Investigan la muerte de Jair, un nene que había sido víctima de secuestro

Ayer a las 13:13, cuando Jair Emanuel Luchessi llegó al Policlínico Regional “Juan Domingo Perón” de Villa Mercedes ya no había nada que los médicos pudieran hacer para traerlo de nuevo a la vida. Sin embargo, los especialistas lo intentaron: ejecutaron los pasos que indica el protocolo de reanimación. Cuarenta minutos después, concluyeron que el chico de un año y nueve meses –que había sido secuestrado y devuelto por uno de sus captores cuando apenas tenía un mes, en 2012– estaba muerto. 
Anoche, una fuente judicial precisó que la autopsia ordenada por el juez Penal Nº 2 Leandro Estrada permitió saber que el nene falleció por un “shock hipovolémico de origen traumático en la zona abdominal”. Dicho en otras palabras, sufrió una hemorragia incontenible. 
Allí, en esa parte del cuerpo, la forense Alba Pereira no detectó marcas externas. Pero el pequeño presentaba “otras lesiones de carácter traumático, una en el brazo,  una fractura leve en el pómulo", reveló. Ésas no serían las únicas detectadas. 
La tarea de los investigadores es establecer cómo se produjeron esas heridas. Según el informante, los familiares explicaron que Jair se había caído de un columpio o hamaca. Y el director del Policlínico, Carlos De Carlini, informó que los allegados dijeron que lo llevaron al hospital porque “de repente, cuando comía algo en la casa, se había asfixiado”. 
El juez, además de la autopsia, dispuso que policías cumplieran una consigna de vigilancia en el domicilio donde Jair vivía con su mamá, Liliana Luchessi. Las aberturas de la casa se fajaron después de las 15 de ayer, confió la fuente. Es porque hoy, con la luz del día, policías y peritos harán una inspección. 
Estrada también solicitó informes a un área del Estado –sería el Subprograma de Desarrollo Social–, para confirmar si, en efecto, realizó en lo reciente alguna intervención en relación a la familia del menor. 
Jair fue atendido por las enfermeras y los médicos del shock room de la guardia pediátrica. Para recuperarlo le realizaron compresiones cardíacas, lo intubaron –para conectarlo a un respirador mecánico– y “le suministraron medicación inotrópica, para que le funcione el corazón”, enumeró De Carlini. “Los médicos le decimos ‘por vía ósea’ porque se coloca una aguja en la tibia. Sucede que como a los nenes de hasta 4 años es difícil encontrarle las venas, se usa una aguja fuerte, gruesa, que se introduce en la tibia, debajo de la rodilla, que hace a la vez de vía venosa. De ese modo, se tiene más posibilidad de poner medicamentos y suero”, abundó el director del hospital. 
Esos pasos referidos por el médico se desarrollaron en diez o quince minutos. Después, hicieron las maniobras de reanimación y le colocaron medicamentos, y reiteraron esa secuencia durante media hora. La tarea no dio frutos: había entrado sin signos, y no hubo modo de revertir ese estado. 
El médico indicó que los especialistas advirtieron que el pequeño tenía “un par de hematomas”. Eso, “no es nada concluyente. Si un niño se golpeó ayer, le queda un moretón, pero eso no significa que sea la causa (de la muerte). Eso se establece con la autopsia”, aclaró. 
Explicó que la muerte de Jair se consideró dudosa “porque a una persona que le pasa algo así en la casa, en la calle, y llega al hospital, nosotros debemos darle intervención a la Justicia, para que investigue qué sucedió. Distinto es cuando muere alguien que estaba internado, que era atendido en el hospital. En esos casos sí sabemos por qué fallece”, dijo.