Los candidatos presidenciales del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, y de Cambiemos, Mauricio Macri, chocarán hoy en un balotaje histórico para definir al sucesor de Cristina Kirchner, luego de una campaña en la que la tensión política fue en aumento y que se centró en las discusiones sobre el rumbo económico.
En los comicios del 25 de octubre, la fórmula Scioli-Carlos Zannini obtuvo el 37,08% de los votos y Macri-Gabriela Michetti el 34,15%. Hoy resultará clave el comportamiento de poco más del 27% de los votantes, más de siete millones de argentinos, que no votaron por ninguno de los postulantes que estarán en la segunda vuelta.
Desde que en 1994 una reforma constitucional consagró el sistema de doble vuelta, será la primera vez que se realice un balotaje en el que se define al presidente por simple mayoría de votos: quien obtenga más sufragios será el ganador.
En el último tramo de la campaña, los contendientes optaron por estrategias diferentes, para atraer a los codiciados votantes que eligieron otra opción.
Scioli, que tardó algunos días en recuperarse del golpe que implicó para el oficialismo no ganar en primera vuelta y perder a manos de Cambiemos la provincia de Buenos Aires, buscó incorporar propuestas de Massa a su plataforma.
Principalmente planteó una reducción en el Impuesto a las Ganancias, el pago del 82% móvil a los jubilados que cobran la mínima y una mayor colaboración de las Fuerzas Armadas en la custodia de las fronteras para combatir al narcotráfico.
Además, durante la campaña llamó al tigrense para limar asperezas; sin embargo, el líder del Frente Renovador finalmente no anunció abiertamente su apoyo a ninguno de los dos candidatos.
Compromiso Federal, el partido de Adolfo Rodríguez Saá, dio libertad de acción a sus votantes. El Frente de Izquierda, liderado por Nicolás Del Caño, convocó a votar en blanco. La otra candidata presidencial, Margarita Stolbizer (Progresistas) no respaldó a nadie, pero esta semana se sacó una foto con María Eugenia Vidal, gobernadora electa de Buenos Aires por Cambiemos.
Macri optó por mantenerse en sus tres principales ejes de campaña: pobreza cero, combate al narcotráfico y "unir a los argentinos", y desde ese planteo convocó a los votantes que buscan un "cambio".
La campaña estuvo además plagada de episodios del llamado "fuego amigo". Por el lado de Scioli, el ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo se negó a firmar una solicitada en su apoyo, y recibió críticas de funcionarios y dirigentes ultraoficialistas como Hebe de Bonafini y Aníbal Fernández.
Macri soportó declaraciones polémicas de su vocero económico, Alfonso Prat-Gay (algunos lo nombran como posible ministro de Economía si triunfa Cambiemos), de quien se difundió un video en el que fustigaba a dirigentes de "provincias de pocos habitantes", lo que motivó cambios en su estrategia: el candidato a presidente evitó los "portavoces" y centró la comunicación en su propia imagen.
En el último tramo de la campaña hubo polémica por el sostenimiento o no de los feriados turísticos, que Macri planteó revisar, y sobre la postura del Papa Francisco, que llamó a "votar a conciencia". El principal asesor de Macri, Jaime Durán Barba, señaló que los dichos del Pontífice "no mueven ni diez votos", lo que fue repudiado públicamente por Scioli. El candidato de Cambiemos desautorizó a su publicista, al decir que no compartía su pensamiento.
Las encuestas le dan ventaja a Macri, las mismas que entusiasmaron a Scioli con un triunfo en primera vuelta. Una vez más, la verdad la tienen los argentinos, y descansa en las urnas.
LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casaMás Noticias
