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La lechuga hidropónica gana espacio en el mercado local

En El Trapiche, en dos grandes invernaderos, Lucas Gutiérrez y Carolina Lacerda, suman su experiencia y conocimientos, para abastecer a quince verdulerías de cuatro localidades.

Por Roberto Vinuesa
| 09 de abril de 2023
Superficie cubierta. La producción sale de dos invernaderos de 35 por 10 metros. Fotos: Gentileza Carolina Lacerda.

El cambio de hábitos alimentarios los puso en un camino de crecimiento vertiginoso. La hidroponía es una técnica de cultivo en la que no se utiliza el suelo. Los nutrientes requeridos por la planta para crecer son provistos a través del agua. Así producen en El Trapiche, Lucas Gutiérrez y Carolina Lacerda bajo dos grandes invernaderos desde donde abastecen en esta época mayormente con lechuga a verdulerías de San Luis, Juana Koslay, El Trapiche y Río Grande.

 

El emprendimiento se llama Aqua Sativa, que en latín significa cultivos en agua, y lo conducen estos dos jóvenes profesionales que aprovechan los mayores rendimientos y velocidad de crecimiento que les garantiza el sistema hidropónico, que practican en dos invernaderos de 35 por 10 metros, unos 650 metros cubiertos.

 

Probaron numerosas variedades de lechuga, pero la que prefiere el consumidor es la crespa, aunque en algún sector de la ciudad piden la mantecosa. Entre las que probaron con muy buenos resultados es la hoja de roble, en sus variantes verde y morada.

 

La adversidad con la que deben convivir en este otoño es la escasez de nutrientes, fertilizantes y semillas, ya que todos son productos importados.

 

 

La preferida. La lechuga crespa es la variedad que más se impuso y que ocupa la mayor parte de la superficie bajo invernadero.

 

 

La idea surgió en 2007 porque donde viven, en El Trapiche, querían hacer una huerta en tierra con la idea de comer algo rico y saludable producido por ellos mismos y sin ningún tipo de agroquímicos, recordó Carolina, quien agregó que con el manejo tradicional, la huerta no prosperó por la baja calidad del suelo y después de dos intentos, la idea se canceló.

 

Pero este aparente fracaso no los de-sanimó: “Terminó siendo una buena suerte. Empezamos a investigar de qué otra forma podíamos cultivar que no sea con tierra, hasta que llegamos a la práctica de hidroponía, que nos gustó e inmediatamente la empezamos a implementar en casa”.

 

Los comienzos fueron bajo un invernadero chico, pero que rápidamente se fue ampliando. “Producíamos y mucho, y como no llegábamos a consumir toda la producción empezamos a repartir a los amigos y familiares, quienes nos alentaron a introducirnos en el circuito de venta a los comercios; pero no era el momento, porque tampoco teníamos mucho respaldo para comenzar una producción comercial”.

 

Igualmente agrandaron otra vez el invernadero hasta que se quedaron sin patio. El entusiasmo y el buen producto logrado ya empujaban por un gran salto comercial.
 

 

Actualmente cultivan lechuga y albahaca, pero ya hicieron rúcula, acelga y espinaca baby y “todo lo que se hace se vende”.


“Como veíamos que los productos eran muy aceptados por su sabor, una amiga nos prestó un terreno en El Trapiche y con ello se nos abrió una puerta inmensa. Comenzamos a ahorrar, dejamos de hacer muchas cosas que nos gustaban, como el ciclismo y las vacaciones y todo ese dinero fue a parar al nuevo invernadero”, relató Carolina.

 

Como los materiales no se consiguen en San Luis se pusieron en contacto con empresas de otras provincias y compraron todo lo necesario para construir su invernadero para cultivos hidropónicos.

 

 Con la ayuda de un albañil y amigos de la zona, pusieron en pie la estructura y armaron las “camas” para plantines y plantas para cosechar.

 

“A partir de allí no paramos de crecer. Cuando llevamos los productos para vender en los comercios, como era algo novedoso, nos costó colocarlo, hasta que el consumidor la probó y una vez que lo hizo, volvió por la lechuga de la bolsita”, relató.

 

Antes de colocarla en una bolsa con la raíz y un poco de agua, la lechuga se limpia de toda hoja que no sirve. El método permite a la lechuga “seguir viva” por mucho más tiempo que la clásica.

 

Mucha gente la elige porque es rica, contiene los nutrientes exactos, es sabrosa y sana, comentó la productora. La gente la destaca también porque dura mucho más tiempo. Y para el comerciante es muy cómodo porque se olvida de estar limpiando las plantas y tirando hojas feas como lo hacen con la lechuga que viene en jaulas desde Mendoza, con la consiguiente pérdida para el verdulero.

 

Al ser los únicos en la provincia y producir un volumen importante, comenzaron a abastecer verdulerías de la ciudad de San Luis, Juana Koslay, El Trapiche y Río Grande.

 

 

La demanda es muy grande. Nos falta producción para abastecer a otras verdulerías que nos están pidiendo. Carolina Lacerda.

 

El proyecto siguió creciendo porque los comercios del rubro los buscaban interesados en vender el producto y por eso hicieron un segundo invernadero.

 

Actualmente cultivan lechuga y albahaca, pero ya hicieron rúcula, acelga y espinaca baby y “todo lo que se hace se vende”. Carolina valora que la gente haya cambiado su forma de pensar sobre la alimentación, a cuidar su propio cuerpo y ahora sabe que tiene que comer algo más rico, nutritivo, sano y menos elaborado.

