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Cárcel para un hombre por robar inodoros y lavamanos

Por redacción
| 08 de junio de 2017
Una celda por otra. Soloa ayer a la tarde, saliendo de la Comisaría 6ª rumbo a la Penitenciaría.

Más que por un par de inodoros y otros artefactos para baño, Esteban José Soloa fue preso por reincidente, o como la jueza expuso en el procesamiento, por su “desprecio por la normativa legal vigente”. Y es que en sus 32 años estuvo involucrado en varias causas por robos y hurtos, y ahora que podría haber zafado de la cárcel por estar acusado por un delito excarcelable, los antecedentes terminaron jugándole en contra. Lo trasladaron al penal ayer a la tarde.

 


Soloa fue detenido el viernes 26 de mayo, pasadas las once de la noche, cuando terminaba de cargar en un taxi  dos juegos de baño completos, que había sacado de unos departamentos en construcción en la avenida Justo Daract, junto a un chico de 14 años.

 


La planta baja y el primer piso de ese complejo están habitados, así que hubo dos vecinos que fueron testigos de cómo Soloa y el adolescente sacaban los sanitarios tras haberlos arrancado con caños flexibles y todo. Ellos llamaron a la Policía y permitieron que un motorista de la División de Respuesta Inmediata Motorizada (DRIM) lo sorprendiera in fraganti.

 


Cuando el efectivo del DRIM frenó su moto junto al taxi Fiat Palio estacionado en la puerta de Justo Daract 1648, vio que los artefactos aún chorreaban agua. El adolescente ya estaba en el asiento delantero, pero Soloa estaba en la vereda porque aún le faltaba cargar el pie de un lavamanos.

 


Consultado por los sanitarios, el hombre explicó que acababa de encontrarlos junto a un cesto de basura, versión que por supuesto no le creyeron. Y no sólo porque había testigos, sino porque la segunda planta se había inundado casi por completo luego de que los ladrones arrancaran los inodoros con sus mochilas y los lavamanos con grifería completa.

 


Al día siguiente, Juan Torres, dueño del complejo, realizó la denuncia y reconoció los sanitarios, que quedaron secuestrados junto al Fiat, cuyo conductor quedó desligado del hecho. Pero de alguna manera él y su patrón, dueño del vehículo, también resultaron damnificados, porque el auto estuvo y seguirá secuestrado hasta que la jueza Penal 3 ordene que se lo restituyan al propietario. Incluso ayer iban a trasladarlo desde la Comisaría 6ª al depósito judicial en el parque industrial, según confirmó la subcomisario Roxana Correa, subjefa de la seccional.

 


A Soloa lo imputaron por robo simple y lo citaron a indagatoria el 28 de mayo a la mañana. Acudió acompañado por el defensor oficial Carlos Salazar, se abstuvo de declarar y solicitó ocho días de prórroga de la detención, en los que el funcionario judicial que asistió al acusado solicitó al menos tres veces la ratificación de cinco testimonios, entre ellos el de los dos vecinos testigos.

 


Pero esas personas nunca aparecieron, tampoco Torres, que debía ratificar su denuncia en el juzgado, hecho que llevó al defensor oficial a pedirle a la jueza Virginia Palacios que liberara a su defendido por falta de mérito, amparándose en que la mera denuncia no constituye una prueba en su contra y que la no concurrencia de los testigos a declarar ponía en un estado de desigualdad a Soloa.

 


Una fuente judicial confió que, en el mismo escrito, Salazar también pidió cambiar la calificación legal del hecho, de robo simple a hurto en grado de tentativa, según sus consideraciones, porque no estaba probado que Soloa y el chico hubieran arrancado los sanitarios y porque el sólo hecho de llevárselos no significó violencia sobre personas o cosas.

 


Pero en la resolución del procesamiento Palacios le retrucó remarcando que a pesar de no haber podido incorporar pruebas durante la prórroga, las constancias del sumario policial daban cuenta de la autoría de Soloa en el hecho, basada en cinco puntos: la denuncia de Torres, el reconocimiento que hizo de sus cosas, el acta policial, la inspección ocular de la Policía en los departamentos violentados, y el testimonio de uno de los vecinos testigos, que incluso reconoció la ropa de uno de los ladrones a los que vio huir con un inodoro.

 


Le dio el gusto al defensor, en parte, al mutar la calificación a robo simple en grado de tentativa, delito por el que terminó procesando al acusado, con prisión preventiva, atento a que “de la planilla prontuarial del imputado se desprende la reiteración delictiva por parte de Soloa”, encausado por delitos de idéntica naturaleza al investigado ahora.

 


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