Lucio hace más de veinte años que busca a su padre puntano

Chimbas, en San Juan, es uno de los departamentos conocidos por su industrialización pero ocupa solo el 0,6 por ciento del total de la superficie provincial. El nombre del departamento proviene de un vocablo de origen quechua y su traducción significa "terreno al margen del río". En este lugar, nació, creció y vive Lucio Becerra desde hace 51 años. Está casado hace 27 años, tiene 5 hijos, cuatro mujeres, un varón y ya es abuelo. Pero algo falta en su vida. Nunca conoció a su padre. Lo único que sabe es que es de San Luis y que trabajó como contador hace medio siglo en una finca. Cuando su madre, Herminia del Carmen Soria, le dijo que su papá estaba vivo, hace 25 años, comenzó una búsqueda incansable que lo llevó por caminos que nunca condujeron a algo certero. Hace tres meses sufrió de un segundo aneurisma de aorta y sus ansias de conocer sus raíces aumentaron. Su mujer, vio una noticia en El Diario de la República de Fátima Funes Gez, una mujer que conoció a su hermano después de que alguien leyó la historia y la contactó. Pensó que podía volver a repetirse. Anida la esperanza de conseguir datos para que su esposo, finalmente pueda abrazar a su padre, o al menos, tener una foto de él.

“Mi papá se llama Vicente Humberto Becerra. Por lo que me cuenta mi mamá y algunos amigos que lo conocieron, llegó a San Juan a trabajar en una finca en el departamento de Pocito. Ahí conoció a mi madre. Ella tenía 25 años y el 41. Había mucha diferencia de edad pero no importaba en ese momento. Cuando cumplí seis meses se volvió a San Luis con la promesa de que iba a volver. Pero nunca lo hizo”, relató.

Hasta que cumplió 25 años, siempre pensó que su padre había muerto cuando él era un bebé. Eso le había contado su madre. Tal vez, porque para ella fue más fácil, según Lucio, porque le confesó que en San Luis, Vicente tenía otra familia. Pero cuando ya estaba casado, con una hija y su señora embarazada de la segunda, se enteró que su papá estaba vivo. Desde ese momento, le surgió la necesidad de conocerlo.

Pero no tenía datos. La única información que figura en la partida de nacimiento es el nombre y profesión de Vicente. A pesar de eso, pudo contactarse con su padrino que le contó que había un hermano de su padre que vivía en San Juan. Sin dudarlo, Lucio fue en búsqueda de su tío.

“Estaba internado, así que no pude hablar con él pero su mujer, feliz de conocerme, me dijo que sabían de mí, que tenía hermanos y que iban a tratar de contactarme con mi papá. Pero pasó el tiempo y no hubo novedades. Cuando visité a mi prima, me quedó una impresión de que ella suponía que yo sólo buscaba dinero, así que nunca más volví”, contó Lucio.

Ese pensamiento lo llevó a abandonar la búsqueda, pero en lo profundo de su corazón, la esperanza seguía latente. Pasaron los años, nacieron sus otros tres hijos y  cuando tenía 37 años sufrió su primer aneurisma de aorta y tuvo que ser intervenido en la Fundación Favaloro. Los médicos le dijeron que su afección podía ser congénita. Pero no tenía antecedentes por parte de su madre. Así que una vez más, decidió retomar la búsqueda de su familia paterna. Pero la única información que obtuvo, a través de conocidos, es que podía tener parientes en Potrero de los Funes. Lamentablemente, su situación económica no le permitió viajar en ese momento.

María Noel, de 28 años, es la hija mayor de Lucio, le siguen, Luciana, de 24; Rodrigo, el único varón, de 21;  Andrea, de 18 y la más chica, Nazarena, de 12. Ellos, junto a su mamá, María Laura Maldonado, siempre ayudaron y trataron de conseguir información que pueda dar con el paradero de Vicente Becerra.

“Una de mis hijas empezó a averiguar, entró a Anses y se contactó con una persona que se dedicaba a buscar gente. Le dijo que su abuelo, mi papá, ya había fallecido.  Después a mi señora se le ocurrió la idea de buscar en los obituarios por internet. Encontró uno de hace dos años, con el nombre de Vicente Humberto Becerra, contador y que su familia lo despedía. Había mucha coincidencia. Pero no teníamos forma de comprobarlo”, contó Lucio.

A pesar del aviso fúnebre que podría ser de su padre. Su mujer decidió seguir indagando.

“Empecé a buscar en los diarios de San Luis y encontré  una historia de esta señora que conoció a sus hermanos. Busqué la dirección y les mandé un mail. Mi marido siempre quiso conocer a su padre y al resto de su familia. Sintió y siente la necesidad de contarle a sus nietos algo de él, quién era, cómo era. También de tener un lugar a donde llevar una flor, en caso de que haya fallecido”, dijo Laura.

Con sus 51 años, su deseo más grande es tener entre su colección de fotos, una de su padre. No sabe si lo va a poder abrazar y decirle que lo buscó toda su vida, pero confesó que al menos, quisiera saber si es tan parecido a él como le cuenta la gente que lo conoció. "Ahora mi papá tiene más de 90 años, pero yo no pierdo la esperanza de que aún esté vivo. Mi abuela murió a los 97, así que todo es posible", expresó esperanzado Lucio.