Explotación y "ninguneo": el calvario de los recolectores de residuos de La Punta
Aseguran que vienen de sufrir un recorte brutal de personal y ahora les duplicaron el trabajo. Además, remarcan que les bajaron el sueldo y que tienen que padecer en carne propia el maltrato de las autoridades. Todos los detalles de un caso plagado de precarización laboral.
La "basura" en La Punta desborda, pero no son los deshechos en sí mismos los que pululan, es la indignación de los recolectores de residuos lo que realmente está rebosando. Un combo explosivo de mayor carga de trabajo, salarios reducidos drásticamente y el despido abrupto de 120 compañeros, ha llevado a este sector esencial a su punto de quiebre. Para estos trabajadores, a menudo ignorados y subestimados, la situación no es solo difícil, es insostenible, revelando una profunda crisis laboral dentro del Municipio. Apuntan a Luciano Ayala como el máximo responsable del "ninguneo".
Tomás Lautaro Escudero es un joven de esa ciudad que se desempeñaba en la recolección de residuos, pero que fue despedido a mediados de febrero de este año (bajo condiciones cuestionadísimas y persecución). Si bien ya no se desempeña en la Comuna, le llegan múltiples quejas y reclamos de gente que encuentra en él un canal de escape, de catarsis, ante el silencio abrumador de los funcionarios municipales. Es así que confirmó el drama que atraviesan los trabajadores, quienes prefieren el anonimato ante el miedo de quedar sin empleo.
"El contexto ya no da para más. Para entender, antes el recorrido de los recolectores se daba en tres grupos compuestos por cinco personas cada uno, bajo un trayecto dividido en dos: uno por la mañana y uno por la noche. Sin embargo les han reducido el personal y ahora son tres personas en cada grupo, literalmente los están explotando, los están matando", lamentó.
Los empleados están cansados, física, mental y emocionalmente. Solo ellos saben el calvario que viven. Hacer los recorridos de a tres personas, es algo absolutamente inhumano. Y es tal la carga laboral, el esfuerzo que demanda la tarea, que aunque incorporaron a compañeros nuevos, solo duraron cuatro días, no soportaron las exigencias. No es exageración, al personal le "tiemblan las piernas", es muy sacrificado el trabajo, aún más en medio de la explotación y la precarización. Sin contar además que salen en horarios inadmisibles, en medio de las bajas temperaturas.
"Hace unos días atrás, tuvieron una reunión con Luciano Ayala. Le plantearon que no se puede trabajar en esas condiciones, le dijeron el drama de los sueldos y la ropa y le comentaron que el camión vive roto. Estaba Federico Haller, director de Servicios Públicos. Al parecer, Haller quedó con bronca con los chicos. Y lejos de las promesas, echaron a 120 personas, bajaron los sueldos y aumentaron el trabajo", apuntó Escudero.
Por lo pronto, los recolectores resisten como pueden el drama laboral pero la continuidad del servicio pende de un hilo. Habrá que ver si las autoridades se dignan a tomar medidas en favor de su propio personal, en beneficio de quienes más necesitan una acción honrable.


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