Susana Abdala es descendiente de libaneses, nació en San Luis y a los cuatro años volvió al Líbano. Dice "nosotros" para hablar de los argentinos, y también se refiere a "nosotros" cuando habla de los árabes.
Es maestra de árabe en la Sociedad Sirio Libanesa, y dice que la ponen nerviosa los grabadores, pero es imposible recabar todos los conceptos que lanza escribiendo a mano alzada durante casi 80 minutos de charla.
Susana no sólo hace un repaso por lo que es un lenguaje complejo, sino que brinda un pantallazo de los aspectos religiosos, culturales y geográficos del mundo árabe.
Para llegar a hablar de la lengua se necesita un contexto, y ella es clara en señalar que los países árabes tienen definido un espacio geográfico, sus credos, sus formas de vestir y sobre todo, su lengua.
“Todo se tiene que entender desde una cultura diferente a las de acá (Occidente), ya que al ver la vestimenta en Argentina preguntan: '¿Por qué andan tan vestidos?'. En cambio, en el Líbano cuando ven fotografía de la Argentina dicen: '¿Por qué andan tan desnudos?”, ejemplifica Susana, y pone en claro las percepciones enfrentadas desde dos lugares distintos.
Habla de la geografía del Medio Oriente, de cómo algunos enfrentamientos han destruido ciudades enteras que desde las cenizas se alzan nuevamente, para caer en otro conflicto y terminadas las peleas, se ponen de pie para seguir.
Desde lo académico, las enciclopedias dicen que los países del mundo árabe son el conjunto de los países en los que los hablantes del pueblo árabe o la lengua árabe son mayoría. Está formado por los países occidentales del Medio Oriente, específicamente a los de la Península Arábiga, y a las naciones del Magreb y el Cuerno de África.
También exponen que el clima predominante es el seco desértico. La temperatura de los meses de verano alcanza en muchos lugares hasta los 49 grados y sus precipitaciones son muy bajas: un promedio inferior a 100 milímetros anuales.
En una mirada desde lo religioso, Susana explica que hay dos credos que predominan, el Islam y el Cristianismo, y asegura que en contra de lo que muchos piensan, son dos religiones que tienen muchos puntos en común. “En síntesis, se trata del mismo Dios”, asegura.
Dice con soltura que le gusta de lo que habla, pero también entiende que los temas religiosos en esa parte del mundo desatan desde discusiones acaloradas hasta conflictos armados.
Enfatiza, toma un cuaderno para explicar, cuando escribe sus pulseras bailan un poco, pronuncia con un acento mixto y deja entrever que realmente ama lo que hace.
Un lenguaje gutural que se construye de derecha a izquierda
El lenguaje árabe marca diferencias notorias con el castellano; la principal es que se escribe de derecha a izquierda en nuestros cuadernos y esta particularidad genera un cambio en la estructura del pensamiento a la hora de tener que aprender el idioma.
“¿Usted quería saber cuáles eran algunos de los inconvenientes para aprender esta lengua? Acá tiene uno”, señala Susana Abdala, y enseguida explica un nuevo escollo para quienes quieran adoptar esa lengua:
“La cantidad de letras es igual al castellano, pero hay grafemas similares que cambian completamente con sólo agregar un pequeño puntito, o dos o tres”.
Es como si una “u” (en nuestro idioma) al agregarse una especie de diéresis "ü" mutara absolutamente en otra letra. De estos cambios hay varios.
A pesar de los inconvenientes unos 30 alumnos, en su mayoría mayores, toman clases para dominar un idioma de grafemas extraños y sonidos duros, pero cautivantes.
La profesora asegura que hay dos tipos de árabe: uno "formal" que se usa en periódicos y en la literatura, y otro “coloquial”, el de la gente. En esta segunda categoría ingresan los modismos y los cambios que se dan en las diferentes regiones.
"Es lo mismo que sucede en Latinoamérica, hay algunos cambios pero a la hora de tomar un diario casi todos podemos entender lo que dicen”, explicó.
En una conversación amena, Susana marca otra particularidad, y es que el verbo “ser o estar” no existe. En una traducción literal sería como escribir "yo" y "Gabriel" para entender que alguien dijo: "Yo soy Gabriel".
Sobre la pronunciación remarca que es “gutural” y que se realiza con fuerza.
“Parece que cuando estamos hablando estamos enojados”, dice, pero usa otros ejemplos de sonidos suaves que se pronuncian con una gran sutileza.
Como docente, Susana echa mano a todos los recursos pedagógicos y utiliza algunas películas que le permiten acostumbrar el oído a la lengua, la pronunciación y las palabras, pero también sirve para educar sobre los aspectos de la cultura.
Susana explica que el idioma hace que se deba modificar la lógica en la que se piensa.
Las letras son también muy diferentes y unidas, dan la impresión de estar dibujando un mar de palabras, con puntitos, con una silueta llena de gracia y sumamente sutil.


Más Noticias