Avanza la cosecha de maíz en San Luis con promedios regulares
Cuando ya se levantó más del 70% de las 345 mil hectáreas aptas, el rinde no supera los 5 mil kilos por hectárea; más bajo que los registros históricos, pero mejor que la pésima campaña pasada, que promedió los 3.700 kilos.
El maíz es el cultivo que en San Luis ocupa la mayor superficie entre los que se siembran en primavera y verano. En la provincia, también adquiere especial relevancia, porque a más del 70% de lo cosechado se le agrega valor y se elaboran varios subproductos, como los jarabes que salen de Cargill (ex Glucovil) y el bioetanol y burlanda que elabora la planta de Villa Mercedes.
El maíz es el cultivo que en San Luis ocupa la mayor superficie entre los que se siembran en primavera y verano. En la provincia, también adquiere especial relevancia, porque a más del 70% de lo cosechado se le agrega valor y se elaboran varios subproductos, como los jarabes que salen de Cargill (ex Glucovil) y el bioetanol y burlanda que elabora la planta de Villa Mercedes.
La actual cosecha de maíz en los campos puntanos supera el 50% de un total de 345 mil hectáreas aptas y el rinde no supera los 5 mil kilos por hectárea, más bajo que los registros históricos, pero mejor que la pésima campaña pasada.
Según el último relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), en el ciclo que termina se perdieron en San Luis 6.350 hectáreas.
Si bien lo obtenido hasta ahora es bajo para los promedios históricos, fue muy superior a lo cosechado el año pasado, cuya marca fue de 3.790 kilos por hectárea, el más bajo de los últimos doce años.
En la campaña anterior se sembraron 354 mil hectáreas, de las cuales se perdieron 37.180 producto de una feroz sequía.
Desde 2011 a la fecha, la mejor cosecha se dio en 2017, cuando se obtuvieron 7.560 kilos por hectárea.
La producción de maíz, el principal cultivo de la provincia, viene en aumento desde hace más de una década. En la campaña 2021/2022 se sembraron 320 mil hectáreas y se produjeron 1.877.200 toneladas de maíz.
Por su parte, la producción de soja en 2021/2022 fue de 480 mil toneladas y la de trigo, de 14.250 toneladas.
Tanto el maíz como la soja ocupan un rol central en la estructura exportadora de la provincia: en 2022, las ventas de cereales al exterior superaron los U$S 300 millones (un 36% de todo lo exportado), mientras que las semillas y frutos oleaginosos superaron los U$S 50 millones (un 7% del total), según datos oficiales
nacionales.
La estructura productiva primaria es heterogénea para todos los cultivos. Si bien involucra a una importante cantidad de productores, una porción minoritaria explica gran parte de la producción registrada.
El “achaparramiento” del maíz, transmitido por la chicharrita, tuvo incidencia en la región semiárida central en la campaña 2023/24 desde febrero, aproximadamente, describió Jorge Mercau, del Programa Ecofisiología y Agroecosistemas de la Estación Experimental del INTA San Luis.
El profesional hizo una evaluación de lo ocurrido durante la jornada agrícola que la entidad realizó recientemente y detalló que el ataque generó síntomas y daño en los lotes, en un contexto regional donde fue prevalente el estrés hídrico (en secano) y térmico (fin de enero-inicio de febrero) que redujo crecimiento, número y peso de granos en el cultivo.
Además, todavía en mayo se detectó Dalbulus en maíz guacho, que empieza a helarse hacia el sur, pero no todavía al norte de la provincia de San Luis.
"La pregunta central para la región, donde hoy se siembran casi dos hectáreas de maíz por cada una de soja en las secuencias agrícolas más utilizadas, es si bajará el maíz en la parte del semiárido central con clima pampeano frío (sur y este de San Luis, sudoeste de Córdoba y noroeste de La Pampa)", señaló.
Consideró que si bajase de 2 de maíz y 1 de soja, hasta una relación 1 a 1, tanto soja, como girasol y sorgo podrían crecer en área, porque serían viables económicamente, según plantearon varios profesionales y productores de la región: "Sin embargo, respecto de la expectativa normal de maíz en la región, hay consenso que implicará resignar margen bruto económico".
En cambio, dijo, si bajase de una relación 1 a 1, implicará un aumento del riesgo de erosión eólica en la campaña 2025/26.
"La generación continua de cobertura en la secuencia maíz-soja es clave para minimizar este riesgo en la región semiárida. En ese escenario, las alternativas planteadas son sembrar sorgo, en algunos lotes críticos en la campaña 2024/25, y/o planificar cultivos de cobertura en la 2025/26, en lotes donde haga falta detrás de parte de lo que se sembró con soja o girasol", advirtió el profesional.
Para Mercau, en zonas con napa, el doble cultivo de cosecha es una alternativa en la región, en un diseño particular, aceptando perder el cultivo de invierno en uno cada dos años.
Durante una reciente jornada del INTA, se intercambiaron ideas sobre otros dos cultivos de verano: "El maní en la región es una alternativa razonable para los que riegan con pivote, dado que el cultivo ofrece un muy buen margen. En secano el riesgo de erosión eólica es muy alto, dado que la implantación de cobertura al arrancado en la región depende mucho de las lluvias, improbables, y la coordinación arrancado-cosecha".
“Habiendo agua en perfil, infrecuente hoy por las escasas lluvias otoñales, o con riego, el maíz temprano (10-25 de octubre) en el pampeano frío es una alternativa. Muy posiblemente, la oferta de maíz será menor a la demanda local, lo que hace atractiva su siembra. Que la campaña sea Niña, lo que es todavía muy incierto, no tiene importancia para esta decisión en nuestra zona. En cambio, es interesante que, con buena agua inicial, la variabilidad de su rendimiento tiene baja relación con el maíz tardío, una buena opción para diversificar el riesgo en el cereal”, evaluó Mercau.
El maíz es el cultivo que en San Luis ocupa la mayor superficie entre los que se siembran en primavera y verano. En la provincia, también adquiere especial relevancia, porque a más del 70% de lo cosechado se le agrega valor y se elaboran varios subproductos, como los jarabes que salen de Cargill (ex Glucovil) y el bioetanol y burlanda que elabora la planta de Villa Mercedes.
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