No está claro cómo surgió la pista sobre "Jipi", por un asalto

Los jueces de la Cámara del Crimen 1 y, sobre todo, la defensa de Cristian “Jipi” Giménez, juzgado por el asalto a la empresa “María del Rosario”, tenían interés en saber cómo había llegado la Policía a establecer que el acusado podía ser uno de los autores del golpe. Pero el miércoles el oficial que llevó adelante el sumario de la investigación, primero en una comisaría y luego en la división Delitos, no pudo satisfacer esa inquietud.

El oficial principal Roberto León declaró en la audiencia que una de las primeras pistas que siguieron, por el atraco cometido la mañana del viernes 4 de mayo de 2012, había sido la patente de una camioneta en la que, supuestamente, habían huido los delincuentes luego de robar, al menos, noventa mil pesos de Córdoba 78, donde la empresa que presta el servicio interurbano de pasajeros tiene las oficinas y los talleres. También hay ahí un departamento donde la dueña, Rosa Gómez, estaba ese día junto a su pareja, Gregorio Sosa, y su hijo, Raúl Sosa.

La matrícula es la de una Toyota Hilux perteneciente al padre de un joven que estaba preso por homicidio y que, igual que Giménez, salía todos los días de la Penitenciaría con permiso. “Jipi” dejaba el penal todas las mañanas para ir a vender lencería con su hermana, según declaró. El otro interno lo hacía para estudiar.

León recordó ayer que él solicitó el allanamiento en la casa de la familia del otro sospechoso, para secuestrar el vehículo, y la jueza de instrucción Penal 1 interina, Carina Gregoraschuk, lo autorizó. La camioneta fue decomisada por la Policía.

Sin embargo, al final, ese joven no fue imputado por el asalto.

La única acusación que quedó en pie fue contra Giménez. Los camaristas le preguntaron al principal León qué indicios habían orientado las sospechas hacia ambos internos de la Penitenciaría. No logró precisarlo. “¿Es habitual que cuando investigan un delito le consulten al Servicio Penitenciario Provincial qué personas han salido ese día?”, le consultaron. “En este tipo de hechos, sí”, contestó.

Para la época del asalto, él prestaba servicio en la Comisaría 2ª, que tiene jurisdicción en la zona del robo. Por eso empezó a instruir el sumario. Pero en forma paralela la división Delitos, en ese entonces a cargo del subcomisario Marcelo Sosa, también empezó a investigar el caso. Esa brigada condujo las averiguaciones que se orientaron hacia “Jipi” y el otro preso.

De casualidad, según dijo León, a él lo habían pedido de Delitos. Entonces pasó a esa división y, casi al mismo tiempo, los superiores decidieron que la investigación empezada en la seccional tuvieran el mismo destino que el instructor. Entonces el oficial principal continuó en ese rol, en su nuevo destino.

El defensor de Giménez ahondó en las preguntas al policía sobre detalles de las averiguaciones y de los procedimientos que hicieron. Por caso, el allanamiento en la casa de la hermana de “Jipi”, en la calle Paraguay, del barrio San Martín. A varios interrogantes, el investigador contestó “no recuerdo”. Tres metros detrás de él, en los asientos destinados al público, una familiar del acusado meneaba la cabeza en señal de disgusto, ante la falta de memoria de León.