Células madre, una esperanza para poder curar enfermedades

Qué pasaría si alguien nos diera la posibilidad de poder salvaguardar la salud de nuestros hijos a través de un método científico, sin asegurar que eso pueda pasar, pero sin perder nada con intentarlo? Algo así es lo que ocurre con la conservación de las células madre, una opción que tiene cada mujer embarazada al momento del parto. Diversos estudios mundiales aseguran que tienen la capacidad de curar cientos de enfermedades en el futuro de ese bebé, y en el país hay ocho bancos que ofrecen el servicio de extracción y su posterior mantenimiento. Lo que aún está en discusión es saber realmente cuáles sana y si sirve la inversión, ya que el precio es elevado. El sector privado asegura que es la mejor opción, mientras que en el ámbito público nacional remarcan que no son una garantía de que puedan curar todas las dolencias que prometen y apuntan a la donación para tratar principalmente enfermedades hematológicas, es decir, de la sangre. 

En San Luis varias puntanas han optado por guardar las células madres de sus hijos.

“Las células madre están en diferentes tejidos, pero el lugar más accesibles es la sangre del cordón umbilical. Son llamadas 'stem cell' y tienen la capacidad de diferenciarse en diferentes tipos celulares, y dirigir hacia dónde  van a ir. La idea de esto es buscar estas células para que nos ayuden a solucionar problemas de cualquier tipo a futuro”, explicó el médico ginecólogo y obstetra Ralph Bravo, quien desde hace ocho años trabaja junto a BioCells, uno de los bancos que existe en Argentina. Y aclaró: “En este  momento es sólo para enfermedades hematológicas, como leucemias, anemias u otras hereditarias; pero al ser stem cell, en teoría, podrían ser para otra cosa. Hay miles de pruebas clínicas que servirían en otras situaciones.
Y cada tanto leo artículos sobre éxitos en algunas pruebas para crear huesos y curar otras cosas. Hablan de tumores, diabetes, pero por ahora es casi anecdótico, son artículos. A veces es muy difícil replicar lo que hicieron con un paciente en otro, y que el resultado sea igual”. 
Si bien hay miles de estudios que intentan demostrar que podrían curar enfermedades como cáncer, diabetes, parkinson, alzhéimer y varias más, todavía no está probado, y no se sabe cuándo sería una realidad. “Cuando las pacientes me consultan yo les cuento que mis hijos nacieron previo a esto,  porque yo lo hubiese hecho. Si bien esto es muy discutido y muchos dicen que es ciencia ficción, y sí, muchas cosas no están aún probadas. Pero yo lo hubiese hecho porque quizás esto dentro de veinte años es realidad, como muchos de los avances tecnológicos que hemos visto y que nos parecían imposibles. Es cierto que hay muchas cosas que no están revisadas todavía, pero nuestros hijos serán grandes dentro de varios años. Por eso quizás en ese momento las investigaciones sean otras. Si yo tuviese un hijo hoy y no lo hago, y dentro de veinte años tiene una patología que se puede curar con esto, me preguntaría por qué no lo hice. Es decir, no es algo que te va a llevar a la ruina, es caro, pero no es imposible”, indicó el especialista. 
Bravo comentó que no tiene conocimiento de que alguna de sus pacientes haya tenido finalmente que utilizar las células para curar  enfermedades de sus hijos. Aunque aclaró que con muchas ya no tiene relación, porque quizás se mudaron o dejaron de atenderse con él. 
Otras de las posibilidades que existen es la de que los padres guarden las células de un hijo, para utilizarlas en algún hermano. “Son compatibles con el bebé de donde las sacan, pero los hermanos tienen muchas posibilidades de ser compatibles. Entonces tal vez les sirvan, hay que aclararlo, no es que será automático”, contó.  
En la provincia algunos médicos trabajan con los bancos de células madre y varias puntanas han optado por el servicio. Aunque claro, son minoría. “No son tantas las mujeres que se hacen esto. Yo haré, por año, entre quince y veinte extracciones. No es mucho. Habría que multiplicarlo por la cantidad de médicos que lo hacemos acá en San Luis, que la verdad no tengo un número exacto, pero seremos unos diez”, relató. El motivo principal, sin duda, es el costo. “No lo recomiendo a todas las pacientes, tengo la folletería en mi consultorio, si me preguntan les doy información, no lo ando ofreciendo porque es una decisión muy personal, no me gusta que parezca un negocio. Algunas mujeres me han preguntado y después no se lo han  hecho, probablemente por una cuestión económica”, explicó. 

Procedimiento de extracción
Según explicó el doctor, la extracción es sumamente sencilla e indolora. Se hace en el momento del parto, sea normal o cesárea. Cuando el bebé nace, el médico corta el cordón y con una aguja, que ya viene en el kit que los bancos privados envían a cada paciente que los contrata, hace una punción en uno de los vasos para retirar la sangre que almacena. “Cortás el cordón, que aún está conectado a la placenta, que está todavía dentro de la madre; entonces en ese momento se hace una antisepsia, se punza uno de los vasos y automáticamente empieza a salir sangre, y tratás de retirar lo máximo posible  antes que se despegue la placenta. Luego se guarda y se envía a los bancos privados que se encuentran en Buenos Aires”, describió Bravo. “No tiene ningún riesgo ni para el bebé ni para la madre. La infección es imposible, ya que el bebé ya salió, y lo que punzaste va a salir de la madre en un rato, así que es casi cero riesgo”, agregó. 
El kit que envían los bancos está conformado por una valijita que contiene la bolsa recolectora de sangre, el material descartable, las etiquetas para su identificación y material instructivo para los médicos.  “Ahora se puede guardar la sangre y el cordón, porque dentro de él también hay células maternas, son células parecidas, y pueden servir para otras cosas. Por eso también se está recolectando tejidos, y eso está en investigación”, destacó.