Santina celebró sus 100 años con compañeras y familiares

Cuando ella nació aún en el país repercutían los festejos del Centenario de nuestra Independencia e Hipólito Yrigoyen era electo presidente a través del voto secreto que había impuesto la Ley Sáenz Peña. Santina Casale nació en un campo de Justo Daract y ayer celebró su cumpleaños número 100 en la residencia de adultos mayores donde pasa sus días, con una lucidez envidiable y rodeada de compañeras y algunos familiares.

 “Nunca, jamás se me ocurrió que iba a llegar hasta los 100 años, mi bisabuela vivió hasta los 109, pero yo no creo que llegue a tanto”, le dijo Santina a El Diario. Estaba sentada en la punta de la mesa del comedor de la residencia “Virgen de Lourdes”, rodeada de globos, algunas guirnaldas y una torta para celebrar tamaña ocasión.

“Nací en el campo, en Justo Daract. Todos mis abuelos eran italianos, los Casale y los Rainero, y hasta los seis años sólo sabía hablar piamontés, hasta que fui aprendiendo el castellano en la escuela”, contó la mujer que más allá de utilizar un bastón para caminar y padecer algo de sordera, goza de un excelente estado de salud. Además posee una lucidez formidable, tal es así que esa virtud le hizo esperar esta fecha especial con los mismos nervios que suele sufrir una quinceañera justo antes del cumple.

“Ella estaba muy ansiosa, incluso decía que no iba llegar a este cumpleaños. Entonces el resto de las compañeras le ayudaban con la cuenta regresiva, todos los días le decían, hoy falta ‘tanto’ para los 100 y así fueron pasando. Esta mañana se levantó temprano, totalmente consciente de la importancia del día, vino la peluquera, le pintaron las manos y ella se maquilló para esperar a todos, nosotros decoramos el salón para esta ocasión especial”, relató Zulma Miranda, la propietaria de la residencia.

Santina nació en el Día de Todos los Santos, por ello sus  padres, José y Francisca, decidieron ponerle ese nombre. Recuerda que de niña junto a su madre solían tejer medias y pullóveres para ayudar a los ingleses que combatían en la II Guerra Mundial, en aquellos años la lana viajaba en tren desde La Patagonia y los estancieros colaboraban con el conflicto bélico.  A los 16 años se casó en tierras daractenses con Benedicto Rodríguez y tuvo a Arnaldo, su único hijo y quien falleció hace casi dos años.  En 1950 ella tenía 34 años, la vida le jugó ahí una prueba difícil y le tocó hacerse fuerte de golpe junto a su niño.

“Mi marido me dejó, fue muy duro para mí. Vine a Villa Mercedes y al tiempo conseguí trabajo en el Hogar Escuela, ese lugar me cambió la vida, me permitió hacer mi casa, tener un buen sueldo y salir adelante. Fui encargada de ropería, tenía a cargo 16 chicas, la mayoría de ellas ya falleció pero la jefa sigue viva”, bromea la cumpleañera.

Como parte de todos los cambios que le tocó ver en un siglo, señala la televisión como una de las cosas más impactantes en su momento: “Ver personas ahí adentro era impresionante”, expresó. Aún mantiene ese atractivo por la tv, desde el led de la residencia sigue los noticieros y las novelas, sus preferidas son “Esposa joven” y “Moisés”.

La vida le regaló cuatro nietas, Marcela Beatríz, Ana Delia, Mariela Alejandra y María Laura; y ellas le dieron siete bisnietos que hoy tienen entre 4 y 20 años;  también mantiene vínculo con su nuera, Estela Alcalde. Todos juntos volverán a celebrar el cumpleaños el próximo sábado con un gran almuerzo familiar en una parrilla céntrica.

“Sólo espero que estén todas mis nietas y mis bisnietos, me gustaría que venga una de ellas que está en Bahía Blanca. Todas trabajan, estudiaron, tengo dos ingenieras, una contadora y una licenciada en educación, soy muy feliz”, concluyó la mujer que sopló cien velitas.