SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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La lluvia en exceso es un problema

Por redacción
| 06 de diciembre de 2015

La temperatura y el clima son de interés cotidiano para todos, pero especialmente para el hombre de campo que depende muchísimo de las condiciones que dictamine el cielo para decidir un ciclo de siembra, una cosecha o a veces si va a poder salir de su establecimiento debido al estado de los caminos rurales. En estos últimos meses, y por lo que dicen los especialistas desde hace ya varios años, se ha dado un aumento considerable en las precipitaciones. Si bien, hay desencuentros en cuanto a que tan anormal es, los productores y asesores, con algunas reservas por cuestiones técnicas y de logística, se ven beneficiados con la llegada del agua.

 

San Luis se ubica en un territorio semiárido y con pendiente natural, lo que favorece que el agua pueda escurrir normalmente.


El agua se torna un inconveniente cuando genera inundaciones como la que sufrió el norte de San Luis a principios de marzo. Pero salvo situaciones excepcionales como ésa, el agua es puro beneficio para el agro. El ingeniero agrónomo y asesor Ramiro Goncalvez explicó que “las precipitaciones abundantes como las que estamos viviendo son muy beneficiosas en nuestro territorio semiárido. Aquí el agua se escurre rápidamente. Además, contamos con una pendiente natural  que hace que el agua corra, todo lo contrario de lo que pasa en la provincia de Buenos Aires, que es una planicie, por lo que las inundaciones son todo un problema”.

 


En todo caso, el inconveniente que pueden constituir las lluvias recurrentes tiene relación  con los tiempos –tanto de siembra como de cosecha- que se ven retrasados, lo que podría generar pérdidas en los rindes por la llegada de las heladas tempranas o tardías, según el cultivo del que se trate. “Cuando llueve, la temperatura del suelo baja. La soja por ejemplo, en este tiempo de siembra tiene como mejor alternativa el implantado en una temperatura no menor a los 15 ó 16 grados. Desde octubre estamos tratando de plantar siguiendo los parámetros, aunque hemos tenido muy pocos días para hacerlo debido a las precipitaciones”, comentó el ingeniero.

 


Si bien las lluvias no estarían trayendo modificaciones irreversibles en las labores del campo, el especialista hace hincapié en el futuro. “La preocupación no sería tanto el tema de la siembra, el tema que me parece más grave es que San Luis tiene un período muy corto sin heladas; sólo entre octubre y marzo podemos zafar de este fenómeno que quema las plantas. Es decir que cuanto más se demore la siembra, más riesgo habrá de que se complique la cosecha por las inclemencias climáticas de comienzos del otoño”.

 


Por ello es que se hacen algunas recomendaciones para el sector, para que eviten sorpresas a la hora de la cosecha. “Los productores deben tener en cuenta tres cuestiones fundamentales para sembrar en las condiciones que hoy se presentan. En primer lugar, si aun no han adquirido las semillas, éstas deben ser de ciclos cortos, es decir de no más de 120 días, para que permitan  completar su madurez fisiológica  y la pérdida de humedad para su posterior cosecha. Sobre todo se sugiere este tipo de prácticas en la siembra tardía de soja. Otro dato fundamental es la temperatura del suelo, que dependiendo el grano debe tener oscilaciones entre los 8 y 16 grados. Por último es importante que el grano tenga su cobertura sana para que sea más resistente”, ilustró Goncalvez a la revista El Campo.

 


La extrema humedad puede traer diversidad de enfermedades que deben tenerse en cuenta. Las plantas sometidas a bajas temperaturas suelen ser más propensas a los daños por fitotoxicidad por la aplicación de herbicidas y fertilizantes post-emergentes, así como también están vulnerables al ataque de patógenos.

 


Para las especies ya cultivadas el tema es otro: “Las persistentes lluvias generan un lavaje en los nutrientes y micronutrientes que llevan a que veamos a los cultivos muy deslucidos, un problema que se suma a las bajas temperaturas y a la caída de granizo en seco”.

 


La piedra, en las últimas semanas, ha perjudicado a los productores ubicados en el cordón productivo de Quines y Candelaria. Además, en la zona de El Amparo los productores han padecido la rotura de plantas a causa del granizo, algo que también ocurrió con asiduidad en las últimas semanas en Justo Daract y su área de influencia.

 


Kuki Álvarez es productor de papas en la zona de Quines. Le confió a la revista El Campo que han podido sortear la situación con mucho esfuerzo. “Gracias a Dios no han sido tantas las pérdidas. Ahora estamos apurados con la cosecha para evitar quedar en rojo con los números. Es que las temperaturas tampoco ayudan demasiado”. Según contó Álvarez, la mayoría de los productores han podido minimizar los efectos del granizo.

 


Sobre llovido mojado

 


Los especialistas en clima sostienen que lo que pasa no se trata de algo fuera de lo habitual y que no tiene directa relación con el cambio climático. “El fenómeno de El Niño es cíclico. Cada diez años al menos se produce. Lo que varía es la intensidad. Este año estamos viviendo un Niño muy fuerte, que conjugado con viento provenientes del sur propician gran cantidad de precipitaciones y bajas temperaturas. Se genera por el incremento del calor sobre la superficie del Pacífico ecuatorial. Para que se dé el fenómeno debe persistir por al menos seis meses consecutivos este comportamiento”, informó Ignacio López Amorín, quien trabaja en el Servicio Meteorológico Nacional.

 


López Amorín confirmó que estadísticamente, “desde el 1º de mayo estamos dentro del fenómeno. En San Luis se siente de manera intensa ahora, porque estamos en épocas de lluvia, pero siempre fue así en la primavera en esa zona de Cuyo. San Luis registró la máxima más baja de la historia el 10 de octubre en Villa Reynolds, con 8 grados. Justamente estos eventos que produce El Niño son características propias que exacerban sucesos meteorológicos”.

 


Además, ante la consulta sobre las inundaciones que había sufrido la provincia en el mes de marzo, el meteorólogo explicó qué es lo que pudo haber causado el fenómeno que hasta ese momento parecía no tenía relación directa con la acción de El Niño. “Las inundaciones de principio de año fueron señales de que el Niño estaba formándose, ésas son conclusiones a las que llegamos luego de ver cómo se fueron desencadenando las cosas”

 


Para este verano se espera que continúen las condiciones actuales. “Febrero traerá abundantes precipitaciones en el norte y centro del país. En la Mesopotamia se espera que las lluvias sean aún más fuertes. Por su parte, la Región de Cuyo, no será la excepción por lo que las precipitaciones podrían traer nuevas inundaciones. Así será todo el verano, San Luis tendrá máximas que rondaran los 27 grados, con gran cobertura nubosa”.

 


El NOA, tendrá características particulares. “En esa zona El Niño se presenta con señales opuestas, por lo que se prevén precipitaciones inferiores, con temperatura muy elevadas”.

 


El niño se da cada 10 años aproximadamente, por lo que es un fenómeno cíclico que aparece en forma espaciada y con diferentes intensidades. El especialista en meteorología contó que los últimos Niños fueron leves y sólo hemos tenido cuatro en 30 años. "En 1982 y 1997 tuvimos dos que no afectaron en gran medida el normal funcionamiento del clima. El de 2010 fue aún más tranquilo.El que estamos viviendo, entonces, es el más intenso de los últimos años que además, está previsto, continúe en los primeros meses de 2016".

 


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