SAN LUIS - Miércoles 15 de Mayo de 2024

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Temple Grandin y una charla que dejó una marca indeleble en San Luis

Por redacción
| 05 de julio de 2015

Decenas de flashes, autógrafos, muchos abrazos y miles de palabras cálidas de agradecimiento que rompieron con el protocolo y las condiciones establecidas. Así se fue Temple Grandin de Potrero de los Funes el lunes pasado, tras un breve paso por San Luis. “Después del cariño de los argentinos, ya no voy a necesitar más la máquina de dar abrazos”, bromeó sobre el artefacto que ella misma creó para superar su autismo a los 16 años, durante la conferencia que dio sobre “Psicología y Comportamiento Animal”. El afecto había colmado la sala.

 

“ Sobre la muerte masiva. "Ninguno de estos animales que van al matadero existirían sin nuestros esfuerzos productivos. La clave está en darle una buena vida, que valga la pena vivir".


La charla empezó a las 16. El sol picante e inusual de invierno anticipó ese interés ávido de unas setecientas personas que llegaron desde temprano a la Caja de los Trebejos para ocupar los primeros asientos. “Vino por pocas horas a darnos todo lo que tiene”, aseguró durante el discurso de bienvenida Luis Lusquiños, integrante del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación (CIDI), organismo anfitrión junto a la FISAL y la Fundación Quántica.

 


La experta en bienestar animal llegó al país para recibir el título Honoris Causa de la UBA, una distinción impulsada por Jorge Cazenave, presidente de la fundación de la Facultad de Ingeniería Agrónoma de la alta casa de estudios y quien tuvo un rol generoso en la visita breve de Grandin a la provincia. 

 


La presentación de la estadounidense fue distintiva porque estuvo a cargo del senador nacional y ex Presidente de la Nación, Adolfo Rodríguez Saá. “Hay dos temas trascendentales que va a tocar Temple Grandin, el de las personas autistas y el del bienestar animal”, sintetizó y bromeó sobre el día único “elegido para su llegada”.

 


Y de ahí hizo un repaso sintético de una vida extraordinaria. Diagnosticada con el síndrome de Asperberg, que forma parte del espectro autista, y TDHA (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) a los 16 años viajó al rancho de su tía, en donde entró en contacto con el ganado bovino. Allí despertó su interés por los animales. Estudió psicología y luego se doctoró en Ciencia Animal en la Universidad de Illinois.

 


En el año 2000, el canal HBO relató su historia en una película que en español fue titulada como “Pasión y Coraje” que se llevó siete premios Emmy. Más tarde, en 2010, la revista Time de Estados Unidos la nombró como una de las personalidades más influyentes del mundo. Sus aportes a la psicología, especialmente en el autismo y en la ganadería basada en la lógica del bienestar animal como benefactor de la productividad del rodeo, han proyectado su nombre en todo el planeta.

 


Con esa introducción, no quedaba más que la confirmación de sus logros. Y su presencia fue el testimonio vívido de superación personal. Simple, contundente y con una didáctica impecable, Grandin supo engranar esos mundos tan diferentes, como el del autismo con el del bienestar animal, frente a un auditorio disímil. La conexión con el público fue inmediata, con unos y otros.

 


Sus primeras palabras, de hecho, fueron empáticas y respondieron a la inquietud de una madre de un chico con autismo que con todos los esfuerzos le hizo llegar un papelito con sus preguntas. “A los tres años todavía no hablaba y  mi madre me metió en un excelente programa de educación temprana. Cuando a mí me consultan qué hacer con un chico con autismo, yo les digo que lo peor es no hacer nada”. Así destacó la importancia de los lazos familiares y de sus impulsores. “Mi mamá me alentó sin cansancio, además tuve buenos maestros que me guiaron a potenciar aquello en lo que yo era buena. Y mi tía, fue a través de ella que me puse en contacto como adolescente con las vacas”, destacó con humildad. Y sin vueltas entró a su tema.

 


“Necesitamos gente diferente, que piense diferente. Einstein y Steve Jobs tuvieron rasgos de autismo y sin embargo fueron personas que cambiaron el mundo”. El planeta necesita distintas miradas, personalidades, gente con capacidades distintivas que haga sus aportes desde su propio lugar. Fue una declaración integradora, de inclusión con un fundamento firme: la realidad.

