Analizan implementar el nuevo sistema carcelario de Uruguay

En búsqueda de lograr la reinserción social de los presos cuando salen en libertad, la secretaria de la Juventud, Eugenia Catalfamo, visitó por pedido del gobernador Alberto Rodríguez Saá, la cárcel de "Punta de Rieles", a 23 kilómetros de Montevideo, Uruguay. Esta cárcel no es tradicional, ni como cualquier otra en el mundo. Funciona como un pueblo donde los internos se desenvuelven social y económicamente. "Tienen emprendimientos que abastecen el consumo interno de la penitenciaria y pueden vender afuera", explicó la funcionaria. Este sistema podría ayudar a disminuir la reincidencia de los delincuentes.

"Ellos le llaman 'Centro de Rehabilitación Social', pero son cárceles. Me contacté con el creador del proyecto que se llama Rolando Arbesún, y al otro día fui a recorrer 'Punta de Rieles'", relató Catalfamo.

Arbesún era el director de la cárcel cuando en 2012 decidió dar un giro completo en cuanto a las normas de convivencia entre los presos. Al principio no fue bien aceptado el proyecto por el Gobierno de su país, pero de a poco se dieron cuenta de que funcionaba. Su segundo en ese momento, Luis Parodi, es ahora la nueva autoridad del "penal". Él fue quien acompañó a Catalfamo y al director de la penitenciaría de San Luis, Hugo Scarso, en su recorrida.

"Lo que tiene de particular es que al perímetro del lugar lo recubre sólo un alambrado. Cuando entrás, todos te reciben muy amablemente, podés entrar tranquila, no hay policías que te estén siguiendo, ni nadie que te esté custodiando. Es un pueblo, los presos caminan de un lugar a otro, cerca tuyo", dijo Catalfamo y explicó que "hay una huerta apenas entrás, un colectivo que es una biblioteca, hay peluquería, gimnasio, dos casas de tatuajes, un centro de salud, un espacio para tratar adicciones y una cafetería. También está el restorán de Fabián, una panificadora, y 13 bloqueras de cemento. Todos son  microemprendimientos y los productos se venden tanto adentro como al exterior".

Catalfamo detalló que existen tres premisas que rigen el pueblo: los directivos y el personal tratan a los presos como un par. No se permite la humillación. Se respetan las normas de convivencia y el saludo cuando se levantan y cuando se van a dormir. "No se producen desbandes, ni inconvenientes. Las requisas se hacen si es muy necesario y las hacen de manera individual", contó.

"La idea es poder replicar este modelo, de a poco, acá en San Luis. Vamos a armar un proyecto que le presentaremos al Gobernador, porque consideramos que los jóvenes deben tener algún tipo de reinserción social, un seguimiento a lo largo de todos los años de condena, para que cuando salgan se encuentren con una sociedad que no sea tan distinta a la que tenían ahí adentro. Para que el cambio no sea tan abrupto. Este proyecto que estamos diseñando se va a identificar con Punta de Rieles, para colaborar con los jóvenes privados de la libertad", concluyó.