Si fue como Emilio Antonio Ferrero se lo imagina, da para hacer una película. Dice que la posibilidad más firme es que el ladrón que el sábado a la tarde asaltó a su esposa y un empleado de su distribuidora y robó setecientos setenta mil pesos haya entrado al edificio escondido en uno de los furgones de reparto. Cualquiera sea la hipótesis sobre cómo hizo el delincuente para sortear la entrada, que sólo se abre desde adentro, el comerciante y los investigadores de la Policía están seguros de que hubo un entregador.
“Normalmente los sábados, a las dos de la tarde se termina todo”, dice Ferrero, cabeza de una sociedad familiar que integran cinco socios. A esa hora se va el policía que hace la guardia adicional en el edificio de Junín 1380, ubicada a una cuadra y media de la Comisaría 1ª, en pleno centro de San Luis.
Escuchá la entrevista:
Más Noticias