El bajo crecimiento como norma
Una “nueva normalidad” de bajo crecimiento aparece en la economía mundial, en un contexto de revolución tecnológica acelerada y descontento social.
El informe de ONU Comercio y Desarrollo (Unctad) indica que las tasas de crecimiento económico proyectadas permanecerán en solo 2,7% para 2024 y 2025, por debajo del promedio anual de tres por ciento entre 2001 y 2019 y en contraste marcado con el crecimiento promedio de 4,4% observado en los años previos a la crisis financiera global de 2007-2009.
Para las economías en desarrollo, esta desaceleración es aún más aguda. Mientras que crecieron a un impresionante 6,6% entre 2003 y 2013, su crecimiento promedio ha caído a solo 4,1% entre 2014 y 2024.
Excluyendo a China, el panorama es aún más sombrío: el crecimiento en el Sur global promedió solo 2,8% en la última década.
Al mismo tiempo, los países en desarrollo han visto aumentar sus cargas de deuda en 70% entre 2010 y 2023.
Eso pone a muchos países en riesgo de asumir medidas de austeridad que podrían socavar el progreso hacia un desarrollo inclusivo.
La Unctad llamó a replantear las estrategias de desarrollo ante la desaceleración económica global y el aumento del descontento social, ya que el bajo crecimiento, la alta deuda, la débil inversión y la fragmentación del comercio global están exacerbando las divisiones económicas entre los países industrializados y en desarrollo.
Ello en un contexto de revolución tecnológica acelerada, lo que exige un enfoque renovado para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo.
El crecimiento del comercio Sur-Sur, la transición verde y la demanda de minerales críticos pueden abrir oportunidades de crecimiento para los países en desarrollo, pero requerirán nuevas políticas y apoyo multilateral para enfrentar los desafíos de la deuda, el medio ambiente, el comercio y la inversión.
Una tesis es que la acción multilateral, y una revisión de la arquitectura financiera internacional, son esenciales para abordar los desafíos y apoyar un crecimiento sostenible e inclusivo.
El informe resalta cómo la inflación posterior a la pandemia de Covid-19, impulsada por interrupciones en las cadenas de suministro y el poder de mercado concentrado en sectores clave como la agricultura y la energía, ha erosionado el poder adquisitivo en los países en desarrollo.
Los ingresos de los hogares disminuyeron ocho por ciento desde 2020 debido a la inflación, lo que ha resultado en un descontento social generalizado en todo el mundo.
La solución requiere una acción coordinada para estabilizar los precios, expandir el espacio fiscal, frenar las prácticas anticompetitivas y promover un crecimiento inclusivo.
A pesar de los desafíos, el crecimiento del comercio Sur-Sur y la transición verde son oportunidades clave para los países en desarrollo.
La transición verde presenta nuevas vías de crecimiento, sobre todo con el aumento de la demanda de minerales críticos y materias primas, que están principalmente en África y América Latina, y que son esenciales para impulsar la transición hacia vehículos eléctricos, energía renovable y la economía digital.
El informe registra cambios significativos en la estructura del comercio global. Aunque los bienes aún representan más de 75% del comercio total, el comercio de servicios ha crecido rápidamente, expandiéndose a una tasa de cinco por ciento en términos reales desde 2023.
El bajo crecimiento como norma, también brinda nuevas oportunidades.


Más Noticias