INFORME ESPECIAL: Semáforos desincronizados y sin autoridad en la Ciudad de San Luis

Más allá del crecimiento del parque automotor y las obras viales que condicionaron el centro, la ciudad hoy también quedó “encerrada” entre semáforos intermitentes, rotos y, principalmente, desincronizados. Además, la "onda verde" señalada en las avenidas Lafinur y Eva Perón (también conocida como el Corredor Vial) sólo llevan al conductor a chocar con el rojo.

Ramiro González Belzunce: "Dentro del ejido, todo lo que tiene que ver con el tránsito también responde a la Municipalidad".

Lejos de encontrarle una solución, la Municipalidad de San Luis sigue en deuda con el tránsito. Es que aquellas modificaciones que encaró desde el inicio de su gestión el intendente, Enrique Ponce, parecen terminar directamente en la banquina.

En un nuevo recorrido por la ciudad, El Diario de la República relevó 101 cruces semaforizados que buscan regular la velocidad, ordenar el tráfico y evitar los accidentes. Sin embargo, en diversas esquinas y tramos, faltan ajustes y sobran críticas y malestar.

En el caso de la avenida Lafinur, en ambas direcciones hay carteles que indican que a 50 kilómetros por hora pueden “agarrarse” todos los semáforos en verde. Pero en realidad, de sur a norte, el conductor ni bien sale de Julio A. Roca debe llevar el velocímetro a más de 70 para llegar rápidamente hasta Bolívar. Mientras que al circular por el sentido contrario, ya a partir de Junín hay que apurar el paso para, luego de cruzar Belgrano, acelerar un poco más y pasar Balcarce, hasta la esquina de Julio A. Roca, que obliga a meter dos rebajes como mínimo.

Para cruzar de punta a punta la ciudad a través de la avenida Eva Perón, si bien los carteles establecen una máxima ideal de 45 kilómetros, en la mayoría de los tramos –como entre Hipólito Yrigoyen y Falucho, o Pellegrini y Riobamba- hay que viajar a más de 60 para evitar el rojo. 

“El mayor problema en el Corredor Vial es la falta de coordinación, porque es una obra de jerarquía pero que se necesita ajustar para que a 45 kilómetros, por ejemplo, se pueda circular tranquilamente. Y en el caso de Lafinur, tenemos muchos accidentes porque la mayoría gira a la izquierda, y hablamos de una avenida que encima tiene colectora. Y está claro que a 50 kilómetros por hora no podés circularla normalmente, porque también falta regular los tiempos”, explicó el jefe del Programa Seguridad Vial, Ramiro González Belzunce, quien contó que hace tiempo le pidieron a la Municipalidad que coordine los sistemas, sin embargo no tuvieron respuestas: “El tema es que tanto el control como la aplicación de la ley, la señalización y semaforización, dependen del propio Municipio. Entonces se tienen que encargar de informarle a la gente qué regulaciones hay en la actualidad. Por ejemplo, en avenida España hace tiempo que no se puede doblar a la izquierda, pero muchos usuarios igual lo hacen, algunos por desconocimiento y otros porque no respetan las leyes”, agregó el funcionario del Ministerio de Seguridad de la provincia.En el caso de avenida España, la mayoría de los semáforos pueden “agarrarse” en verde, siempre y cuando la cantidad de vehículos, la habilidad para cambiar de marcha y los estacionamientos en doble fila lo permitan. Pero en los cruces que están a partir de la Sucre, la falta de sincronización alienta nuevamente los embotellamientos en calles paralelas y perpendiculares, como en Aristóbulo del Valle y Martín de Loyola, y Justo Daract, Sarmiento y Riombamba, entre tantas otras.

Para la licenciada en criminalística y especialista en accidentología, Carina Bernal, los semáforos tienen como función ordenar el tránsito y regular la prioridad (de paso, giros, de calles de asfalto sobre tierra, etcétera) y la circulación de acuerdo a la fluidez que el Municipio busque en cada arteria. 

“Por eso, si marcan una onda verde de 50 kilómetros, el conductor debe trasladarse a esa velocidad, para así no tener que frenar, lo que ocasiona gastar los frenos y consumir más combustible. Ahora, el control y el correcto funcionamiento de esto es clave, porque la velocidad tiene que ver con la distancia entre una cuadra y otra. Y para eso hay que calcular bien para sincronizar”, señaló Bernal y siguió respecto a la falta de responsabilidad de la sociedad: “A su vez, el tránsito también tiene que ver con las reglas de convivencia. Podemos ver a diario a conductores que tienen el rojo y si no ven a nadie, pasan”, agregó la perito del Cuerpo Forense del Poder Judicial.

Otras de las críticas apunta a los semáforos que están intermitentes, cuando ‘liberan’ una avenida que igual, después de la medianoche, es peligrosa, o directamente por estar fuera de servicio gran parte del día.

En la zona del Puente Blanco, por ejemplo, la colocación de lomas de burro (o “sendas peatonal elevadas”, para el edil Enrique Ponce) y semáforos que funcionan de vez en cuando -intencionalmente o no-, perjudicó la fluidez de la principal entrada y salida a la ciudad. 

“Es una locura lo que hicieron en el tramo de Avenida del Fundador y Catamarca, porque a los semáforos le agregaron lomas para frenar aún más la circulación. Además, uno llega a ese tramo y no sabe con qué se va a encontrar”, expresó González Belzunce. 

Mientras que Bernal aseguró que los ingresos y egresos tienen que ser ágiles: “Donde confluye el tramo de Canal 13 tenés una curva y semáforos, después a diez metros, una loma de burro. Es decir, o uno u otro. Ahí pusieron todo, lo que en definitiva termina generando un embotellamiento, siendo una calle que debe que tener una circulación rápida. No podés poner más reductores”, criticó la especialista y concluyó: “Respecto a los intermitentes, indican precaución; el amarillo de por sí es precaución. Pero hay arterias que se usan para ir a las fábricas o a los boliches que deberían funcionar las 24 horas”, aconsejó Bernal.

En medio del caos vehicular que ahora incorporó a las calles General Paz (principalmente entre Pedernera y Ayacucho) y Maipú (entre Belgrano y Bolívar), el Municipio ahora espera los resultados de un nuevo estudio del Automóvil Club Argentino. El ACA midió el flujo vehicular de 108 intersecciones dentro de las cuatro avenidas. Con esta medición, en teoría, la Municipalidad tomará nuevas medidas para destrabar el microcentro. Sin embargo, de la sincronización y la organización de los semáforos, poco y nada.