Ricardo Torres, el forense que le hizo la autopsia a un taxista y una pasajera que fueron hallados muertos el jueves en el vehículo varado en un badén por el agua de lluvia, recordó ayer que el monóxido de carbono es llamado “el asesino silencioso” porque es un gas tóxico que pasa inadvertido por su falta de olor y color. Y justamente su imperceptibilidad lo hace letal. Su experiencia y lo que observó durante el examen que hizo en la morgue le indican que el chofer Francisco Pérez y su pasajera, Nilda Mercau, fallecieron por una asfixia, al inhalar ese gas mientras estaban atrapados en el rodado, en la zona sur de la ciudad de San Luis.
De todos modos, para corroborar el diagnóstico que dio junto a su colega Luis Paulo Lucero Arienti, los especialistas de la Policía analizarán las muestras de sangre extraídas a las víctimas. “Estimo que el resultado puede tardar unos 13 o 14 días, porque la Policía Científica no había conseguido el reactivo especial que debe usar –explicó ayer Torres en un contacto telefónico–. Si no pueden hacerlo, pediremos que lo hagan los profesionales de la Universidad Nacional de San Luis”.
Con esa prueba podrán establecer “el nivel de toxicidad presente en el torrente sanguíneo”, dijo el secretario del Juzgado Penal Nº 2, Ariel Parrillis.
El resultado del análisis le llegará al forense, y podría corroborar su presunción. Y él luego se lo elevará al juez Penal Nº 2, Jorge Sabaini Zapata.
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