Los últimos días de septiembre guardaban una sorpresa para los fanáticos de los fierros y la velocidad en Londres. En la capital de Inglaterra presentaron el Bloodhound SSC, un auto-cohete capaz de alcanzar 1600 kilómetros por hora.
El costoso proyecto científico, que demandó 23 millones de dólares, tiene un objetivo claro: superar el récord de velocidad.
En 1997, Andy Green, piloto de caza de la fuerza aérea británica, la Royal Air Force, aceleró -en el desierto estadounidense de Nevada- hasta llegar a los 1228 km/h, por encima de la velocidad del sonido. Iba a bordo de un Thrust SSC.
Ahora el mismo equipo que armó ese auto, con Green todavía al volante, quiere superar ese récord. Trabajan para llegar a pisar el acelerador del auto-cohete a 1287 kilómetros por hora. Le pusieron año y lugar al desafío: 2016 en el desierto de Hakskeen Pan (Sudáfrica).
El Bloodhound SSC está equipado con un motor de un avión de caza de 135.000 caballos, es potente como 180 autos de Fórmula-1, y capaz de ir más rápido que una bala.
Ya corre la cuenta regresiva, científicos, mecánicos y piloto irán por su meta.
AFP-NA
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