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Un "Caballero" del fútbol en San Luis

Por redacción
| 17 de junio de 2016

Wilfredo Caballero, el héroe del Manchester City en la reciente conquista de la Copa de la Liga Inglesa, está en San Luis.

 


Atajó en Boca, en España y en la Selección Argentina. Fue oro olímpico en 2004; antes había obtenido el título Mundial con la Sub 20 que en 2001 se jugó en el país, y en el que fue elegido mejor arquero. Alzó la Copa Libertadores y la Intercontinental de 2003 con el “Xeneize” (era suplente del “Pato” Abbonadanzieri).

 


Caballero, quien nació hace 34 años en Santa Elena, Entre Ríos, se siente a gusto en la ciudad. Vino junto a su señora e hijas a visitar a su cuñado, que trabaja desde hace algunos meses en la provincia.

 


“Willy” sale de un céntrico restaurante con su 1,86 metros de estatura e inconfundible “pelada”. Camina junto a El Diario de la República doscientos metros, antes de sentarnos en un café de la peatonal.

 


Es la hora de la siesta. "Acá se vive como en mi pueblo”, dice, encantado con lo poco que pudo recorrer en apenas 48 horas en San Luis, y viaje en micro de línea hasta Potrero de los Funes para quedar fascinado: “Ayer fuimos a Potrero y me sorprendí de lo bonito que es. Crecí a orillas del Río Paraná, viendo gente pescando. Vi el autódromo, el lago, el paisaje es fantástico. Charlaba con mi hija y le decía que uno nunca debe perder la capacidad de asombro, a mí me siguen gustando estas cosas. Nosotros vivimos en Málaga con montañas más grandes de las que hay acá, con mar, pero cada vez que llego a un lugar nuevo me planteo cómo se viviría en familia en el lugar en el que estoy. Y me da alegría la luz que hay acá. Es bonito, ojalá quienes vivan lo disfruten. Es un regalo vivir acá y tener este tipo de paisajes”.

 

Caballero es suplente de Joe Hurt. El “1” del Manchester City es también titular en la Selección de Inglaterra. Pero “Willy” fue el arquero en toda la Copa de la Liga y la estrella de la final ante Liverpool. Los de Manuel Pellegrini se impusieron 3-1 en los penales. Caballero atajó tres. En los 120 minutos los “Ciudadanos”, que también tuvieron a Sergio Agüero y a Nicolás Otamendi de entrada, habían empatado 1-1. “Willy” fue clave en el segundo tiempo suplementario y un muro en los penales: le tapó a Coutinho, a Leiva y a Lallana.

 


Pero a “Willy” no lo encandilan las luces. Sabe que la vida no es la fama, el prestigio ni el dinero; la vida es la familia.

 


En 2006 los médicos le detectaron a su hija Guillermina un cáncer de retina. “Willy” dejó el fútbol para estar cerca de su pequeña y de su esposa Lucía. “Fueron seis meses de angustia y años siguientes de mucho cuidado”. Hoy Guille luce inmaculada.

 


“Fue muy importante todo aquello que pasó, hasta ese momento me planteaba jugar y ganar dinero, para vivir bien, tener esto y aquello. Eso me hizo un click, fue laburar más para darle felicidad a ellas, a Guille y a mi esposa (aún no había nacido Aitiana). Esto se iba a solucionar y me iba dar fuerza y energía para disfrutar adentro de una cancha y ganar cosas para disfrutarlo con ellas y dejar de ser egoísta. Los jugadores muchas veces pensamos solamente en nuestra carrera y en lo que vamos a ganar, en la fama. A partir de ahí abrís el día a día diferente y disfrutas las pequeñas cosas mucho más”.

 

Abrimos el capítulo del fútbol, de preguntas y respuestas con “Willy”, un “Caballero” con todas las letras, que tras la entrevista se dio un tiempo para ir hasta la escuelita de fútbol "La Torre", atajarle penales a los chicos, firmar autógrafos y sacarse fotos.

 



— ¿Qué te genera San Luis?

 


—A mí, que nací en un pueblo, me brinda la oportunidad de mostrarles a mis hijas, que crecieron en otro ámbito, en otro país, que ven las cosas más accesibles… mostrarles cómo uno creció. Ayer viajamos de un lado a otro en colectivo, que en mi juventud en Boca era todo el tiempo tomar colectivo. En Inglaterra viajamos mucho en tren a otras ciudades. Para mi señora y para mí es muy importante que nuestras hijas aprecien lo que es la vida de provincia, por eso vamos mucho al interior. Es importante en el desarrollo, les enriquece la cultura y las vivencias. Que no se queden con lo que viven afuera, porque para llegar, hay cosas que cuestan mucho.

 


—¿Por qué Manchester City?

 


—Elegí Manchester porque es un equipo muy importante que se fijó en mí y es bueno en todos los aspectos para un jugador de fútbol. En lo profesional me tocó ser suplente, lo supe desde que llegué, pero lucho semana a semana para jugar. Y en la Copa pude hacerlo para ir tomando ritmo. Manuel (Pellegrini) me hizo jugar todas las copas locales, él me llevó de Málaga.

 


—¿La definición de la final de la Copa fue tremenda?

 


—Fue un torneo especial, el más antiguo. Y ganamos de una forma que un equipo no quiere, pero sí de la forma que un arquero sueña. No creo que un arquero piense ganar atajando tres penales… si te patean cinco. Y se dio.

 


—¿Es más brava la prensa británica o la Argentina?

 


—Más brava es la prensa en Argentina. Si jugás en equipos grandes, tenés que estar acostumbrado. Allá de lo que más se habla es los jugadores ingleses, que juegan dos o tres paridos bien y los empujan a la selección nacional. El que compite contra un inglés, y lo digo con experiencia, tiene que estar preparado a las críticas.

