Asaltantes arrastraron a una mujer y le quebraron un brazo

Faltaban 20 metros para que María Azucena Pascuali llegara a su casa, en el barrio Parque las Naciones, cuando vio a dos hombres en una moto negra. El que iba atrás, un chico de unos 17 años, le agarró la cartera al vuelo. Azucena, aunque sorprendida, no se achicó. Se aferró al bolso y la motocicleta la arrastró un par de metros, hasta que los ladrones consiguieron dejarla en el camino y escapar con sus pertenencias. En el tirón, María Azucena se fracturó el brazo derecho. Quedó tirada en la calle, con las ropas enlodadas, el cuerpo dolorido y el espíritu devastado por el arrebato.
El miércoles a las 20 “Susi” Pascuali, una docente de 52 años, fue a una farmacia ubicada en la calle Catamarca, a una cuadra y media de su casa, en 25 de Agosto y Cuba.
Regresaba a su casa por 25 de Agosto con una bandolera marrón con estampado rosa y tachas, en la que llevaba la tarjeta de débito, el documento de su hijo de 17 años, los carné de la obra social de ambos, 240 pesos que sus alumnos le habían dado para que comprara unas cartillas de estudio, y los anteojos recetados, que había estrenado dos días antes.
Caminaba por el cordón de la vereda cuando se le arrimó la motocicleta oscura de porte chico. “No sé cómo no me di cuenta de que querían robarme. Quizás fue porque pensé que iban a entrar a un galpón, en una casa donde hay camiones de desagote. De repente sentí el jalón. Intenté retener el bolsito, pero me parece que la correa no aflojó, y me arrastraron unos metros, en la calle”, contó.
“Me desprendí de la cartera y caí en la calle –continuó–. Sólo sé que los insulté y sentí un dolor terrible en el brazo”. Sufrió golpes en la mano izquierda, raspones en las rodillas y quedó con un gran hematoma sobre el ojo derecho.
"Susi" tampoco pudo indicar con exactitud qué pasó en los minutos inmediatamente posteriores o cuánto tiempo transcurrió hasta que la auxiliaron. Sólo recordó que la ayudaron un chico que paseaba a su perro y un joven policía que se mudó hace poco a un departamento al frente de su casa.
Ese efectivo llamó a la ambulancia que la llevó al Hospital San Luis. Antes de que llegara el auxilio, se acercaron vecinos y el esposo y el hijo de “Susi”. La taparon con una frazada: el frío de la noche y la humedad que había dejado la llovizna la entumecían.
Algunos vecinos aseguraron que los “motochorros” doblaron en la calle Cuba, a alta velocidad. El conductor de la moto se escondía tras un casco. Su cómplice se cubría la cara con la capucha del buzo gris que vestía.
La víctima dijo que los médicos le hicieron placas, le colocaron un suero con calmantes y le explicaron que deben hacerle una cirugía para colocarle una prótesis, “porque la fractura está entre el hombro y el brazo, es decir, no se puede enyesar”.
“Me dijeron que podría quedarme así, y esperar a que en 90 días el hueso se suelde. La otra opción es que me operen, y en dos semanas ya estaría bien”, dijo. Le indicaron calmantes, reposo y el uso de un cabestrillo. Tanto es el dolor que ahora cualquier tarea simple y cotidiana, como lavarse la cara, le resulta imposible de ejecutar.