Farah, la inspectora trans que venció los miedos y los prejuicios

Sentada en su oficina, Farah Elizabeth Garro, espera que arribe el próximo colectivo interurbano a la plataforma para comenzar su trabajo. Revisa la cantidad de pasajeros, las instalaciones del vehículo, la frecuencia horaria y principalmente, si se cumple de manera correcta todas las leyes vigentes de transporte. Luego vuelve a su escritorio y mientras controla las planillas, algún pasajero curioso regresa a sacarse dudas, ya sea horario de salidas o hasta qué localidad llega, entre otros.

Farah a los 30 años decidió por primera vez ponerse ropa de mujer y dejar atrás los prejuicios. "Siempre, desde que soy chica, me sentí mujer. Cuando decidí salir a la calle con una pollera pensé que al que le guste bien y al que no también. Ahí me di cuenta que nadie te dice nada, que vos hacés tu vida. No tuve ningún problema y acá estoy, esto soy", expresó. 

La inspectora tiene 46 años, organiza su vida entre el trabajo de fin de semana en la terminal de ómnibus y los cuidados a su madre, Carmen, que la necesita cerca por su avanzada edad. Le da gracias a Dios por tenerla con ella y por ser siempre comprensiva en sus decisiones. "Tengo una hermosa familia que me acepta tal cual soy. Para mí eso es lo más importante. La inclusión y la comprensión tiene que venir de casa, si vos sos aceptada en tu propio núcleo familiar no vas a tener problemas con el resto", agregó emocionada.

Farah nació en la localidad de Las Chacras, Departamento San Martín. Actualmente vive con su mamá y dos hermanos en un barrio de la ciudad. Comenzó a trabajar a los 15 años en un comercio y a los 30 tuvo la posibilidad de entrar al Plan de Inclusión perteneciente  al gobierno provincial.

"Nunca me hicieron notar los prejuicios por ser una chica trans en mi trabajo. Tengo que agradecer al actual gobernador Alberto Rodríguez Saá, porque cuando creó el Plan nos abrió las puertas  a mí y a muchas chicas más. Me dio la posibilidad de tener un trabajo digno y estar hoy en el lugar donde quiero estar", expresó.

Antes de llegar a Transporte, Farah contó que trabajó en el Programa de Turismo. "Recibí mucha gente de otras provincias que quedaban admirados por la posibilidad de trabajo que brinda San Luis a las chicas trans", explicó. Asegura que nunca tuvo dificultades en ninguno de los rubros donde trabajó y que siempre la recibieron con los brazos abiertos.

La inspectora, trabaja los fines de semana y feriados con un horario fijo. "Llego a la terminal a las seis de la mañana y regreso a mi casa a las seis de la tarde. Durante la semana me encargo de cuidar a mi madre. Soy su enfermera, la llevo al médico y le hago sus trámites", explicó. Farah, cuenta que para su madre, ella es su sostén.

Está convencida que cada persona puede hacer lo que quiera si lo desea y hace todo lo posible para lograrlo. "Las mujeres trans deben vivir con total naturalidad su vida, como se sientan cómodas y principalmente, sin prejuicios. Muchas veces, los prejuicios empiezan por una misma y eso conlleva a que los demás te discriminen", aseguró.

Además de ser inspectora, le gusta pintar y también realizó equitación. "Me falta tiempo para hacer otras actividades, pero me considero una mujer muy activa que nunca se queda con las ganas de hacer lo que le gusta", aclaró.

"Siempre tuve la suerte de tener buenos  trabajos. Además, participé en varios programas de televisión donde brindé mis opiniones sobre la sexualidad y la identidad de género, siempre con gran aceptación", contó.

Farah trabajó para el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en proyectos de acción comunitaria. "Pude viajar por muchos lugares del país y conocer grupos vulnerables. Realizamos trabajos de integración y ayuda a otras chicas a salir adelante", explicó.

Asegura, que no existe en otro lugar una política de inclusión como la de San Luis. "Los planes sociales en otras provincias son diferentes, en cambio en nuestra provincia, las mujeres trans tenemos la posibilidad de tener un trabajo digno, con buenos horarios y beneficios", aclaró.

En este momento de su vida, Farah siente que ama su trabajo. "Estoy agradecida de como me integraron al Programa de Transporte y por lo cual ahora me siento una apasionada de mi trabajo", expresó. Además, manifestó que su labor la toma con total responsabilidad como todas las actividades que realizó en su vida.

"Trato de tener buena empatía con los usuarios, con mis compañeros nos ponemos en su lugar y los inconvenientes tratamos de solucionarlos para que no se encuentren con complicaciones al viajar", agregó. Explicó que si los pasajeros tienen prejuicios contra ella, no los nota.

Antes de retomar con su rutina, Farah aseguró que el consejo que le quiere dejar a todas las chicas trans es que traten de todas las formas posibles de luchar por salir de su "zona de confort" y lograr todo lo que se proponen.

"Tienen que tratar de desarrollar sus capacidades de la mejor manera. Yo siempre me rodee de gente que me ayudó a crecer y lo importante es progresar", aseguró. Farah vuelve a su oficina, controla planillas y horarios de colectivos. Atiende a un pasajero, pero en su cara no se borra la sonrisa, ésa que tienen las personas cuando hacen lo que le gusta.