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Ante el avance de la chicharrita del maíz dan pautas para frenarla

En el INTA aseguran que las altas temperaturas y las abundantes precipitaciones, junto con el escalonamiento en las fechas de siembra fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración de esta plaga.

Por María José Rodríguez
| 24 de marzo de 2024
Enemiga. El insecto que tiene entre 3 y 4 milímetros, es amarillo y tiene dos manchas negras en la cabeza. Foto: INTA Informa.

Frente al avance de la chicharrita del maíz, técnicos del INTA brindaron recomendaciones para reducir el impacto en los cultivos, de cara a la próxima campaña. La plaga, que produce la enfermedad del achaparramiento y genera problemas en la fisiología y en el desarrollo de las plantas, inició en el norte argentino, se expandió hasta la zona núcleo y de ahí llegó hasta San Luis. Según los investigadores Diego Szwarc, del INTA Reconquista en Santa Fe; y Belén Bravo del INTA San Luis, las condiciones de un invierno benigno, más las altas temperaturas, las abundantes precipitaciones y un escalonamiento en las fechas de siembra, fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración del vector.

 

Szwarc dijo que “en la actual campaña cobró importancia una enfermedad conocida como el achaparramiento del maíz (corn stunt), producida por el Mollicute Spiroplasma kunkelii, un tipo de bacteria transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis que actúa como vector”. 

 

También explicó que “la chicharrita es endémica de la zona norte argentina, tanto del noroeste como del noreste” y, si bien su aparición se da todos los años en estas zonas, “durante esta campaña, se detectaron desde muy temprano porque tuvimos un invierno muy cálido, con pocas heladas y de baja intensidad. En consecuencia el insecto sobrevivió a esas condiciones y estuvo presente en los primeros maíces, aumentando su crecimiento poblacional”.

 

El especialista aseguró que otro factor que intervino fue la siembra escalonada. “Los primeros maíces se siembran entre agosto y septiembre en el norte de Santa Fe y más hacia el sur se empiezan a sembrar en septiembre y así sucesivamente. El insecto necesita del maíz para alimentarse y sobrevivir. Este escalonamiento ayudó a que la chicharrita, migre y siempre encuentre el cultivo en un estado óptimo para su crecimiento, desarrollo”.

 

En cuanto a la reciente aparición de la plaga en San Luis, Bravo explicó que “los primeros indicios y visibilización de la chicharrita comenzaron en febrero en Quines y Candelaria, dos localidades ubicadas al norte de la provincia, mientras que en Tilisarao y en el Valle del Conlara, se reportó por primera vez a comienzos de marzo, sin síntomas visibles en las plantas”.  

 

Para el investigador de Reconquista, la clave está en el manejo ya que “en Argentina no existen umbrales de acción para el control de Dalbulus maidis”. Frente a este escenario brindó algunas recomendaciones: “es fundamental restringir el alimento para la plaga, para esto hay que eliminar malezas gramíneas huéspedes y las plantas de maíz guachas o voluntarias para reducir la población invernante”. Para lograrlo aconsejó “escoger materiales tolerantes al insecto vector, acotar, en lo posible, fechas de siembra para evitar coincidir el período susceptible del maíz con los picos poblacionales de chicharrita”. 

 

Además, según las condiciones climáticas, explicó que resulta importante aplicar curasemillas que protejan al cultivo durante los primeros diez a veinte días.

 

Szwarc agregó que, si bien las siembras de primavera escapan a la enfermedad, facilitan la reproducción del insecto y de la patología, lo que incrementa el riesgo para las siembras tardías de verano.

 

A las recomendaciones, Facundo Ferraguti, coordinador de la Red Nacional de Maíz del INTA, destacó la importancia de “elegir híbridos con buen comportamiento para esta enfermedad, así como escalonar menos las siembras y controlar los que son los maíces voluntarios o guachos por pérdidas de cosecha, por prolongar el tiempo de maíces tardíos a campo donde aumentan la caída de espigas y producción de maíz guacho”. 

 

Puntualmente para San Luis, Bravo recomendó a los productores “estar muy atentos, tomar precauciones y tener en cuenta las condiciones ambientales del invierno próximo, ya que es la primera vez que aparece esta plaga en la provincia. Habrá que mantener los lotes libres de plantas voluntarias de maíz, monitorear malezas aledañas a los lotes cosechados de maíz para conocer si sobrevive o utiliza las mismas para pasar los meses fríos”. 

 

Además la especialista indicó que actualmente “estamos muestreando para determinar severidad de síntomas en ensayos de híbridos de maíz, para luego relacionarlos con rendimientos, para conocer un poco cómo se comportan los materiales que se usan comúnmente en San Luis frente a estos síntomas. En principio a grandes rasgos, todos los materiales son afectados, todos tienen síntomas, habrá que ver cómo se ve afectado su rendimiento. Esta es una plaga que tenemos que empezar a conocer para tener mayor precaución el año que viene”, concluyó.

 

 

Detalles de la plaga

 

La bacteria Spiroplasma kunkelii, es una enfermedad transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis. Es un insecto que tiene entre 3 y 4 milímetros de longitud, es amarilla y tiene dos manchas negras redondas sobre el vértice de la cabeza. Los individuos adultos se alojan en hojas o tallos y las ninfas jóvenes prefieren las hojas jóvenes de cogollo de la planta. La hembra pone en promedio 480 huevos en toda su vida. 

 

“Su alta movilidad le permite colonizar rápidamente lotes recién implantados”, explicó Szwarc, y agregó que “durante la primavera las poblaciones crecen a medida que las temperaturas máximas se incrementan”.

 

Según explicó el especialista del INTA Reconquista, “entre noviembre y mayo, las chicharritas tienen al menos cinco generaciones y los adultos provenientes de la última generación sobreviven el invierno en malezas, maíz guacho o cultivos como trigo y colonizan los cultivos de maíz durante la primavera siguiente”.

 

Los síntomas de achaparramiento del maíz aparecen entre las 2 y 5 semanas después de la inoculación y se vuelven más severos con el tiempo en las partes más nuevas de las plantas a medida que se desarrollan. En ocasiones, los síntomas son similares a los causados por deficiencias nutricionales o por alguno de los otros patógenos del maíz. De allí la necesidad de “la confirmación de laboratorio para un diagnóstico preciso. Sin embrago, cuando se aprecian los síntomas en las plantas es tarde para tomar cualquier medida de control”, remarcó Szwarc.

 

Sobre los efectos causados por la enfermedad en los maíces Szwarc, remarcó que “cuando vemos qué pasó con la enfermedad o con todo este complejo de achaparramiento, en maíces sembrados temprano en la zona norte, hay una incidencia de entre 5 % a un 20-25 % de plantas con síntomas, en su mayoría leves y muy pocos con síntomas graves”. A nivel de lote, muchas veces, es complejo estimar el impacto de la enfermedad porque no es el único factor que incide en el rendimiento: sequía, manejo de malezas, híbrido, otras plagas también afectan el resultado del cultivo.

 

El profesional agregó que “los síntomas leves incluyen hojas con rayas cloróticas que aparecen cerca de la base y se extienden hacia las puntas. Además, las hojas pueden mostrar enrojecimiento o deformaciones en los márgenes. Los síntomas graves aparecen como entrenudos acortados, exacerbada prolificidad y aparición de espigas múltiples infértiles, acortamiento del período de llenado de granos, con la consecuente caída del peso de estos y en ataques severos, la muerte prematura de plantas”.

 

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