Villa de la Quebrada: iban a trabajar y se cruzaron con una lampalagua en la ruta

Dos hombres que viajaban, como todos los días a trabajar a Quines cuando de repente en un sector de la ruta Nº 146, antes de llegar a Villa de la Quebrada, vieron una  lampalagua. “Encontramos el bicho cuando cruzaba con total tranquilidad y aproximadamente a las 15, vimos al animal cómo se deslizaba desde una orilla a la otra del camino”, contó sorprendido Pedro Jofré, un empleado de la empresa Rovella Carranza, que viajaba junto a un compañero.

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“Era tal la sorpresa que no alcanzamos a tomar fotografías, solo grabé un video”, dijo y agregó: “Es muy lindo encontrar un bicho así, nunca me había encontrado con uno, mucho menos tan grande como éste”.

Los amigos pararon a un costado del camino, bajaron de la camioneta. “Estacionamos de tal manera que los demás autos nos vieran y no la pisaran porque cruzaba de una orilla a otra. Otras personas también se detuvieron a observarla. Nosotras la acompañamos con la mirada hasta que terminó de cruzar y de a poco se perdió entre los yuyos”, quien afirmó que aunque el reptil se moviera despacio no tuvieron tiempo de avisar ni a la Policía. Querían llevarla a la reserva faunística para que no muera.

“Era de color marrón, bien clarito. Debe haber tenido un grosor parecido al de los caños de 110 milímetros, de largo tenía tres metros aproximadamente. Porque la media calzada mide ese ancho y la lampalagua estaba entre las líneas blancas”, describió Jofré, quien aseguró que especímenes como ese solamente observó en alguna exposición, pero nunca tan cerca.

El hombre grabó un video en el que su compañero le advierte que no se acerque, Jofré le respondió que esa especie sólo aprieta, no envenena; aunque segundos más tarde reconoció que semejante criatura le produce terror.

“Nosotros trabajamos mucho afuera de la ciudad, vamos por zonas de diques, campos y descampados, pero jamás había visto un bicho de semejante tamaño”, concluyó.

 “No es tan común encontrarlas, pero es una especie más conocida como boa de la vizcachera. Nosotros las recuperamos y antes de largarlas les ponemos un chip.  No están en extinción. No son venenosas, sí muerden para atrapar a sus presas, pero matan a través de la estrangulación. Acomodan la presa en la boca, la meten en el organismo y quedan haciendo la digestión”, explicó el jefe de Programa Biodiversidad Jorge Heider, y agregó que le parece raro que la hayan encontrado en esta época, ya que cuando hace frío todos los ofidios hibernan, se mueven poco y buscan cuevas, troncos viejos y nidos para refugiarse.