19°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

19°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

EN VIVO

Un súper padre que crió a sus hijos y a los de su hermana

Por redacción
| 15 de junio de 2014
Recuerdos de vacaciones. Flavio, al volante, con todos los niños a bordo cuand0 regresaban de viaje de la ciudad de Mendoza.

No es erróneo pensar, a primera vista, que Flavio es un hombre de bien; de hecho su vida recorrió varios caminos pero siempre fue el amor por la familia, la solidaridad y el corazón, casi tan grande como su cuerpo, los que dirigieron su destino. Desde setiembre del año pasado es policía retirado y hoy maneja un remise, “como para hacer algo un rato”, justificó. En su casa de Justo Daract contó cómo fueron esos años en los que la casa donde vivían seis, su familia, de pronto albergó a cuatro más, su hermana e hijos. “Esto era un jardincito de infantes”, dijo con una sonrisa bonachona.

 

Una fatalidad en la familia ocasionó que el ex policía abriera los brazos y las puertas de su modesto hogar para contener a su hermana y los chicos.


Es un hombre que enfrentó los grandes cambios de muy joven. A los 12, apenas un adolescente, integró el grupo de bomberos local que recién empezaba a conformarse. Al terminar el secundario, esa misma vocación de servicio y su experiencia en el cuartel, lo llevaron a querer sumarse a la Policía de la Provincia. “Todo lo que hay acá (en la vivienda) me lo ha dado la policía, mi casa, mi familia, lo que tengo, estoy satisfecho con la vida que he hecho”, reconoció. Estuvo tres años como aprendiz de los comisarios más antiguos y adquirió “el respeto ante todo, la pulcritud y atender a la gente”. Luego vinieron los cursos de capacitación y con el uniforme ya puesto, desempeñó tareas en la Unidad Regional II, de Villa Mercedes, y en el final de su carrera en el traslado de detenidos.

 


El casamiento con Blanca, su primera novia y única pareja, y los niños también llegaron cuando Flavio apenas tenía dieciocho. Ayelén fue la primera, luego nacieron Andrea, Flavia y Florencia. Las tres más grandes le dieron cuatro nietos: Rubí, Santino, Francisco y Cristian. Antes que naciera la menor de sus hijas, la casa que Flavio heredó de su padre debió aumentar para albergar a tres pequeños más.

 


Una fatalidad en la familia ocasionó que el ex policía abriera los brazos y las puertas de su modesto hogar para contener a su hermana y los chicos. El cuñado de Flavio chocó y murió cuando manejaba un auto, y a raíz de eso, debieron convivir “mi hermana con mis sobrinos porque su padre tuvo un accidente, prácticamente los criamos nosotros. Vivían en Buenos Aires pero con los nenes chiquitos se vino para acá”, contó.

 


Cuando los pequeños Marcela, Claudia y Pablo arribaron a lo de Flavio tenían 4, 2 y el varón apenas unos meses de edad. “Esto fue arroz, arroz, y arroz, tipo chinos”, comentó entre risas.

 


El ex suboficial pasó muchas horas fuera de la casa por su trabajo. “Mi señora era la que se las arreglaba, si no hubiera tenido su apoyo hubiera sido un desastre. Mi sueldo era mínimo pero todos estudiaron, son excelentes personas, yo no puedo decir ni ‘ah’ ni de mis hijas ni de mi hijo. Íbamos con mi señora en colectivo a un supermercado grande en Mercedes y traíamos fideos, sal, salsa y aceite. Con los adicionales pagaba la luz, impuestos, compraba zapatillas para los chicos”, sostuvo orgulloso.

 


Entre las anécdotas más divertidas de la gran familia estaban las vacaciones. “Siempre tuve un cachivache, un 4L, Renault 12, un 404, pero nos subíamos todos arriba del auto, calentador y nos íbamos, nunca se perdieron las vacaciones, aunque eran gasoleras. Un día me vine de Mendoza en un Ford Taunus y éramos catorce, tengo una foto en la que salgo manejando y todas las caritas atrás”, añoró.

 


“Por ahí no les he dado todo lo que correspondía que les diera, lo material, pero repito mi señora les enseñó bien, trataba de que las cosas estuvieran bien con lo mínimo. Mi dinero se gastó en comida, no tuve muchos lujos pero nunca hubo nadie enfermo, siempre hubo algo para charlar, para comentar, juegos de noche con cartas, a los chicos no les faltó nada, es lo que me enseñó mi viejo. Mi hermana debe estar tranquila de lo que hicimos con mi mujer”, suspiró conforme.

 


Blanca y Flavio, y también los chicos, dieron lo mejor de sí porque así lo sentían. El trío de sobrinos, que él siente como sus hijos, estuvo hasta los primeros años de la adolescencia en la casa y crecieron con Ayelén, Andrea y Flavia sin problemas, Flor aún no nacía. “Nunca nadie se dijo nada, esto era normal, eran hermanos y primos, nunca hubo más que algunos celos porque si lo alzaba a uno, tenía que alzar al otro y cuando querías ver tenía a cuatro encima mío”, recordó con una sonrisa.

 


Los chicos, que hoy ya están casados todos, excepto Florencia, han hecho diferentes vidas, cinco están en Mercedes y el varón en Buenos Aires, casados y con hijos. “Me vienen a visitar de vez en cuando, me llaman. Me dicen Flavio o gordo, y que deje de comer”, bromeó.

 


El buen corazón de Flavio entendió que debía hacerlo porque hay momentos en los que manda más que la cabeza. Para él fue “natural, se criaron conmigo y nada más, fue una crianza desinteresada, no quiero decir algo que los hiera después de años; era poco, humilde, pero te llenaba lo que se daba”, opinó.

 


Los festejos del Día del Padre la pasaban en su hogar, "éramos un batallón", recordó, y a pesar de sus condiciones ajustadas, siempre tuvo un regalo por parte de los niños: cartelitos y objetos hechos en la escuela.

 


Hoy, como aquellos Días del Padre en el que la casa estaba sin un rincón libre, llegarán sus hermanos, sus hijas y los nietos de cada una. “Una de mis hijas trabaja y Pablo está en Buenos Aires, no va a poder venir, pero si los demás no vienen para acá, me trasladaré a lo de mis hermanos pero vamos a estar todos juntos”, explicó. Hoy también le tocará ser el asador y quizás recuerde, con la misma sonrisa con la que narró su historia, al ver los rostros de sus hijos ya grandes, esos momentos en los que todos, aunque más pequeños, correteaban entre los muebles de la casa.

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo