El ministro de Salud, Marcelo Riera describió que el sistema se divide en tres pilares: el subsector público, el privado y el de la seguridad social, que responde a PAMI. El segundo es el que está conformado por las prepagas y las obras sociales, tanto sindicales como provinciales (y aquellas que tienen algún tipo de nexo a partir de instituciones, como la universidad). Igual, más allá de los nombres, su estructura o sus planes, todas deben permitir acceder al PMO.
“Lo que ocurre es que estas relaciones son dinámicas, en permanente cambio, y hay que ajustarse a las variantes. Porque una persona que ingresa al sistema laboral, empieza en la obra social de origen, por ejemplo, de los plásticos. Pero si se quiere cambiar, puede hacerlo, e incluso optar por una prepaga, donde ahí va a pasar a pagar una cuota, en función del grupo familiar y todos los servicios que quiera. Y estas privadas se tienen que ajustar al mercado, en torno a las prestaciones y ganancias, pero tienen un caudal muy chico, de hecho ocupa el 5% del mercado”, indicó Riera, y siguió: “Ahora, la Superintendencia de Salud es la que regula este mercado. Pasa que los pacientes se quejan de la cobertura y también de pagar una cuota cada vez más alta. La orden que antes salía 10 o 20 pesos, ahora sale 50 pesos. Pero hay una cuestión en el formato del pago porque las prestaciones las cobran en 30 o 90 días, y con una inflación, le cobran ese diferencial al paciente. Igual esto no es nuevo, el sistema siempre se retroalimentó así”, detalló el ministro de Salud.
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