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José Monte: "El Diario fue y será parte de mi vida"

Por redacción
| 19 de junio de 2016

José Alberto Montes tiene 60 años. Fue uno de los linotipistas de El Diario de San Luis entre los años 1970 y 1987 cuando éste se editaba en plomo y en el tradicional modelo “sábana”. Hoy es empleado del Estado; presta servicios en el Ministerio de Salud.

 


José Alberto ingresó a la empresa como cadete y recomendado por dos abogados: Alberto Domeniconi y Miguel Ángel Bernardo, donde su madre doña Blanca Giordano trabajaba en los quehaceres domésticos.

 


José tiene siete hijos: Hugo Alberto, Mariela Alejandra, Cristian José, Raúl Sebastián, Carol Elizabeth, Martín Dani y Mario Gabriel que trabaja en Payné SA, editora de El Diario de la República.

 


Han pasado muchos años, 28 para ser exactos del día que José Montes se fue de El Diario detrás de otros objetivos laborales.               "Ingresé a la empresa porque mi madre pidió por mí donde ella trabajaba,  era empleada doméstica, recuerdo que me pidió que me portara bien. ‘Trabajá, hacé caso por lo menos hasta el día que yo me muera’”, fueron los consejos de doña Blanca, que hacía unas empanadas inigualables y que en el fondo desconfiaba de su hijo. “Fui cadete un par de años, hasta que un día mi madre se encontró de casualidad con doña Romilda (esposa de uno de los dueños), ese encuentro fue muy gratificante porque habían sido compañeras en la escuela y eso me sirvió para que me dieran otro tipo de tareas: mandados, ir al banco, pagar facturas, etcétera”.

 


“Al poco tiempo me pasaron al taller para que fuera aprendiendo un oficio, en la titulera, estaban Mirtha Zabala, Amanda Sosa, Elena Frías, había mujeres porque eran más delicadas y pulcras para ese trabajo. También, Santiago Saín, Juan Garro —que era el jefe—, Mario Giménez, Germán Quintero, César Miranda y 'El Negro'  Antonio Pérez, me fueron formando en la linotipo. A mí me gustaba ‘teclear’ y era un placer que me dejaran sentar un rato para practicar”.

 


“La situación de El Diario no era de las mejores, y había dos grupos, los que sólo trabajábamos en el diario y los que lo hacían en la imprenta oficial o en el diario La Opinión, ellos no tenían problemas si les atrasaban el sueldo, nosotros sí porque vivíamos de El Diario".

 


"Uno de los  grandes problemas era cuando se cortaba el suministro eléctrico, como el sistema que se empleaba se denominaba 'caliente' al enfriarse las linotipos, se atrasaba todo el armado, muchos entraban a trabajar en el Boletín Oficial a la siete de la mañana, era causal de malestar".

 


"Muchas veces del Sindicato Gráfico nos mandaba hacer un paro para reclamar, pero nunca se lograba por lo que dije anteriormente”.

 


Pasamos muchas cosas malas y buenas con los patrones, pero el grupo humano que había era muy bueno, siempre estábamos unidos, hoy esa situación creo que no se aguantaría”, asegura con vehemencia.

 


José Montes dice que tenía 21 años cuando tuvo la oportunidad junto a un compañero de trabajo de probar suerte en un diario de Villa Regina. “Rendimos bien y nos quisieron contratar, pero no pudo ser porque había que pagar mucho de alquiler y no nos alcanzaba, era lo mismo que en San Luis”.

 


También dice que volvieron al viejo puesto del diario y siguieron “tecleando” un tiempo, pero por problemas administrativos, nos llevaba a estar continuamente buscando otro trabajo para poder subsistir. “Mi madre se las ingeniaba para que siempre tuviéramos algo en la heladera, hasta empanadas vendía, de hecho en la empresa siempre comíamos algunas”.

 


Recuerda que una vez el diputado nacional por la UCR, Augusto Cangiano, lo llevó a trabajar en la imprenta oficial de la Cámara de Diputados de la Nación donde tuvo un buen desempeño. “Estuve un tiempo y gané muy buen dinero, era una gente maravillosa que me hicieron conocer muchos lugares de Buenos Aires, pero lo mío era San Luis, no aguanté la distancia”, señala.

 


José emocionado hasta las lágrimas dice que siente orgullo de que uno de sus hijos (Mario Gabriel) trabaje en El Diario de la República. “Me siento representado, es como una continuación de mi vida”.

 


El ex linotipista dice que la situación que vivía El Diario de San Luis, obligó a varios empleados entre ellos a Antonio Pérez, Roque Gatica, y "El Gordo"  Delgado, fueran –en 1978- a buscar trabajo a la Voz del Interior en Córdoba, invitación que también recibieron Daniel y Ricardo Godoy y Carlos Lucero, pero que no quisieron ir.

 


“Nos fue bien, rendimos y nos quedamos un tiempo, ganaba muy buena plata, pero  el día que jugaban Holanda con Austria en el 'Chateau Carreras' (hoy 'Mario Alberto Kempes') decidí volver a San Luis, mi madre estaba sola y yo muy lejos por si algo le pasaba”, agrega.

 


José tiene aún presente una anécdota de su época de cadete cuando era “el mimado” de doña Romilda. “Un día Raúl Hazuoka y Darío Ferramola que trabajaban en publicidad, me dijeron que había llegado una encomienda para el director del diario Mario Pérez y para Juan Domingo Parejas, gerente de publicidad, y como yo podía ingresar a sus oficinas a limpiar, tenía que llevarla, era una caja grande en la que habían simulado como una bala gigante y tenía un reloj.

 


Tanto me insistieron que tuve que llevarla pero antes, pusieron en marcha el reloj. Yo, -inocentemente- la llevé  y la dejé. Don Mario fue el primero en llegar, me preguntó qué hacía esa caja allí, le contesté que unos señores habían venido en un auto y se la dejaron (así me había dicho Hazuoka que dijera), al rato llegó Parejas y escuchaba que gritaba; ¡Es una bomba! ¡Es una bomba! Desalojen el diario, ¡todos afuera!  Gritaba enloquecido".

 


"Nos mandaron a todos a la esquina de Mitre y Quintana (hoy avenida Illia), donde había un estudio de arquitectura. De allí veíamos cómo llegaron los bomberos, la policía y unas ambulancia. Fue una broma muy pesada que casi me echan. Al primero que señalaban era a mí porque había mentido, menos mal que no pasó a mayores”, expresa con una sonrisa.

 


José dice que su paso por El Diario y su oficio de linotipista le dejaron muchas amistades, no sólo en San Luis sino también en los lugares donde fue a trabajar esporádicamente.

 


“Siempre decía que había aprendido el oficio en El Diario de San Luis, para mí era un orgullo muy grande que todavía llevo”.

 


Hoy, José Alberto Montes trabaja en el Ministerio de Salud, está destinado a la entrega de medicamentos en los centros asistenciales del interior provincial. “Antes lo hacía con la doctora Norma Cortez y hoy lo hago con la profesional Carolina Galetto y el que maneja la ambulancia es José Rodríguez, que hace años que cumple funciones en el ministerio”.

 


“Yo siempre le digo a mis hijos y nietos, hacer un diario es un arte, es un trabajo muy lindo. Y a los actuales trabajadores de Payné, les deseo lo mejor. Muchos de nosotros luchamos siempre para que esto que hoy se vive, no se perdiera”.

 


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