 

“La demanda es muy grande. Nos falta producción para abastecer a otras verdulerías que nos están pidiendo por lo que se viene un tercer invernadero”, dijo entusiasmada por el desarrollo vertiginoso que adquirió el emprendimiento.

 

El desafío de cumplir con los clientes es permanente, pero este verano se vio amenazado por las inusuales olas de calor: “Nos perjudicaron mucho, tanto en plantines, como en plantas adultas, con pérdidas importantes. Creo que nadie estaba acostumbrado a estos calores. En los invernaderos la temperatura llegaba a los 50 grados”.

 

 

Doctor en Química. Los nutrientes se incorporan al agua, bajo la supervisión de Lucas.

 

 

En el invierno es todo lo contrario. En El Trapiche es muy duro, hay días que deben luchar con temperaturas de hasta 13 grados bajo cero, pero con lo que van ganando le ponen tecnología para atenuar estas exigencias climáticas. El rápido crecimiento los llevó a contratar ayudantes para los momentos de la cosecha y del trasplante, porque cada uno tiene aparte su profesión. Lucas es doctor en Química y Carolina profesora de Nivel Inicial.

 

Por sus conocimientos, Lucas es el que lleva la mayor parte de la dirección del proyecto. "Trabaja muy fino con todo lo relacionado a nutrientes, que se proporcionan a la planta a través del agua con dosis muy específicas en cada etapa de crecimiento hasta el momento de la cosecha".

 

Recordar los días de sacrificio económico y físico por el que atravesaron hasta colocarse en un camino de franco crecimiento, la llevó a reflexionar sobre el futuro productivo de la provincia: “Después de la pandemia nos dimos cuenta que tenemos poco o casi nada de estos productos, porque la mayoría de los alimentos vienen desde Mendoza. Este emprendimiento es algo bueno para la provincia, especialmente para que la gente vea que se pueden hacer muchas cosas acá en San Luis, aunque se necesita algún apoyo inicial porque son cosas caras”.

 

 

Tras la pandemia nos dimos cuenta que tenemos pocos de estos productos, porque la mayoría de los alimentos vienen desde Mendoza. Carolina Lacerda

 

"Si bien al principio algunas verdulerías no recibían al productor, nos hicimos conocidos entre la gente porque íbamos a la Feria de Pequeños y Medianos Productores que organiza el Gobierno provincial. Estuvimos en el Parque de las Naciones y en Villa Mercedes. Con un stand que nos ponía el Ministerio de Producción, mostramos nuestras lechugas y rúculas y eso nos permitió explicarle a la gente de qué se trataba la producción hidropónica y sus beneficios. Esas ferias nos ayudaron mucho porque la gente empezó a pedir el producto en las verdulerías, hasta que llegó el momento en que no pudimos participar más de las ferias porque ahora sembramos lo que ya tenemos vendido".

 

 

Sistema de raíz flotante

 

Las plantas, sostenidas por alguna estructura flotante (por lo general, placas de poliestireno expandido perforadas), se encuentran con sus raíces inmersas en la solución nutritiva, la cual se remueve con una bomba de aire o agua. La removilización de la solución nutritiva es importante para asegurar la buena oxigenación de esta. Este tipo de sistema se adapta muy bien para hortalizas de hoja.

 

Aunque el cultivo hidropónico se realiza íntegramente en agua, con los nutrientes disueltos en ella formando la llamada solución nutritiva, el consumo hídrico puede reducirse hasta un 80% respecto de un cultivo tradicional. Esto se debe a que se optimiza el uso del agua evitándose las pérdidas por infiltración.

 

 

Comienzos. Las ferias de Pequeños y Medianos Productores los hicieron conocidos.

 

 

Los beneficios del cultivo hidropónico

 

El uso de cultivos hidropónicos aumenta la eficiencia de absorción de agua y nutrientes por parte de la planta debido a que se encuentra en contacto directo con las raíces, de esta forma el organismo no sufre estrés hídrico y de esta manera tampoco destina recursos energéticos y químicos en desarrollar raíces cada vez más largas con el objetivo de buscar nutrientes y agua.

 

Entonces por medio de esta técnica se experimentan mayores rendimientos y velocidades de crecimiento.

 

 

Mayor eficiencia. Por medio de la técnica de hidroponía se obtienen mayores rendimientos y velocidad de crecimiento.

 

 

Entre los beneficios de la hidroponía, se destaca la habilidad de producir mayores rendimientos que el cultivo tradicional agricultor y libre de agroquímicos a través del control biológico o a través de la utilización de productos aprobados.

 

También la solución de nutrientes puede ser reciclada y reutilizada en otras áreas con cultivos, produce mayor densidad de cultivo por unidad de área, se puede cultivar todo el año y promociona la concientización del cuidado del medio ambiente.

 

Los sistemas cerrados de recirculación permiten un mejor control de los nutrientes y de esta manera las plantas reciben lo que necesitan, aunque puede variarse las fórmulas de nutrientes para ajustar las necesidades de cada etapa.

 

Otros beneficios de esta técnica se destacan porque las plantas cultivadas en hidroponía tienen más resistencia a la peste, proporcionan una mejor calidad de cultivos, eliminan la necesidad de usar agroquímicos, el gusto es superior y mucho más saludable que en cultivo en tierra y es amigable con el medio ambiente.

 

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