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Cataluña: Carles Puigdemont no se da por destituido y desafía a España

El líder secesionista llamó a defender pacíficamente la independencia aunque la intervención ya es oficial. 

Por redacción
| 28 de octubre de 2017
"En una sociedad democrática son los parlamentos los que eligen o cesan a los presidentes", dijo Puigdemont. Foto: AFP-NA.

El líder secesionista Carles Puigdemont no cedió y llamó este sábado a los catalanes a "defender pacíficamente" la independencia de Cataluña, tras su destitución como presidente del gobierno autonómico, en un acto de resistencia frente a la intervención del Ejecutivo español en la región.

 

"En una sociedad democrática son los parlamentos los que eligen o cesan a los presidentes", dijo Puigdemont en un discurso televisado, con el que rechazó la decisión adoptada por el gobierno español de Mariano Rajoy de destituirlo de su cargo.

 

Sin embargo, no aclaró expresamente cómo harán él y su gobierno para mantenerse en funciones, y se limitó a reclamar a los ciudadanos que hagan una "oposición democrática" a las medidas de intervención en Cataluña aprobadas por el gobierno español y avalada por el Senado, al amparo del artículo 155 de la Constitución.

 

"Los ciudadanos de Cataluña ya han entendido que esta nueva etapa hay que defenderla con un incansable sentido cívico y compromiso pacífico. Ésa es la única actitud que nos puede hacer ganadores". También pidió a sus seguidores "paciencia, perseverancia y perspectiva", y prometió que juntos seguirán "trabajando para construir un país libre". El gobierno español se rehusó a valorar las declaraciones de Puigdemont y afirmó que correspondía al "ámbito judicial" calificar su conducta.

 

Con su actitud, Puigdemont vuelve a desafiar al Ejecutivo central, que tras la histórica declaración de independencia realizada por el Parlamento el viernes, lo cesó a él y a todo su gobierno y convocó elecciones para el 21 de diciembre, una cuestión crucial sobre la que el líder secesionista no se pronunció.

 

No obstante el portavoz del gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, afirmó que el Ejecutivo recibiría con agrado la participación del presidente cesado en los comicios regionales del 21 de diciembre.

 

La destitución del Ejecutivo regional se hizo efectiva el vciernes por la madrugada con la publicación del Boletín Oficial del Estado (BOE), donde se detalla que el presidente Rajoy asume todas las competencias del presidente de la Generalitat, pero las delega en su "número dos", Soraya Sáenz de Santamaría.

 

Los ministros de Rajoy se harán cargo de las 11 consejerías autonómicas.

 

También se destituyó al jefe de los Mossos d'Esquadra (la policía catalana), el mayor Josep Lluis Trapero, quien está imputado por sedición en relación al referéndum de secesión celebrado el 1º de octubre bajo prohibición, y quien presuntamente tuvo un rol estratégico en el despliegue de los planes secesionistas.

 

Trapero aceptó su cese y se despidió de los Mossos pidiendo "lealtad y compresión" hacia las decisiones de los nuevos mandos.

 

Uno de los principales problemas que planteaba la intervención de Cataluña era precisamente el control directo de los Mossos, un cuerpo de seguridad que quedó en el foco del conflicto de secesión tras su aparente inacción durante la votación del 1º de octubre, lo que llevó a una intervención violenta de la Policía Nacional y la Guardia Civil contra los votantes.

 

Entre los Mossos d' Esquadra es sabido que hay agentes favorables a la secesión de Cataluña, y que manifestaron extraoficialmente que se resistirían a cumplir órdenes de los nuevos mandos y a utilizar la fuerza en caso de que el gobierno catalán se negara a dejar el poder, como está ocurriendo.

 

En este escenario incierto, con el Parlamento ya disuelto y la fecha de los comicios regionales fijada para el 21 de diciembre, los partidos no nacionalistas se pusieron en clima de campaña electoral, mientras los independentistas se mantienen expectantes.

 

En Madrid, con ánimos caldeados y en medio de una marea de banderas nacionales, unas 4.000 personas manifestaron por la unidad de España. "Lo que queremos es la ilegalización de los partidos secesionistas. Porque si se vuelven a presentar a elecciones, van a dirigir Cataluña, y vuelta a empezar", dijo Cándida Jiménez, ex funcionaria de la policía municipal de Madrid, con un cartel en la mano que decía: "No a la impunidad de los golpistas". En Barcelona, también marchó un grupo de quienes rechazan la independencia.

 

La bandera española ondeaba por la mañana en el Palacio de la Generalitat, sede centenaria del autogobierno catalán, y el ambiente en Barcelona era de resaca, tras la fiesta por la proclamación independentista que terminó sin incidentes mayores.

 

Agencias

 

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