Aseguran que hay pruebas contundentes contra los acusados de matar al tatuador

Pruebas fílmicas contundentes comprometen a los dos imputados por el crimen del reconocido tatuador puntano, asesinado  hace poco más de una semana en la capital puntana en cercanías del Puente Blanco.

Para la fiscalía no hay dudas: Omar Becerra, de 22 años, y su hermano, de 17, fueron quienes, el 22 de febrero, mataron a puñaladas a Cristian Esquivel. Lo asesinaron "con un nivel de violencia brutal", con un arma blanca que clavaron en su cuerpo siete veces, con algunas estocadas que alcanzaron una profundidad de hasta 17 centímetros. Todo lo hicieron con el único propósito de robarle, objetivo que al final no llegaron a concretar. Los fiscales Francisco Assat y Juan Pablo Díaz Estopiñán están seguros de su hipótesis porque entre las pruebas que complican a los hermanos están los registros de las cámaras de seguridad: una captó a los imputados cuando seguían a la víctima y otra registró sus gritos en el momento del apuñalamiento.

Ambos sospechosos estaban detenidos desde la mañana del viernes, cuando la Policía requisó tres domicilios vinculados a la causa. Pero desde ayer, tras la audiencia de formulación de cargos en su contra, solo uno de ellos continúa en el calabozo de una comisaría: el más grande de los Becerra; el otro, en cambio, recuperó la libertad.

Esto último se dio luego de que Sebastián Privitera, defensor de Niñez 1, le planteó al juez de Garantías de San Luis, Marcos Flores Leyes, que él no es competente para decidir sobre el menor de edad. El letrado también señaló que sentía que la fiscalía no había fundamentado los requisitos suficientes para mantener la medida de coerción contra el adolescente.

Esencialmente por el primer punto señalado por el defensor de menores, Flores Leyes se declaró incompetente para resolver sobre el chico, giró las actuaciones al Juzgado Penal Juvenil y ordenó su inmediata libertad.

Antes de que el magistrado decidiera de esa forma, Assat y Díaz Estopiñán habían solicitado que los hermanos fueran encarcelados por "Homicidio criminis causa", es decir, un asesinato que es cometido para consumar otro delito, para procurar la impunidad para sí o para otro, o por no haber logrado otro delito, que en este caso sería el robo.

Los representantes del Ministerio Público Fiscal (MPF) repasaron que para llegar a los sospechosos fueron cruciales un domo ubicado en Héroes de Malvinas y Riobamba, a 80 metros de la casa de la víctima, y la videocámara de una estación de servicio Shell.

Díaz Estopiñán dijo que el tatuador de 49 años había salido de su vivienda de Riobamba 943. Caminó hasta la esquina de Héroes de Malvinas, dobló hacia mano izquierda y, en ese momento, uno de los aparatos registró a los imputados, quienes le seguían el paso a Esquivel desde atrás, cruzando a pie por Riobamba.

"A las 3:42, uno de los aparatos captó a uno de los acusados apresurando el paso, perdiendo de vista a todos los implicados durante dos minutos", indicó el fiscal.

Calculan que en ese lapso de tiempo el hombre fue asaltado y, como no pudieron robarle, lo apuñalaron. Eso lo confirman, en parte, los rastros de sangre en Héroes de Malvinas 361 y 381, donde le ocasionaron las primeras heridas, relató. "Allí lo hirieron y le produjeron un sangrado que hizo regresar a Esquivel sobre sus pasos, hasta escasos metros de Riobamba 545", dijo.

Allí, una de las filmadoras, que tiene la singularidad de registrar también audio, grabó tanto a la víctima como a sus atacantes. "Si bien no se podía ver el video (porque el ángulo de la cámara apuntaba a otro lado), se empiezan a escuchar desde las 3:45 hasta las 3:46 los gritos de dolor; a la vez, insultos y un 'pará, pará' del damnificado. Pero ante la resistencia de Esquivel, los imputados siguieron acuchillándolo", detalló.

Como no lograron sustraerle nada, huyeron, y fue el mismo aparato que registró el audio el que después los captó huyendo mientras gritaban "vamos, vamos", por la misma calle y luego, doblando por Narciso Gutiérrez.

Los aparatos grabaron con precisión la vestimenta de cada uno de los atacantes. Coincidían en todo con las prendas que les secuestraron a los Becerra en los allanamientos que hicieron la mañana del viernes.

Mientras el destino del más joven de ellos será decidido por un juzgado juvenil, el más grande de los hermanos permanecerá detenido, en principio, por ocho días.

Redacción/MGE