Los trabajadores humanitarios que están en primera línea de los conflictos en el mundo están siendo asesinados en un número sin precedentes, destacó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) en su último reporte.
Con 280 trabajadores muertos en 33 países el año pasado, 2023 fue el año más mortífero registrado por la comunidad humanitaria mundial, destacó la entidad de la (ONU).
Esa cifra escandalosamente alta representa un aumento del 137% en comparación con 2022, año en el que murieron 118 trabajadores humanitarios.
El año 2024 puede ir camino de ser aún más mortífero. Hasta el 7 de agosto, 172 trabajadores humanitarios fueron asesinados, según el recuento provisional de la base de datos Aid Worker Security Database.
Más de la mitad de las muertes en 2023 ocurrieron entre octubre y diciembre, en los tres primeros meses de hostilidades en la Franja de Gaza, y en su mayoría como consecuencia de ataques aéreos llevados a cabo por Israel.
La mayoría integraban el personal de la agencia de la (ONU) para los refugiados palestinos (UNRWA en inglés) y cuyo nombre oficial es Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Medio Oriente.
Los niveles extremos de violencia en Sudán y Sudán del Sur también contribuyeron al trágico número de víctimas mortales, tanto en 2023 como en 2024. Asimismo, muchos trabajadores humanitarios siguen detenidos en Yemen.
En todos estos conflictos, la mayoría de las víctimas son personal nacional.
La (ONU), dijo que “la normalización de la violencia contra los trabajadores humanitarios y la falta de rendición de cuentas son inaceptables, inconcebibles y enormemente perjudiciales para las operaciones de ayuda en todo el mundo”.
La (OCHA) y las restantes agencias humanitarias de la (ONU), más 413 organizaciones no gubernamentales de decenas de países, enviaron además una carta a la comunidad internacional pidiendo el fin de los ataques contra civiles, la protección de todos los trabajadores humanitarios, y la exigencia de responsabilidades a los autores.
En la carta que recibirán los Estados miembros de la (ONU), señala que “las brutales hostilidades que estamos presenciando en múltiples conflictos en todo el mundo han sacado a la luz una terrible verdad: vivimos en una era de impunidad”.
Destacan que “los ataques que matan o hieren a civiles, incluido el personal humanitario y sanitario, son devastadoramente frecuentes. Sin embargo, a pesar de la condena generalizada, las violaciones graves de las normas de la guerra quedan impunes con demasiada frecuencia”.
“Este statu quo es vergonzoso y no puede continuar”, aseguran los firmantes.
La misiva también expone que las organizaciones dirigidas por mujeres y el personal humanitario femenino enfrentan riesgos únicos y a menudo mayores, por el mero hecho de ser mujeres, mientras el impacto en la salud mental de civiles y trabajadores humanitarios ha alcanzado niveles sin precedente


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