“El trabajito” que Sergio Luis Aliaga había venido a hacer a San Luis salió mal. El sábado a la siesta logró apoderarse de seiscientos mil pesos en el asalto a la distribuidora de “La Serenísima”, pero unos minutos después ya estaba detenido. El final de su derrotero fue la cárcel puntana, adonde llegó ayer a la tarde.
El dueño de la distribuidora asaltada contrató al abogado Pedro Gianello para que lo represente en la causa por el robo.
Hasta ahora Aliaga es el único detenido por el atraco al comercio de Carlos Gugliermo, ubicado en avenida Sarmiento 250, al norte de la avenida Roca, en el que intervinieron seis delincuentes armados.
“Seguimos trabajando para tratar de identificar a los otros partícipes, pero no hay nada concreto que nos haga suponer que podemos detener a alguien en las próximas horas”, expresó ayer el jefe de la división Delitos, subcomisario Omar Talquenca.
“Más allá de que no tengamos directivas de la juez (Virginia Palacios, del juzgado Penal Nº 3), continuamos investigando porque nos preocupa que haya ocurrido este hecho y debemos hacer prevención”, agregó.
Talquenca recordó que “de acuerdo con los testimonio de los damnificados, fueron seis” los asaltantes que intervinieron, armados con pistolas o revólveres y con los rostros cubiertos.
Aunque una parte de la “mano de obra” que ejecutó el robo vino de Córdoba, “suponemos que hay personas de acá que participaron de una u otra forma, aportando información o colaboración”, confió el investigador.
Aliaga no quiso declarar ante la juez Palacios, pero a los policías les confió de modo informal que unos amigos lo habían llamado para que viniera a San Luis “porque tenían un trabajito”.
El procesamiento con prisión preventiva que la juez le dictó ayer a las dos de la tarde no puede haberlo sorprendido. El cordobés es un veterano de los delitos contra la propiedad y estaba prófugo desde mayo de la cárcel de San Martín, Córdoba.
Allá purgaba una condena por robo, un delito que se repite, insistente, en las fojas de su prontuario. El legajo que contiene los antecedentes delictivos del detenido impresiona por lo abultado, aseguró un investigador puntano que lo tuvo en sus manos.
El sábado, cuando unos policías que buscaban a los asaltantes llegaron a una obra en construcción de La Rioja casi 9 de Julio, en la que él acababa de esconderse, Aliaga trató de mimetizarse con los albañiles.
Dijo que se llamaba Víctor Hugo Rodríguez y su elección de ese nombre falso no fue azarosa: tiene un documento de identidad fraguado con esos datos. La Policía de Córdoba le informó a la de San Luis que en todas las causas en las que fue apresado intentó pasar con ese seudónimo.
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