El recuerdo de Nelly Rodríguez Saá

Hoy viernes 27 de junio estaba terminando el programa Planeta Xilium, eran como las 11:20 de la mañana, y se acerca un colaborador y me dice que me tenía que informar que había fallecido en la ciudad de Buenos Aires, mi tía Nelly. Me sentí conmovido y muy triste. Y terminé el programa como pude. Cuando me sentí mejor, llamé a mi prima María Eugenia Logaldo quien me contó que hoy a la mañana mi tía Nelly fue como que esperó que llegara su hijo Hermes Adolfo y la propia María Eugenia y se fue apagando de a poco. Y a eso de las 10 de la  mañana falleció.
Mi tía es Nelly Rodríguez Saá, viuda de Logaldo. Ella nació en San Luis el 15 de mayo de 1920. Era hija de Adolfo Rodríguez Saá y de Paula Rodríguez Jurado. Los hermanos de Nelly eran José Elías Rodríguez Saá, María Elena (que murió chiquita, cuando tenía ocho años), Blanca Haidee,  Adolfo, Carlos Juan (que era mi padre), Horacio Umberto, Guillermo y la más chica que era Nelly.    
Nelly se fue a los 11 años a vivir a Buenos Aires, acompañando a sus padres que se habían radicado allá, porque mi abuelo Adolfo, conocido como El Pampa Rodríguez Saá, era senador nacional. Nelly volvió a San Luis ya recibida de profesora de Geografía e Historia en el Colegio de Lenguas Vivas de la Ciudad de Buenos Aires. Se casó con el joven odontólogo Hermes Logaldo.  Era la más pequeña de todos sus hermanos y como era la más chica la mimaban todos. Y a ella le gustaba  ese rol de ser la más chica y la más mimada. Le gustaba recibir ese afecto de sus hermanos mayores que lo devolvía multiplicado al resto de su familia, a sus hijos, a sus sobrinos, a sus hermanos, porque ella también sentía un enorme afecto. Cuando se casó con el doctor Hermes Logaldo fue un motivo de reunión de toda la familia. Fue un hecho muy importante porque ese fue como un último encuentro de todos los hermanos con su madre Paula Rodríguez Jurado. Esa foto, ese recuerdo familiar, todos los de mi generación lo tenemos grabado porque es un retrato que estaba en toda la familia Rodríguez Saá; todos los hermanos tenían ese recuerdo porque era el último de un gran encuentro familiar.  
Nelly Rodríguez Saá viuda de Logaldo tuvo dos hijos: Hermes Adolfo, odontólogo  y María Eugenia, conocida como “Maru”. Hermes le dio tres nietos: Hermes Mariano, Ana Lucila y Gonzalo. Y “Maru” le dio dos nietos: Emilio y María de la Paz.
Cuando Nelly vuelve a San Luis, vive unos 15 años y luego regresa a Buenos Aires con Logaldo y sus hijos. Aquí trabajó como profesora de Historia y Geografía  en el centenario Colegio Nacional, frente a plaza Pringles. En Buenos Aires también fue profesora en varias escuelas del barrio de Colegiales. En San Luis vivió frente a plaza Pringles, sobre calle San Martín, a mitad de cuadra.
Nelly era una persona de estatura mediana, más bien delgada, con un rostro vivaz y ojos oscuros, muy introvertida. Pero en las reuniones sociales y familiares era muy alegre y optimista. Yo la recuerdo siempre porque no había verano que no estuviera en San Luis. Con todos los hermanos ella era muy cariñosa, especialmente con mi padre y con mi tía Blanca que eran los dos hermanos que vivían en San Luis. Cuando tuvimos la edad de ir a la universidad, tanto a mi hermana María Elena, como a Adolfo  y a mí,  ella nos cobijó en su casa en Buenos Aires. Fue como una madre sustituta durante ese primer año de la universidad. Sin su solidaridad, sin su cariño, sin su afecto, tengo mis dudas si hubiera podido estudiar y alcanzar el título profesional. Por eso le tengo una eterna gratitud y cariño.
Llegado el siglo XXI mi tía Nelly era la única hija viva de aquel célebre dirigente, senador nacional y  gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá conocido casi como un personaje de leyenda, con el nombre de El Pampa Rodríguez Saá. De alguna manera, eso era motivo de veneración por parte de todos sus sobrinos, porque ella mantenía viva la historia familiar y conservaba muchas fotografías. En las conversaciones con ella uno podía encontrar respuestas a preguntas que uno se hace sobre la historia de San Luis y la historia de nuestra familia en San Luis. Madre, abuela, tía, amiga, compañera. Todo eso era mi tía Nelly.
Cuando estaba en la universidad, yo solía volver después de estudiar en la biblioteca a su casa de la calle Juan B Justo al 2903, Segundo Piso “D”. Y ella esperaba que llegáramos  los sobrinos o la misma  “Maru” e improvisaba un juego de Scrabble donde nos divertíamos enormemente y sorteábamos el orden en que íbamos a hacer el café para mantener el juego. Y cuando no jugábamos al Scrabble era maravilloso compartir silencios o conversaciones muy agradables.
Y cómo no recordar cuando fallece mi padre y ella nos cobija, nos prepara para la triste noticia y nos acompaña a San Luis. Nos acompañó con un cariño enorme tanto a Adolfo como a mí y al resto de mis hermanos. En San Luis ella tenía muchos afectos y especialmente de mi prima hermana y  sobrina de ella, Marta Suñer de Petrino con quien era muy amiga y tenían un trato muy afectuoso.
Tengo que recordar de Nelly esas cosas familiares tan bonitas que ella atesoraba y nos contaba y se sentía tan orgullosa. Hace unos siete u ocho años en uno de sus cumpleaños ella decide venir a San Luis y pasarla con sus familiares. Fue una reunión enorme con todos los descendientes de los Rodríguez Saá, de los Zabala Rodríguez, de los Rodríguez Jurado que estuvimos en ese encuentro donde ella, con su maravillosa personalidad, nos reunió a todos. Mi tía Nelly estuvo siempre en los momentos difíciles acompañándonos y en los momentos de alegría, también acompañándonos. Siempre se hacía presente aunque tuviera sus años y sus achaques propios de la edad, ella estaba siempre presente con nosotros. Hoy cuando recibí la noticia comencé a llamar a mis hermanos, a mis primos y todos estaban enormemente tristes por la  pérdida en nuestra  familia de mi tía Nelly Rodríguez Saá de Logaldo.