 


Pero Boca y River son los equipos con más prensa en el mundo, inclusive puede ser más que Barcelona, no que Real Madrid que es el de más prensa. Pero en Boca y River no disfrutas el día a día, hay mucha presión.

 


—¿Es complicada la vida del profesional. Las tentaciones, las presiones…?

 


—Todo va de acuerdo a como sos, como creciste y a lo que aspiras. Yo quiero disfrutar con mi familia el mayor tiempo posible. Después, los trofeos, los campeonatos y el dinero son para que ellas disfruten y las podamos ayudar en su futuro.

 


Pero entiendo que el entorno, la fama, la prensa y las redes sociales te mueven. Los fans te siguen y quieren saber todo lo que hacés, entonces eso te puede confundir. Algunos le pueden echar la culpa a las amistades; yo creo que la gente cambia por que quiere. Yo creo que sólo cambié mi forma de vestir.

 


—¿Por qué en Europa juegan Liga y Copa, dos partidos por semana y no hay problema, y en Sudamérica jugás domingo y miércoles y es un drama?

 


—No es simple, pero yo pienso que en Europa jugás dos veces por semana y los desplazamientos son de poco recorrido, viajes de entre dos y tres horas. Y el fútbol inglés está organizado del primer día al último del año. Acá con suerte está organizado del primer día al último del mes, y los desplazamientos son largos dentro del país y en el continente.

 


—¿Es el cansancio entonces?

 


—Lo que más cansa no es jugar de a tres días, eso no cansa. Lo que cansan son las derrotas, el equipo se mantiene con alegría cuando ganás. Pero acá hay viajes largos, equipos en la altura, en la humedad, o pasás en esta época del calor de Brasil al frío de Argentina. Hay que acomodar el cuerpo, y todo eso genera la aparición de lesiones.

 


Le pasa a los jugadores de Selección. Los argentinos que juegan en Europa y disputan un puesto, lo pueden perder. Juegan el domingo y se van a su país. Un europeo, por ejemplo Mangalá, a las dos horas ya está de Francia en Manchester, se fue el domingo y llega el martes; y Otamendi llega el jueves y ya el sábado tiene que estar disponible. Todo eso complica.

 


—¿En Europa se entrena menos, pero se entrena mejor?

 


—Depende de los entrenadores. Acá hay mucha pretemporada, más fuerte, más físico que allá. En Europa todo lo físico es con pelota. Acá te hacen correr kilómetros y kilómetros.

 


—¿Sos hincha de Boca, querés volver a atajar en Boca?

 


—Soy hincha de Boca, me sentí hincha y lo disfruté. Pero cuando empezás a defender otros colores, perdés el fanatismo, aunque lo sigo a la distancia. Y no tengo como meta volver a Boca, sí sé que es una posibilidad. Quisiera seguir disfrutando donde estoy, después en fútbol uno nunca sabe. Me queda un año más en Manchester. Ahora me querían de Celta de Vigo y Espanyol de Barcelona. Me halaga, pero tengo contrato en Manchester.

 


—¿Y ahora con Guardiola como entrenador?

 


—Estoy esperando, me dan ganas de entrar y jugar con él, por lo que representó en anteriores equipos. Será muy lindo.

 


—¿En cuanto a entrenadores, hay un antes y un después de tener a Bielsa?

 


—No, no creo eso. No soy de los jugadores que tienen marcado que van a ser entrenadores. A mí me gustó mucho trabajar con él, es un grandísimo entrenador, un loco como le dicen. Está enfermo del fútbol. Sus entrenamientos son 20 o 25 minutos con defensa, atacantes o medios, pero al ciento por ciento, sin equivocarte. Él está encima, exigiéndote. Su cabeza es incansable de ver, aprender y corregir de fútbol.

 

—¿Los tres mejores DT que tuviste?

 


—Tuve la suerte de trabajar con muchos, agarro cosas de todos, no me quiero quedar con un modelo. Tuve muchos buenos. Elijo a Manuel (Pellegrini) sin dudas, a Bielsa y después a Pekerman y a Bianchi.

 


—¿Y de arqueros, a quién elegís?

 


—El número 1 es Oscar Córdoba, después Manuel Nouer, Iker Casillas marcó una época, y a Buffon lo respeto a morir, me crucé en la Champions y tengo su camiseta como trofeo. Después salen buenísimos, como De Gea y Taylor Navas, que pueden marcar la próxima década.

 


—¿A la chance de volver a Selección ya la ves lejos… quién tiene la medalla de oro de los Juegos Olímpicos 2004?

 


—La medalla olímpica la tiene mi papá… la selección estuvo cerca cuando atajaba en Málaga y no se dio. Ahora hice ruido de suplente, pero no presionás siendo suplente. Lo que te mejora son los partidos, si tenés condiciones y esa fortuna de jugar desde los 17 años, como Casillas, partido a partido, sos crack. Pero pasa una vez cada tanto. El arquero además de condiciones ,necesita jugar y tener una temporada mala para que después vengan juntas todas las buenas.

 


—¿Quiénes fueron los mejores jugadores en tus equipos?

 


—Jugué con el mejor, Riquelme, en Boca, con el mejor Tevez en la Selección Olímpica, con Santi Cazorla, con un Isco impresionante en Málaga, y ahora con Silva, Touré y Agüero. Te da placer compartir el equipo con todos ellos, son dotados, no necesitan continuidad para que los aplaudan, son buenos desde que nacen.

 


—¿De qué te arrepentís?

 


—No me arrepiento de nada. Incluso no me llené de rabia cuando algún entrenador no dispuso de mí. No me reprocho nada, lo único que me reprocharía es si me mando una macana y me lesiono. Ahí sí, sería culpa mía, el resto no.

 


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