“No se puede bajar de peso sin un compromiso"

Graciela Gerarfuzzi se reúne una vez a la semana, durante una hora y media, con personas que deberán ser intervenidas por exceso de peso. La psicóloga aseguró que los errores más comunes pasan por pensar que la cirugía es una “salida mágica” y no aceptar la obesidad como una enfermedad.

—¿Los pacientes que llegan a tu consultorio creen que van a bajar rápidamente de peso?

—Vienen con una expectativa que no es real, buscan una respuesta mágica. "A partir de ahora comienzo a ser flaco", piensan.  Quieren bajar de peso sin un compromiso. Y ahí entra el papel del psicólogo. En su psiquis encontraron la respuesta, pero en realidad, para acercarse a ese objetivo, deben trabajar y cambiar sus hábitos. Ellos no se sienten enfermos, sino gordos. Deben comenzar a reconocer a la obesidad como una enfermedad y saber que necesitan un tratamiento serio y responsable.

—¿Cómo es el tratamiento?

—Lo trabajo de forma grupal porque se producen "espejos" y se sienten revelados en el otro. Piensan en que si alguien logra bajar de peso, si puede cambiar de hábitos, ellos también van a poder. Trabajamos mucho con la neuroplasticidad. Es la capacidad que tenemos todos de aprender sobre lo aprehendido, como un idioma. Adoptás uno nuevo pero nunca dejás de usar el original. Lo mismo pasa con la obesidad, nunca dejás de ser obeso. Entonces, hay que aprender a hablar otro idioma con la comida. Además hago “psicoeducación obesológica” para que el paciente se dé cuenta de que no hay magia. Deben conocer su metabolismo y darse cuenta que son únicos e irrepetibles, como su organismo. A partir de ahí, comienzan a valorar los logros.

—¿Y cuánto dura?

—Se tienen que preparar como mínimo seis meses porque tienen que lograr cambiar un hábito de alimentación, que es lo más difícil. Semanalmente vienen y cuentan cómo se han relacionado con la comida, con el nutricionista, el médico y con la actividad física. No es un encuentro para hablar de ansiedad, solucionándolo no se termina la obesidad. Es un cambio de filosofía de vida y lleva a un constante refuerzo de la conducta personal.

—¿Cuál es la importancia de un tratamiento psicológico antes y después?

—La gente que no baja es porque está en un estado de negación. El no “poder perder kilos” es una afirmación que debe estar en el plano de la duda. Es no querer darse cuenta que no hay un compromiso. Además, después comienzan a ver un cambio pero no sólo estético. Ven a una persona más segura, con otra actitud, sonriente e incluida socialmente. Se trabaja la seguridad interna de la persona que tuvo guardada mucho tiempo debajo de un tejido adiposo. Porque muchas veces también se desconoce. Por eso, el tratamiento post-operatorio es fundamental. Bajás de peso rápido y no te reconocés frente al espejo. Cambia el talle de tu ropa y no podés creer el tamaño que usabas antes. Nos enfocamos en esas disociaciones.