Victoria familiar: el "albinegro" vuelve a la competencia nacional

Victoria y su historia, que como la de tantos clubes de barrio está vinculada a las familias que habitan la zona.
El “Sporting” tiene su cancha en el corazón del barrio CGT, pero además se nutre de las barriadas del Libertad, Agustín Palma, Rawson, Sargento Cabral, Kennedy, 1º de Mayo, San Benito y del 9 de Julio, entre calle Santa Fe y avenida Lafinur.
“Lo mejor que tiene Victoria es su gente”, coinciden Roberto Vallejos, Esteban Sosa y César Lucero, tres de los futbolistas que lograron la clasificación para un torneo de AFA después de trece años de sequía.
Es cerca del mediodía. Ya miércoles, dos jornadas después del triunfo 2-0 ante Estudiantes, que valió como un título (el campeón fue Pringles, quien junto a Victoria representará a la Liga Sanluiseña en el Federal C, a partir de enero de 2016).
En la cancha albinegra la bomba de agua funciona a pleno, y riega ése mosaico de gramilla y tierra que le da vida a un escenario que todavía guarda el eco de la fiesta futbolera. Una cancha que Victoria recién pudo estrenar hace dos temporadas, tras 93 años de vida. Antes siempre alquiló o le prestaron campo de juego.
“Victoria es esfuerzo, sacrificio, humildad… y familia”, vuelven a coincidir los tres.
Roberto Vallejos (31 años), el 10 y capitán, reside en el barrio Agustín Palma; Esteban Sosa (29), el número 4, y César Lucero (25), el de camiseta 3, viven en el barrio Sargento Cabral. Representan, en buena medida, esas historias de familia.
Roberto y Esteban son primos hermanos: Fernando Vallejos, el papá del “10”, es hermano de la mamá (Silvia) del lateral derecho.
Y César, el marcador de punta izquierda, es el novio de la hermana (Carla) del número 4.
César y Carla tienen una hija, Agustina Guadalupe de 7 años, que es la ahijada del lateral derecho.
Si miramos en el álbum de gratas historias albinegras. “El Burro” Vallejos, abuelo de Roberto y Esteban, era el wing izquierdo del campeón Victoria que ascendió en 1961. Y el tío José era el 4 de ése año. Ambos fallecieron.
“Mi viejo, Julio, jugaba en la cuarta, de volante por izquierda”, dice César Lucero.
Y Fernando Vallejos, el padre del “10”, festejó éste año por partida doble: jugó en Pringles desde comienzos de los ’80 hasta mediados de los ’90, y tiene su corazón en Victoria.

La clasificación
“Ser locales en nuestra casa fue clave. Acá se juega por la camiseta, nadie cobra un peso”, dice Roberto, el custodio de la pelota: es quien marca los tiempos; cuando salir, cuando esperar y cuando atacar. Hizo ocho goles en los dieciocho partidos de todo el torneo, y fue el artillero de su equipo. Diego "Chavo" Funes y Cristian "Monito" Valdez hicieron 5; y Sebastián Miranda 4, todos con mágicas ejecuciones de penales.
"La constancia para entrenar, el esfuerzo y la actitud en los partidos fueron determinantes. Martes, miércoles y jueves entrenamos y nunca fuimos menos del 80 por ciento del plantel. El profe Mario de La Torre y el técnico Charo Torres armaron un buen grupo, compartimos muchas cosas”, resume Esteban, quien llega a la entrevista desde Terrazas del Portezuelo, con zapatos y pantalón de vestir.
"Pringles tuvo más suerte que nosotros, por eso nos ganó el torneo”, asegura César, con cierto dolor. El recolector de pelotas de la defensa, corre todos las noches juntando residuos, y en la cancha surca el carril derecho. Un todomotor.
César Lucero fue uno de los que en sus ratos libres se puso manos a la obra, desde la albañilería, para construir los vestuarios. A la par trabajó su abuelo, Juan Lucero. Y en la tribuna sur también colaboró Esteban Sosa, el 4.
¡Y sí, qué duda hay: los laterales del Sporting arman paredes!
Ahora llegará el desafío de jugar el Federal C. “La última vez, en el 2002, yo integré ése plantel, tenía 18 años”, cuenta Roberto, quien es el único de este equipo que estuvo en aquel grupo que lideró el “Pucho” Gutiérrez, quien el lunes curiosamente estuvo en el banco de Estudiantes, como DT del “Verde”. 
“Es especial el Federal C, hay más compromiso y debemos dejar una buena imagen. Queremos entrar para pelear el ascenso, no jugar por jugar. Habría que reforzarse con un jugador por línea”, analiza Vallejos.
Victoria es una familia. Y como en todas las familias hay épocas buenas y otras malas. Ahora le toca saborear las mieles del éxito.