cumpla siempre la misma función”, recomendó el ingeniero agrónomo.

 

La mayoría de las especies hortícolas pueden iniciarse en almácigo y luego trasplantarse al suelo, “cuando uno tiene una huerta más chica se puede producir en canteros protegidos, en los que se coloca una estructura de alambre y se la cubre con un plástico transparente, un nailon para lograr un invernáculo, se usa de un espesor de 100 a 150 micrones, las marcas comerciales vienen en esta medida, así los cultivos están mejor protegidos y tienen un desarrollo más acelerado. Al ser transparente el sol ingresa al microtúnel donde encuentra un ambiente confortable”, explicó Scazzariello.

 

Otros puntos decisivos son la disponibilidad de agua en la cercanía y las características del suelo: un buen drenaje y contenido de materia orgánica, a través del abono, favorecerá el crecimiento y desarrollo del cultivo.

 

Con respecto al riego se hace más localizado. “Este aspecto es muy importante porque en esta época ya empiezan a disminuir las lluvias en la zona, bajan las temperaturas y hay que moderar el riego, porque la planta no lo necesita. Debe ser puntual, se puede hacer una o dos veces por semana porque los rayos solares tienen menor intensidad y eso hace que no evapore la humedad a la velocidad en la que sí sucede en verano; entonces si hay demasiada agua se pueden producir hongos”, especificó.

 

La rotación de cultivos, según Scazzariello, tiene una gran importancia dentro de la huerta orgánica porque el espacio que uno destina a la huerta es de mucha intensidad en cuanto a la diversidad de especies que hay, de hoja, de raíz o de fruto.

 

El proceso de rotación se basa en alternar plantas de diversas familias botánicas y con distintas necesidades nutritivas, en un mismo lugar durante distintos ciclos, evitando que el suelo se agote y que se perpetúen las enfermedades que afectan a un tipo de planta.

 

“Es importante incorporar alguna leguminosa como puede ser habas, porotos, arvejas o vicia, para mejorar la fertilidad del suelo. Por ejemplo donde puse de hoja, la próxima vez que siembre, pondré un cultivo de raíz, de esta manera los nutrientes que va extrayendo del suelo, y la longitud de cada raíz tiene diferente profundidad”, aseveró el técnico del INTA.

 

Además, otro punto importante de la rotación es que le dificulta el camino a las plagas porque no tienen espacio para asentarse. “En esta época disminuyen muchísimo las plagas, la mayoría de ellas sobrevive mejor a las condiciones de humedad y temperaturas altas, ahora que descienden puede aparecer algún pulgón o ácaros. La práctica de la rotación es de suma importancia, un productor a gran escala de maíz, por ejemplo, sabe que tiene que reemplazarlo en la siguiente campaña por un cultivo que tenga otro tipo de estructura y morfología”, recordó.

 

Mantener la fertilidad del suelo permitirá un buen crecimiento de las plantas y un manejo sustentable de los recursos. “A medida que cosechamos, vamos extrayendo nutrientes del suelo, por lo tanto, deberán reponerse a través de alguna práctica. El modelo de huerta orgánica, no admite el uso de elementos químicos, entonces los reemplazamos con manejos pensando en la biodiversidad de las especies, la incorporación de fertilizantes orgánicos, como son el compost y los lixiviados de lombriz”, explicó Scazzariello.

 

El inicio de cada campaña está marcado por la época de entrega de semillas, “es en ese momento que recomendamos aplicar residuos orgánicos al suelo. Los abonos orgánicos se pueden hacer en el propio predio”, afirmó.

 

Se pueden hacer de dos maneras, una de ellas es “haciendo un pozo de un metro de boca, por un metro de profundidad en el que se van colocando residuos orgánicos como cáscaras de frutas o verduras, restos de poda, hojas secas, la yerba del mate o granitos de café, y cáscaras de huevo”, dijo el ingeniero agrónomo, y añadió que después se va  “armando un colchón de 30 centímetros aproximadamente al que hay que agregarle otros 2 o 3 centímetros de tierra, y después de nuevo hago otro colchón de residuos, vuelvo a poner más tierra”.

 

En este trabajo lo importante es que cuando los residuos empiezan a descomponerse “hay que ir moviendo los materiales para que se oxigenen y no se pudran los restos. No hay que regarlo, eso es muy importante aclarar, muchas veces el agua puede generar hongos que empiezan a descomponer los residuos”, aclaró.

 

El ingeniero agrónomo especificó que además se puede agregar materia fecal de animales, como estiércol de gallina, cabras, conejos y chivos, “los que hacen en pelotitas son los mejores. Nunca pueden ser de las mascotas del hogar, como perros, gatos o cerdos, porque son monogástricos, muchas veces comen alimentos balanceados, algunos de ellos tienen antibióticos y no es aconsejable incluirlos. El compost va a estar listo al cabo de tres meses, es decir que si se prepara ahora estará listo para los inicios de la primavera”, indicó.

 

Una vez que el proceso termina se genera una masa homogénea con olor fuerte a tierra húmeda, el técnico hizo hincapíé en que si persisten aromas avinagrados, “significa que hubo descomposición de tipo anaerobia, sin oxígeno, y los materiales se pudrieron, entonces no sirve”.

 

Las lombrices son muy benéficas en las huertas agroecológicas porque “empiezan a generar espacios de aire, consumiendo y transformando a través de su materia fecal el abono orgánico. Se transforman en microorganismos para el suelo, especialmente de protozoos que degradan los desechos y lo transforman en un excelente fertilizante para la huerta”, dijo el especialista.

 

Para usarlo en el espacio productivo se saca del pozo se zarandea, “se le echa a la huerta uno o dos centímetros. Lo recomendable es que se aplique antes de cada campaña de siembra. Sirve para frutales, plantas de interior y  jardinería, el costo es cero.  Además de esta manera estaremos ayudando al Municipio, reciclando los residuos húmedos, a los que les damos un uso y se eliminan los restos inorgánicos, a los que se les denomina secos comúnmente, como latas, vidrios, plásticos y papel”, concluyó Scazzariello.

 

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