“Anteponer la calidad de vida a lo estético"

Gisela Bossio tiene un papel fundamental en el proceso: trabaja sobre la alimentación de los pacientes que serán sometidos a un bypass o manga gástrica. A través de una “reeducación”, intenta incorporar hábitos que deberán sostener toda la vida para evitar subir nuevamente de peso.

—¿Cuándo una persona es “apta” para realizarse un bypass gástrico?

—El paciente que llega al consultorio es un experimentado. No es su primera consulta con una nutricionista, sino que ya viene haciendo tratamientos y se conoce de memoria todas las dietas. Para clasificarlo como “apto” tiene que tener  obesidad mórbida. Es decir, el índice de masa corporal, que es la relación peso-talla, debe ser mayor o igual al 40 por ciento. Si es menor a 35, tiene que padecer otras patologías como hipertensión, diabetes o insuficiencia cardíaca para calificar para la operación.

—¿En qué edades se presentan más casos de obesidad?

—En San Luis se notan más personas con sobrepeso entre los 40 y 60 años. También se ve mucha obesidad infantil.

—¿Cuál es la causa?

-La acumulación de grasa se da porque hay desequilibrio entre el ingreso de calorías y el egreso. Es decir, entre lo que se come y lo que se quema. Con equilibrio se evitará el sobrepeso. Si el paciente me plantea que nunca va a hacer actividad física, le recomiendo que no se opere porque durante dos años no subirá, pero después sí.

—¿El paciente empieza a realizar un estricto plan alimentario?

—Comienza a tener una “educación alimentaria”. Trato de ordenarlo. Es decir, lograr que respeten las cuatro comidas y las dos colaciones, que no se repitan las porciones, que aprenda a masticar, porque el paciente obeso traga, no mastica. Y dentro de sus posibilidades, debe hacer actividad física. Porque tenemos dos etapas dentro de la nutrición: antes y después de la cirugía. Antes tiene que bajar el 10% del peso que tiene, si no llega a esa meta, no puede intervenirse. A veces, se van enojados, pero si entienden que es un proceso largo, la cirugía será exitosa.

—¿Debe realizar alguna dieta previa y posterior a la cirugía?

—Tengo pacientes que no llegaron a la operación porque no lograron el objetivo. Dos semanas antes deben seguir una estricta dieta líquida para limpiar el hígado y facilitar que el cirujano pueda ingresar con la cámara laparoscopia y hacer la intervención. También se lo prepara para el post-operatorio, porque estará más de dos semanas sin comer sólidos. Si no cumple y no baja ese 10%, se reprograma la cirugía.

—¿La operación garantiza que no se vuelva a subir de peso?

—Si el paciente cree que no vuelve a engordar, va a fracasar. Ninguna cirugía te garantiza eso. No pretendemos un peso ideal, pero sí que haya cambiado sus hábitos alimentarios.  Si no lo respeta, va a comenzar a engordar de nuevo, incluso más.

—¿Es difícil lograr una vida social normal o el paciente se adapta?

—Bajar de peso es mejorar la calidad de vida, siempre hacemos hincapié en eso más que en la cuestión estética. Hay personas que quieren el bypass y no la manga. Pero tienen que ser conscientes que hay que  atravesar un procedimiento. Si el paciente está convencido de cambiar su estilo de vida, empezará a seleccionar mejor los alimentos. Pueden asistir a fiestas o cumpleaños y comer sano. Y si no hay productos saludables, deben ingerir menos cantidad.