Y un día las vacas volaron, como decía aquella canción de cancha que se mofaba de un rival que nunca salía campeón. También prometía que sería cuando "baje la inflación", aunque para eso habrá que esperar un rato más. Por supuesto que es una figura. Los bovinos no desprendieron sus pezuñas de la tierra ni se suspendieron por el aire, sino que en el remate que la firma Alfredo S. Mondino celebró en Buena Esperanza para cerrar el año, todo levantó vuelo: subieron los precios (la ternera liviana llegó a pagarse a 75 pesos el kilo), aumentó el número de compradores; y la cantidad de cabezas vendidas fue elevadísima: un encierre de 7.220 vacunos que superó a los 6.000 que la firma había subastado en 2013. Todo un signo de que la ganadería carretea rumbo al cielo prometido.
Pueblo Ranquel vendedor: Encabezada por el lonko Daniel Sandoval, la delegación llegó hasta Buena Esperanza con 170 machos y 160 hembras, que colocaron con facilidad por su buena genética.
La feria que la consignataria decidió instalar en el sur de San Luis en 2009 cumplía siete años de vida, por lo que la ocasión ameritaba un evento a la altura de las circunstancias. Por eso los Mondino armaron un combinado con hacienda de distintas cabañas: Compañía General de Hacienda, Estancia La Libertad y Forrajeras Avanzadas, entre otras. El Pueblo Ranquel volvió a hacerse presente en este remate de fin de año y su nombre comienza a transformarse en un sello de buenas crías en el ambiente ganadero. “Trajimos vaquillonas y novillitos, unos 170 machos y 160 hembras aproximadamente. Nos gusta venir a esta subasta con la cantidad que nos haya quedado, para no dejar hacienda de un año para el otro. Y siempre vendemos en buenos valores, se llevan todo“, contó el lonko Daniel Sandoval, líder de la comunidad.
Había tantos vacunos para elegir que la jornada fue inevitablemente extensa y agotadora. Aún así, el clima que reinó durante todo el día fue de fiesta. No es para menos. Buena Esperanza ha logrado convertirse en una potencia ganadera, un lugar privilegiado para la producción o para buscar hacienda de buena calidad, lo que quedó demostrado en las más de 250 personas que arribaron al predio de Compañía General de Hacienda, emplazado a orillas de la autopista N° 55. A lo largo de todo 2015 el establo fue escenario de varios remates de reproductores, invernada y cría. Esta vez abrió sus puertas por última vez en el año, para recibir a los que llegaron desde Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa, Mendoza y el mismo San Luis, a buscar gordos, terneros, terneras, vaquillonas, novillos y vientres.
Desde muy temprano el sol ya hacía de las suyas. A las once, horario pactado para comenzar la venta de los animales con destino a la faena, el calor era tan intenso que los ganaderos se abanicaban con lo que tuvieran a mano y cubrían sus cabezas con boinas y gorras. El mismo Alfredo Mondino se valió de un sombrero al momento de subir a la caja de la camioneta preparada con el audio para iniciar la rutina. Desde allí, él abrió el juego de ofertas y contraofertas para los 1.140 gordos que estaban repartidos en más de cuarenta corrales.
Lo que sorprendió fue que ya por esas horas, una gran cantidad de personas había colmado el predio, cuando generalmente el grueso llega para la segunda parte de las operaciones. Los interesados pasearon por los caminos delimitados por las tranqueras y, al ser una oferta tan grande, había vaquillonas, novillos y vacas de todo tipo, tamaños y características. Arrancaron, por ejemplo, con veinte vaquillonas de 300 kilos, pero hubo algunas que pesaron casi 400. Fueron ventas muy habladas. Y si bien había mucha discusión sobre lo que creían que valía tal o cual animal, al final triunfaba el consenso.
La vaquillona liviana superó los 28 pesos, la mediana los 27, y la pesada los 26. Similares valores obtuvieron los novillitos. Las más de trescientas vacas gordas promediaron los 18 pesos y los ciento cincuenta toros alcanzaron máximos de 19, 80 pesos. Los que más cabezas adquirieron fueron los representantes de las empresas frigoríficas, y a pesar de que las altas temperaturas sumadas a la sequedad de la tierra hacían pesado el mediodía, nadie se privó de mirar hasta el último de los lotes.
El tradicional almuerzo fue un momento de camaradería, una oportunidad para contar anécdotas, intercambiar pareceres y hasta para compartir las expectativas del nuevo horizonte que se vislumbra para los negocios agropecuarios en Argentina. Recién cuando los estómagos estuvieron bien llenos, los ruralistas se trasladaron desde las mesas hasta las tribunas de la pista techada. A las dos y media de la tarde, Alfredo Mondino tomó la palabra y agradeció a todos los que acompañaron a la empresa desde que inauguraron la feria. “Amigos, es realmente un placer y un honor para nuestra familia tenerlos a todos ustedes con nosotros y haber cumplido siete años en un lugar donde realmente fue un desafío bastante importante instalarse. Hoy Buena Esperanza es uno de los centros ganaderos más importantes del país”, aseguró.
