Tras una agresiva campaña que polarizó al país como pocas veces, y con el mundo conteniendo el aliento, Estados Unidos elegirá este martes presidente entre la dirigente demócrata Hillary Clinton y el magnate republicano y neófito político Donald Trump, dos candidatos con niveles de impopularidad sin precedentes.
Un récord de más de 200 millones de personas están habilitadas para votar en los comicios, en los que Clinton aspira a convertirse en la primera mujer en la historia en llegar a la Casa Blanca y Trump busca capitalizar el descontento con la clase política tradicional y acceder a su primer cargo en la gestión pública.
El ganador sucederá al demócrata Barack Obama, el primer presidente negro del país, quien deja el poder con un alto nivel de popularidad tras dos mandatos con logros como recomponer los lazos con los aliados tradicionales tras la invasión unilateral de Irak de 2003, y sacar a la nación de su peor crisis económica en 80 años.
Con todas las miradas sobre la carrera por la Presidencia, los comicios también renovarán la composición del Congreso, algo clave para el margen de maniobra del futuro presidente, dando a los demócratas una excelente oportunidad de retomar el Senado y socavar el amplio control republicano de la Cámara de Representantes.
Clinton, de 69 años, y Trump, de 74, llegan al día más esperado del largo año electoral (que incluyó la pelea interna estado por estado de sus respectivos partidos y las convenciones de nominación oficial de los candidatos) en un virtual empate en intención de voto, lo que extiende la incertidumbre hasta el minuto final.
Las últimas encuestas muestran a Clinton entre tres y cinco puntos por encima de su rival republicano, aunque los promedios de los sondeos más recientes apuntan a un final de bandera verde, con Trump liderando en algunos de los estados más decisivos a la hora de alzarse con el premio mayor de la Casa Blanca.
El presidente de Estados Unidos no es elegido directamente por el voto popular, sino de manera indirecta por un Colegio Electoral, y todos los analistas coinciden en que Trump tiene un camino mucho más angosto y difícil que su adversaria para alcanzar los 270 votos electorales necesarios para llegar a la Presidencia.
Así, la batalla se definirá en un puñado de unos 12 estados clave que suelen cambiar de manos de una elección a otra, de los cuales Florida es el más poblado y valioso, con 29 votos electorales. No hay forma de que Trump gane sin ganar Florida, donde Clinton lo aventaja por un punto porcentual en el promedio de encuestas.
Cómo se elige al nuevo presidente
La elección presidencial en Estados Unidos no es directa como en la Argentina.
Los ciudadanos votan por los electores de su estado, que luego serán parte del llamado Colegio Electoral, que elegirá finalmente al candidato ganador, como sucedía en Argentina antes de la reforma constitucional de 1994.
Cada estado elige a un número de electores para el Colegio Electoral, según su número de habitantes en el último censo. El estado que más electores aporta es California con 55, mientras que Wyoming y la pequeña capital, Washington DC, apenas eligen tres cada uno.
En total, los 50 estados aportan 538 representantes en el Colegio Electoral y un candidato debe tener el apoyo de la mitad más uno, 270, para convertirse en el presidente de Estados Unidos.


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