No hay pistas sobre un joven que desapareció hace dos meses

Los policías de la Comisaría 5ª de Juana Koslay han hecho todo el esfuerzo, pero no surgen pistas”, afirmó anoche el juez Penal Nº 1, Sebastián Cadelago Filippi. Así resumió el estado de la investigación policial y judicial que intenta establecer cuál fue el destino de Javier Horacio Balbo, de 31 años, quien desapareció la mañana del sábado 5 de abril.

"Estamos esperando el resultado de algunas pruebas de laboratorio, pero hasta ahora, no ha surgido nada"

Ayer, el magistrado se comunicó con un miembro de la plana mayor de la Policía y le explicó la necesidad de que reúnan una comisión con efectivos de otras áreas, con experiencia en casos como éste, para continuar la búsqueda.

Por la mañana, Cadelago Filippi recibió por tercera vez en los últimos dos meses al padre del joven desaparecido, Jorge Balbo, quien fue al juzgado con el propósito de saber qué averiguaciones han hecho y qué resultados han tenido.

“Estoy desesperado, porque no tengo ninguna noticia de Javier. Hay casos en los que llaman con datos falsos, simplemente para molestar. Pero en éste, no ha llamado nadie”, lamentó Jorge ayer, consultado por El Diario de la República.

“Hoy ya es 5, ya hace un mes de tu desaparición y nadie te vio, nadie aporta nada”, escribió el padre en su Facebook, el jueves. Igual, en el mismo mensaje agradeció “a todas las personas que por este medio se preocupan y difunden continuamente la imagen” de su hijo.

Balbo dijo que le consta que la Policía “ha trabajado mucho” por tratar de esclarecer el destino del joven.

El último que vio con vida a Javier, empleado de un negocio de venta de piscinas de San Roque, Juana Koslay, fue su hermano Leandro, de 28 años, la mañana del sábado 5.

El menor de los Balbo trabaja de noche en un complejo de cabañas de Potrero de los Funes. Llegó a la mañana, se encontró con Javier, tomaron mates y se fue a dormir, como todos los días, resumió el joven.

Los hermanos viven juntos en un departamento alquilado, ubicado al fondo de una casa del barrio Gregorio Vivas, de El Chorrillo.

Javier, habitual practicante de montañismo, amante de las caminatas, no le mencionó que ese día tuviera planeado salir a caminar. Ni le reveló, por otra parte, que tuviera problemas de cualquier tipo o diferencias con alguien.

Cuando se levantó, más tarde, Javier ya no estaba. No le preocupó: Javier no era de estarse quieto, encerrado en su casa. El sábado a la noche, Leandro se fue a trabajar sin haberlo visto. El domingo 6 tampoco lo vio durante el día y a la noche se fue a cumplir con sus obligaciones en Potrero.

“El lunes, como no lo vio, (Leandro) ya puso en el Facebook ‘Javier, tratá de comunicarte porque estoy preocupado’”, contó Jorge.

El padre del joven desaparecido dijo que él volvió a la provincia el martes a la madrugada. Cuando supo que Javier estaba con paradero desconocido le pidió a Leandro que hiciera la denuncia policial.

Por orden del juez Cadelago Filippi la Policía ya allanó dos veces el departamento donde viven los hermanos, en busca de anotaciones o cualquier otro indicio que les ayude a orientar la búsqueda de Javier.

En la primera requisa se llevaron el CPU de su computadora y su celular. Que el joven se haya ido sin su teléfono le da mala espina a su padre. “Tengo la conjetura de que no salió de su casa por su voluntad”, dijo Jorge ayer.

También revisaron una casa de un amigo de Javier, ubicada a media cuadra de su departamento. Esa inspección estuvo motivada por una versión de que supuestamente, después del sábado 5, lo habían visto charlando con él en la vereda, dijo el juez.

“Un tío o una persona a la que el joven desaparecido llama así dijo que lo vio unos días después del sábado 5 andando en bicicleta. Pero en la zona donde lo habría visto hay cámaras de seguridad. Revisamos las filmaciones y no hay nada”, agregó Cadelago Filippi.

Hasta ahora, ninguna prueba, análisis, inspección, rastrillaje o declaración testimonial, ha arrojado indicios sobre el destino de Javier.