Luego, el que recibió el martillo y el micrófono fue su hijo Roberto: “Cuando recién arrancamos todo era difícil y duro. Vivíamos otra realidad de la ganadería. Hoy estamos en un escenario nuevo, con mucho más optimismo para todos los productores. Desde hace un año y medio venimos viendo cómo los campos se van poblando gracias a todo lo que hace la provincia de San Luis”, destacó.
Después de los aplausos, cincuenta novillos de “El Recuerdo” pasaron por los portones y fueron comprados por “La Martineta” a 8.550 pesos. Esa primera venta marcó el rumbo y los valores de las siguientes negociaciones cuando siguieron circulando los lotes de machos para invernada. Las hembras no quisieron ser menos y obtuvieron precios muy destacados. Las que sobresalieron fueron treinta y seis terneras de “Las Parvas” que registraron apenas 70 kilos en la balanza, y llegaron a pagarse 75 pesos por kilo.
Tantos lotes había para ofrecer que los agentes de Mondino viajaron a distintas estancias y con sus cámaras filmaron las jaulas que no pudieron llevar a Buena Esperanza. De esa manera, los compradores tuvieron la oportunidad de ver los ejemplares aunque sea a través de una pantalla. Fueron 1.100 los vacunos que se lucieron en los tres monitores.
Uno de los compradores que levantó la mano en varias ocasiones fue Augusto Trucco, quien llegó a Buena Esperanza con la intención de incorporar vientres para agrandar su stock. Al finalizar había adquirido 77 vaquillonas con garantía de preñez que llevará a parir a Falucho, en La Pampa, entre abril y mayo próximos. Todas las madres que eligió fueron Angus, entre negras y coloradas. “Busco esa raza porque la conozco bien. Son buenos vientres si se los usa con un toro negro y se obtienen animales grandes, de buen pesaje. Sobre todo si se llega a abrir la exportación, vamos a necesitar un animal con hueso de buen tamaño”, expresó. El pampeano confía en la hacienda que ofrece Mondino y por eso llegó dispuesto a ofrecer lo necesario en una jornada signada por precios altos. “Vine a buscar calidad. Si bien este remate de fin de año es marcador de tendencias y de precios, no escapa a la situación actual. Liniers está marcando valores que a lo mejor suenan raros o parecen bastante altos pero me parece que son la realidad y lo que se viene”, sostuvo.
Fueron más de tres horas de transacciones y aún así hubo un comprador que estuvo atento todo el tiempo. Enrique Larrouy no se sentó nunca, permaneció bien cerca de la pista, girando alrededor y cambiando de ubicación. “Venía por el novillito de Compañía General de Hacienda y después me hice de un par de lotes más. Generalmente compro gordo aquí y después hago algo de invernada para mí o para algún cliente. La hacienda estaba muy bien, había mucha cantidad y con precios dentro de lo razonable”, contó el productor que hace cría en el sur de La Pampa. Esos lotes de más que terminó eligiendo lo llevaron a completar una compra de casi 400 cabezas, incluso gordos que destinará al feedlot que posee en Del Campillo. Larrouy fue también el que apostó por la última jaula. Esas últimas 34 vacas con cría cerraron la extensa venta cuando ya eran más de las 6 de la tarde.
El horizonte de la ganadería ha cambiado. Con la reciente asunción del nuevo presidente y los anuncios de quite de retenciones, los ruralistas son optimistas. “El campo está mejorando y hay muy buena perspectiva. La zona está muy bien, me gusta mucho porque es grande y amplia. San Luis es un paraíso de la ganadería”, aseguró Larrouy. También instó a todo el que pueda comprar y tener hacienda “que la tenga porque no va a hacer mal negocio. Hay que repoblar todo después de varios años de mala suerte. Tenemos que empezar de nuevo y vamos por buen camino”.
Trucco se sumó a ese análisis y señaló que “la ganadería va a tener un despegue importante. Yo creo que todo productor o agricultor confía en esa oportunidad. Ese slogan que dice que el país se levanta con el campo tiene toda la razón “, dijo sonriente. Roberto Mondino agregó “Somos grandes defensores de los productores. Sabemos que lo que quiere es que no le pongan trabas ni lo molesten. Quiere producir que es lo que sabe hacer. Así que estamos brindando por este nuevo año, este nuevo aire”.


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