Preocupa el estado de una vieja capilla de Punta del Agua

Vecinos de Punta del Agua y zonas cercanas están preocupados por el estado de la capilla Nuestra Señora de las Mercedes, un edificio que data de hace más de doscientos cincuenta años. La construcción habría comenzado a ceder, ya que está construida de adobe, con techo de madera a dos aguas.  Sus paredes presentan roturas y están prácticamente en su totalidad invadidas por la humedad. Javier Sosa, el sacerdote que tiene bajo su jurisdicción el templo y reside en Santa Rosa del Conlara, explicó que un grupo de ingenieros y arquitectos ya han realizado un relevamiento y comenzarían próximamente los trabajos de mantenimiento. 
“Es una de las iglesias más antiguas de toda la provincia, junto con la de El Morro. Tiene paredes de adobe y vigas de algarrobo labradas a dos aguas. Si dejamos que se eche a perder, sin duda perderíamos un patrimonio histórico de San Luis”, contó el intendente de Santa Rosa, Miguel Postiguillos. Y agregó que son muchos los vecinos de esa localidad los que están preocupados por el estado del edificio y hasta han formado una comisión, para gestionar las refacciones. “Todos los años, cada 24 de setiembre, día de la Virgen de las Mercedes, nos trasladamos hasta ese lugar para hacer la celebración. Toda la comunidad está muy ligada a esa capilla”, dijo. 
En el pequeño templo celebraban misa una vez al mes, ya que el párroco de Santa Rosa (a veinte kilómetros de Punta del Agua) debe dividirse entre otros trece parajes con capilla y ermitas.  “Por el momento, por precaución, no estamos celebrando la misa. Si bien nos confirmaron que no hay riesgo de derrumbe, el estado es muy malo y la situación es grave, por eso es mejor prevenir. Los últimos meses estábamos haciendo la misa en un pequeño salón del costado, que oficiaba de Sacristía”, contó el padre Sosa, quien aclaró que el Obispado ya está al tanto del tema.  “Ya se ha encargado el delegado episcopal para la Arquitectura y Bienes Culturales de la Diócesis. Incluso hay una pequeña comisión que ya se puso en contacto con un grupo de arquitectos e ingenieros que han ido a ver la capilla, y están presupuestando todo y trabajando para eso”, indicó. 
El presbítero contó que las paredes, al ser de adobe, han cedido y se han enterrado. “Esto ocurrió por el agua y la humedad, que han hecho que las piedras se hayan compactado hacia abajo”, dijo. Para solucionarlo, deberán colocar unos aparejos que empujen la pared para mantenerla firme. El presupuesto para el arreglo no dependerá sólo del Obispado, ya que, según adelantó, será una inversión "importante". “Han salido algunas donaciones, y se están tocando algunos puntos para que salgan un par de padrinos. Es la misma comunidad la que aporta ayuda. Además, el Gobierno provincial se puso en contacto para darnos un subsidio”, reveló el religioso. Calculan que para fin de año podrán retomar con las misas, y esperan que para las próximas fiestas patronales, en setiembre del año que viene, la capilla esté lista.