La integración que nació y se cultivó en la libertad

Somos una comunidad totalmente fusionada", asegura Amado Rachid, uno de los actuales interventores de la Sociedad Sirio Libanesa.

Este abogado, recibido en la Universidad Nacional del Litoral, abrió las puertas de su casa para conversar.

"Nuestros antepasados fueron muy bien recibidos en la Argentina, eso favoreció la unión y una fusión muy rápida", aseguró. "Casi todos nos hemos casado con descendientes de otras culturas, como italianos o españoles, y de a poco las cosas fueron cambiando. La idiosincrasia del descendiente de árabes es prácticamente igual al de cualquier argentino".

En su análisis directo, dice que las nuevas generaciones van dejando atrás las costumbres:  "Se usan pocas palabras en árabe; puede rescatarse algo de la cocina, pero ya no queda mucho. Han pasado 150 años y los hijos de los hijos han nacido y se han criado en la Argentina".

Para él, "muchas de las tradiciones que tenemos, eso de ser tan familieros y de juntarnos tanto, es muy similar a la de otros argentinos, porque la fusión fue natural".

Una de las máximas autoridades de la institución cuenta un poco de su historia personal. "Mi familia llegó a Concarán, ellos eran comerciantes y tenían una fábrica de zapatos en el Líbano, pero acá llegaron con un comercio de ramos generales y buscaban un lugar propicio para desarrollar esta actividad".

Explica que la inserción con la comunidad fue muy temprana, ya que había muchos parecidos con los otros inmigrantes, sobre todo con los españoles e italianos en lo que se refiere a los modos de ser y actuar, tanto en lo particular como en lo familiar.

En la Sociedad Sirio Libanesa cualquiera puede ser socio, lo que sí se fija es que los cargos electivos deben ocuparlos descendientes de árabes.

En la actualidad, no tienen un registro de la cantidad de descendientes. "Sería como contar argentinos", grafica Rachid.

En lo que se refiere a lo institucional, un conflicto interno hizo que en una elección no se pusieran de acuerdo, por lo que la Justicia finalmente decidió que haya dos interventores: uno es Rachid y el otro Ricardo Caspari.

"No hemos tenido nunca problemas, al contrario; nos hemos puesto a trabajar y conseguimos ahorrar una suma importante, luego de arrancar con un capital mínimo", asegura el dirigente. "Lo que primero fue un conflicto, nos terminó siendo favorable, porque nos ayudó a trabajar en conjunto".

El abogado relata que la Sociedad Sirio Libanesa tiene "un aire de club", porque se rigen por Personería Jurídica, no por embajadas "ni por nada por el estilo. Nuestro encuadre nos lo da la ley argentina".

Además adelanta los planes que tienen. "Queremos juntar dinero para poder comprar un terreno fuera de la ciudad y hacer un club con pileta para los socios. El Gobierno nos había cedido un terreno, pero por malas decisiones ese espacio se perdió, se devolvió".

"Nuestro fin es ampliar, poder seguir creciendo", asegura.

Rachid es apodado "El Turco" y en medio de una charla amena, explica que a los inmigrantes sirios y libaneses les hacían un pasaporte de Turquía para poder escapar de la guerra y del Imperio Otomano, por lo que al llegar a destino eran identificados como tales.

"A nuestros padres les molestaba que les dijeran así, porque habían sido echados por los turcos, pero nosotros lo tomamos como una cuestión de cariño", aclaró.
 

Por último señala que son un grupo de mentalidad abierta y no generan un cierre a sus tradiciones.  "A nosotros mismos nos pasa que se nos han cambiado las tradiciones".