 


“El Iphone no se hubiera inventado si no hubiera habido un diseñador del talante de Steve Jobs, que se encargó de rediseñar el celular, de que fuera intuitivo, fácil de usar, táctil, y detrás de él hubo cientos de desarrolladores y técnicos que plasmaron sus ideas”.

 


Y fue por más, porque aseguró que como consultora circuló por el interior de distintas empresas y contó que en Sillicon Valley, por ejemplo, la meca del desarrollo tecnológico, “más de la mitad de las personas que allí trabajan tienen algún grado de autismo”.

 


Ya hay estudios que aseguran las distintas formas de configuración del cerebro y que existen distintas formas de pensamiento: el fotográfico, que es pobre en álgebra; el de patrones, que es bueno en química orgánica o música; y el pensamiento verbal, los que “piensan en palabras”. En su caso, piensa en imágenes. “Funciona como Google”, le dicen una palabra y es como si en su interior la introdujera en un buscador que le empieza a largar múltiples imágenes. Esta capacidad, sumada a su extrema concentración, la hicieron ver lo que otros no podían.

 


“Es muy importante ser observador. En mi caso me ayudó a darme cuenta de que los animales, por ejemplo, con sus orejas señalan lo que ven y demuestran su estado de ánimo: si están tirantes para atrás tienen miedo, si están paradas están alertas y si están distendidas hacia los costados están tranquilos” .

 


En ese punto Grandin volvió a destacar el rol de sus educadores: “Ellos dejaron que yo explorara las disciplinas en las que era buena”, comentó. Y gracias a esa libertad pudo desarrollar todas sus tesis, que hoy son claves en la ganadería mundial.

 


Por eso remarcó con ímpetu, sobre todo a los padres, que hay que trabajar en las fortalezas. “Hay una tendencia a hacer trabajar a los chicos en lo que les cuesta, pero tenemos que poner el mismo énfasis en sus potencialidades. Hay que reforzar sus intereses y canalizarlos en algo productivo”, indicó como consejo, y aclaró que las aplicaciones tecnológicas para dispositivos móviles son una herramienta interesante para que los chicos usen, exploren y afinen sus capacidades innatas.

 


Sin más, se entregó a las preguntas, donde demostró por qué es docente. Con una generosidad marcada respondió las inquietudes de padres de chicos con autismo y pidió profundizar en cada uno de los casos para poder dar un consejo certero. Y sin sobresaltos, giró por completo el foco de la charla para dirigirse a los productores, que también quisieron sus recomendaciones sobre ganadería.

 


El tiempo voló, pero su charla quedará como una marca indeleble. Su llegada sin dudas pudo traspasar las limitaciones del idioma inglés, con el que dictó su charla, y comunicar aquello que nos une, nuestra humanidad. Y desde ahí resaltar que un mundo con personas diferentes hace la vida más interesante.

 


A solas con la revista El Campo

 


—¿Qué hacer cuando la infraestructura es escasa, se tiene lo justo y necesario pero no se cuenta con las instalaciones que usted desarrolló?

 


—Lo más importante para trabajar con los animales es que estén tranquilos, no pegarles, calmarlos, eso es lo más importante. Luego encontrar el punto de balance natural, aunque no se tengan las instalaciones. Es importantísima la actitud del personal que trate con los animales. Son más fáciles de tratar si están calmados.

 


—¿Hay que diferenciar el trato según la categoría animal, entre una vaquillona, por ejemplo, y una vaca?

 


—No. Todos deben ser tratados igual, no importa si son toros o terneros. Lo que sí, hay que entrenar al rodeo joven, acostumbrarlo a circular por los lugares de trabajo para que no lo asocien con estrés o dolor. En especial a las hembras tenés que dejarlas que caminen para que estén relajadas, sobre todo si se hace inseminación artificial. La primera experiencia debe ser buena así el animal se acostumbra.

 


—San Luis es una provincia ganadera y serán de gran ayuda sus aportes, aunque aquí también hay producción de cerdos , chivos y, en menor medida, de ovejas. ¿Su recomendaciones sirven para todo tipo de animales?

 


—Sí. Lo más importante es tener una buena actitud. Dejar de gritar y golpear, porque cuando el animal se asusta se vuelve inmanejable y eso va para todos. Por eso hay que capacitar al personal y, si no responde, alejarlo de los animales.

 


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