Una promesa del judo argentino en la elite

El cambio de horario siempre suele ser un problema. Tanto para adaptarse en el destino tras un largo viaje o para comunicarse con los seres queridos al otro lado del mundo. Esto último le pasó a la familia Perafán en mayo. Papá Jorge y mamá María Elena tenían a una de sus hijas en el lejano oriente, más precisamente en Tokio, Japón. “Por ahí eran las tres de la tarde, y yo no tenía nada que hacer y me comunicaba. ¡Pero acá eran las tres de la mañana! Entonces había que buscar un horario en el que yo y ellos estuviéramos libres. Y no era fácil. Pero siempre las rebuscábamos”, cuenta Keisy Perafán, judoca puntana integrante de la Selección Argentina Junior.

La pupila de Fabricio Tonini, profesor y presidente de la Federación Sanluiseña de Judo, estuvo casi un mes en Japón perfeccionándose y participando de un campus con las mejores exponentes en la disciplina. Tal es así que combatió en su categoría (48 kg) con la última campeona olímpica (la brasileña Sara Menezes), la reciente campeona mundial (la japonesa Ami Kondo) y Paula Pareto, subcampeona mundial y mejor judoca argentina de todos los tiempos.   

—¿Cómo fue esta experiencia?

—Hermosa porque cada día aprendíamos algo nuevo. Llegamos a Japón y estuvimos unos días en la Universidad de Budo, en Katsura, en las afueras de Tokio. Allí  hacíamos una parte física por la mañana, en donde salíamos a correr y hacíamos pasadas en escaleras o en la pista. A la tarde hacíamos dos horas y media de judo y llegábamos a realizar 25 combates. Me costó adaptarme, pero a medida que pasaban los días, iba encontrando ritmo.

—Pero después vino lo mejor.

—Sí, el segundo lugar en donde estuvimos fue Kodocan. Participamos en un campo de entrenamiento internacional en donde estaban invitadas todas las competidoras que participan en las competencias Masters, que es un torneo de Seniors (la máxima categoría), en donde clasifican las mejores 16 del ranking mundial. Entre ellas, estábamos como invitadas nosotras que somos una selección juniors.

—¿Y cómo te sentiste entre las mejores del mundo?

—Fue una semana bárbara porque en mi categoría estaba la última campeona olímpica y mundial. Fue muy bravo el nivel pero me gustó un montón. Las jornadas empezaban con una entrada en calor y después a luchar todo el día. Hacíamos 15 combates por la mañana e igual cantidad a la tarde. Las seniors terminaron esa semana del campus y viajaron a Marruecos en donde compitieron en el Master. Allí, Paula Pareto fue subcampeona. Nos sirvió un montón, fue una experiencia relinda. Luego, seguimos viaje  y entrenamos en la Universidad de Sukuba unos días más. Por la mañana, hacíamos la parte física y por la tarde, judo.

—¿Crees que puede ser clave este viaje para tu futuro?

—Puede ser porque aprendí un montón de cosas que yo no estaba haciendo en el tatami; que hacía mal y sencillamente no sabía. Después de cada viaje te das cuenta que te falta un montón más por aprender.

—Fuera de lo deportivo, ¿qué te pareció Japón?

—Me traje muchísimas enseñanzas. Tiene un gran respeto por el otro. Son muy amables, atentos y nos comunicábamos en inglés. Tuvimos pocos días de descanso. Por ejemplo, aprovechamos un lunes y fuimos a la ciudad electrónica en Akihabara. Realmente increíble, eran cuadras y cuadras de negocios de tecnología.

—¿Y la comida?

—Todas con muchos carbohidratos y en todas encontrabas algo de arroz. Además, no se consigue carne de vaca por lo que era pollo o cerdo o una mezcla de ambas.

—Y ahora, ¿cómo sigue todo?

—El primer objetivo es en julio. Será el Panamericano Juniors en Costa Rica. Daniela Krukower, entrenadora que viajó con nosotras a Japón, me tiene que avisar si estoy convocada. Yo tengo nivel y las condiciones para ir pero también sé la cantidad de plazas que hay. Y no tengo tanta trayectoria como mis otras compañeras en Junior. Eso me complica, pero confío en que estaré en la lista.