Los costos por no combatir el hambre y la malnutrición en América Latina y el Caribe pueden ser más altos que los costos de garantizar la seguridad alimentaria y una mejor nutrición.
El gasto producido por la inacción ante el impacto del hambre y la malnutrición en la región representa en promedio el 6,4% del Producto Interno Bruto (PIB) de los países estudiados en el informe: “Financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe”.
Ello por el peso que representan para las economías y las sociedades de la región los problemas de malnutrición, que incluyen desnutrición, sobrepeso y obesidad.
En contraste, el promedio del costo de trabajar para cerrar la brecha de ingresos con transferencias para el acceso a dietas saludables, sin incluir costos de gestión e implementación, es de 1,5% del PIB.
El PIB regional fue estimado en 2022 por el Banco Mundial en 6,3 billones (millones de millones) de dólares.
Resulta inaceptable que las poblaciones más vulnerables sigan pagando un costo tan alto por cuenta de la desnutrición, sobrepeso y obesidad o doble carga de la malnutrición, cuando el continente produce suficientes alimentos para alimentar a toda su población.
El documento realza la necesidad de estimar los costos necesarios para implementar nuevas políticas, programas e intervenciones, como elemento previo al análisis del financiamiento de la seguridad alimentaria y la nutrición.
Alinear las políticas sociales, económicas y comerciales y los objetivos de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición es fundamental, más aún cuando el gasto en alimentos representa el 22% del PIB.
Los hogares latinoamericanos y caribeños consumieron, entre 2015 y 2021, unos 900.000 millones de dólares anuales en alimentos, a lo que deben agregarse los gastos en alimentación fuera del hogar, unos 250.000 millones, para totalizar 1,2 billones, cerca de la cuarta parte del consumo regional total.
El hambre afecta a una porción importante de la población: en América del Sur, a 26,8 millones de personas (6,1% de su población); en Mesoamérica, a 9,1 millones (5,1%), y en el Caribe, a 7,2 millones de personas (16,3% de sus habitantes).
Por otra parte, la inseguridad alimentaria moderada o grave fue de 36,4% en América del Sur, de 34,5% en Mesoamérica y de 60,6% en el Caribe.
La falta de ingresos para acceder a una dieta saludable y nutritiva está entre las principales causas del hambre y la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe. De hecho, esta región tiene la dieta saludable más cara del mundo.
La incidencia de la pobreza extrema en la región fue del 11,4% en 2023, lo que significa que más de 70 millones de personas en la región no tienen ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos.
Esa incidencia es más alta entre las mujeres, los pueblos originarios y las personas que viven en zonas rurales.
Es imperativo fomentar políticas públicas inclusivas y promover una mejor focalización del gasto público, capaz de impactar directamente a las poblaciones en situación de vulnerabilidad.
Latinoamérica debe erradicar el hambre.


Más Noticias