Con virulentas declaraciones y previsiones sombrías, la UE y el FMI irrumpieron con fuerza en el debate sobre el referéndum griego del domingo, en el que el gobierno izquierdista de Atenas se juega su supervivencia.
El presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, dijo esperar una victoria del "sí" para que llegue al poder "un gobierno de tecnócratas" y termine "la era Syriza", el partido de izquierda del primer ministro Alexis Tsipras.
El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, declaró horas antes que el ejecutivo podría dimitir si gana el sí a las propuestas de los acreedores internacionales. En lo personal, añadió que "dejará de ser" ministro si el sí se impone.
La campaña causó además una primera fisura en la coalición de gobierno entre Syriza y la derecha soberanista Griegos Independientes (ANEL). Un diputado de este último, Constantinos Damavolitis, fue excluido de su grupo parlamentario por pronunciarse en favor del "sí".
"Estamos en guerra y no tendremos indulgencia. Quienes no soporten la guerra, que se vayan", dijo el líder de ANEL y ministro de Defensa, Panos Kammenos, para justificar la decisión.
Los mercados internacionales y los acreedores del país (Fondo Monetario internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea) esperan ansiosos el resultado del referéndum.
AFP-NA
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