"El bullying es una agresión que puede llevar al suicidio"

A Juan Carlos Calabria le gustan las luces y el centro del escenario. Como abogado, se mueve como el mejor pez en las encrespadas aguas que proponen los casos judiciales más mediatizados y polémicos. Uno de ellos, que él jura que no quiso tomar de entrada aunque después terminó conmovido por la situación, es el del probable ejercicio de bullying en contra de un alumno de un colegio católico de la Villa de Merlo por el simple hecho de ser vegetariano.

"Es la primera vez que alguien demanda no sólo al colegio, también a los padres del agresor"

Como buen profesional, Calabria se sumergió a fondo en la cuestión de la violencia escolar y puso en el banquillo no sólo a la escuela, sino también a los padres del supuesto agresor, lo que llevó a recibir esos reflectores que tanto parece disfrutar. “Realmente no sabía nada sobre el tema y no quería tomar el caso, pero leer el informe psicológico que le hicieron al chico me llevó a cambiar de opinión y tratar de conseguir justicia, porque nadie merece sufrir así y durante tantos años sin que las instituciones educativas por las que pasó hubieran hecho nada para subsanarlo”, cuenta sentado en su oficina del centro puntano, donde pasa parte de la semana judicial, el resto lo hace en Merlo y en Buenos Aires.

La demanda la inició en 2012 y hoy todavía está en curso, trabada por la negativa de la escuela de que los compañeros del menor agredido declaren en Cámara Gesell. “Para mí es primordial que lo hagan, ellos fueron testigos directos de todo lo que pasó este nene día por día, pero la estrategia del colegio es negar, esconder, decir que ‘es un chico raro’ para no hacerse cargo de no haber intervenido a tiempo”, dice el abogado, quien también lleva adelante otra causa muy cara a los sentimientos de Merlo, como fue la muerte de dos hombres en un incendio intencional en las sierras de los Comechingones.

Considera que el impacto mediático fue más fuerte “porque es la primera vez que la demanda, además de al colegio actual incluye al anterior, porque esto viene de larga data; y también a los padres del menor agresor como responsables de su conducta. Es lo mismo que si le das un auto al pibe, choca y mata. Es responsabilidad de los adultos, en este caso también”, argumenta.

Las redes sociales

Calabria define al bullying como “un coctel de violencia, intolerancia y discriminación que existió siempre, nosotros también cargábamos al gordito o al que usaba lentes en la clase. El problema ahora se agravó por la tecnología, ya no hay dónde esconderse. Antes el acosado lo sufría cuatro horas en el colegio y después se relajaba con los amigos del barrio, pero ahora te persiguen por Facebook y Twitter las 24 horas”.

Asegura que la demanda se endureció luego de una mediación judicial. “Querían que los padres sacaran al chico de la escuela, y dijimos que el problema pasaba por otro lado. Y ojo que no es sólo un problema de plata, queremos que el colegio reconozca que hubo bullying dentro de la institución. Además, la investigación demostró que no tenían cobertura de una compañía de seguros, algo que exige la ley a todos los establecimientos educativos”.

El abogado está convencido de que el bullying puede tener consecuencias muy graves. “Tiene la misma exteriorización que las drogas y el alcohol, provoca síntomas depresivos, de angustia y desolación. El agredido termina tomando uno de dos caminos: o se suicida, leí que en España se matan unos cien pibes por año por esto; o bien toma un arma y mata en el aula, como ya pasó en Carmen de Patagones”.

Sus charlas con el chico y la familia le dejaron otras conclusiones. “El agresor nace y se desarrolla en un ambiente en el que rige la ley del más fuerte. Se cree que le fue bien así, es un líder negativo que atropella, en el fondo un pobre pibe. Y a la víctima la bloquean, hacen que se sienta excluida, condenada, incluso apretaban al único amigo que tenía para que no le diera bolilla, lo que hacía más fuerte el aislamiento. En realidad, el futuro no luce prometedor para ninguno de los dos, de grandes van a chocar por distintos motivos. Uno porque no soporta la mirada social, queda con temores y angustias; y el otro porque ya no se puede llevar el mundo por delante”.