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Terapias grupales: una salida para depresiones y adicciones

Un servicio vital que en la provincia realizan hospitales y organizaciones. Asisten personas que buscan apoyo y contención. Aseguran que sirven para afianzar la autoestima y la autonomía.

Por redacción
| 02 de julio de 2017
Control. Los doctores siguen la evolución de las personas.

Armar una ronda para sentarse a hablar, compartir una merienda, un día de campo o visitar una muestra plástica, son algunas de las actividades que incluyen las terapias grupales, a la que recurren pacientes para salir de adicciones, duelos, depresión y trastornos alimentarios, entre otros problemas, para conseguir el apoyo y la contención tan buscada. En la provincia trabajan bajo esta modalidad el Hospital Escuela de Salud Mental; en la Fundación de Acción Social, en el Hospital de Juana Koslay, en el de La Punta, mientras que en Villa Mercedes, una entidad da una mano a aquellos que perdieron a sus seres queridos.

 

“Para nosotros el modelo grupal resuelve varias cosas: ordena la demanda; nos manejamos con una cantidad de 15 a 30 pacientes; los grupos son abiertos; en una hora y media se puede trabajar con esta cantidad; generalmente  están a cargo de equipos de coordinación, que varían entre tres y cinco profesionales”, dijo la jefa del área de Psicología del Hospital de Salud Mental, Graciela Bustos, quien agregó que al ser muchos se necesita un margen de escucha, contención y cuidado de cada integrante.

 

Esta manera de trabajar surgió a raíz de la reforma que se hizo en el hospital, el 23 de noviembre de 1993. “Contamos con 11 camas, las estadías son breves y son especialmente para pacientes agudos, que luego  continúan el seguimiento”, explicó la psicóloga.

 

Uno de los grupos es el “Esperanza”, al que asisten personas que necesitan resolver problemas  con sus vínculos y fue creado en el año 2000. “Generalmente los pacientes acuden a nosotros cuando hubo un episodio psicótico, aquí vienen las familias y plantean dificultades relacionales entre ellos, con el barrio o el entorno. Aquí potenciamos los aspectos saludables que poseen para que vuelvan a rearmar sus redes”, afirmó.

 

El GIA (Grupo Institucional de Alcoholismo), que comenzó a dar sus primeros pasos en 1993, es el más numeroso; el Grupo Psico-educativo de Ansiedad surgió en 1998; el Gitde (Grupo Institucional de Trastornos Depresivos); otro destinado a la contención es en el que aborda más sobre los factores que promueven y protegen la salud. En el grupo “Vida” los especialistas realizan el seguimiento de pacientes estables, crónicos, que están dados de alta y reciben controles mensualmente. “Muchos de ellos necesitan tratamiento de por vida, quedan algunas secuelas, pero la mayoría se recupera. Además hay quienes les cuesta mucho insertarse socialmente”.

 

El equipo de “Encontrarte” prioriza  lo corporal. “Tenemos pacientes que no pueden resolver todo a través de la palabra entonces kinesiólogos, psiquiatras y psicomotricistas trabajan desde la corporalidad, desde la expresión y desde los afectos”, especificó Bustos.

 

El hospital además cuenta con  un grupo de género destinado a varones. “En él se ven los roles masculinos que están desdibujados como: papás ausentes, otros a los que les cuesta poner límites. Es coordinado por varones y destinado a varones”, aseveró la psicóloga.

 

Este modo de organización ordena la institución. “Recibimos una gran cantidad de pacientes en un tiempo acotado, esto les permite a los profesionales hacer un seguimiento exhaustivo. A los pacientes les sirve esta modalidad para reestructurar sus redes y hacer foco en los procesos de producción subjetiva y psíquica. La gente necesita del contacto con el otro para crecer, madurar o resolver un problema. Son un espejo quebrado que devuelve muchas imágenes de uno mismo. Entonces van encontrando en los relatos de cada uno algo de uno y eso sirve para reflexionar y trabajar en la situación”.

 

El ingreso al hospital se hace a través de una entrevista de admisión, sus puertas están abiertas los días hábiles a partir de las 7 y atienden por orden de llegada. “Luego de hablar con el paciente  decidimos si va a terapia individual, psicológica o psiquiátrica”, dijo Bustos.

 

La institución cuenta con un grupo que trata temas referidos a la niñez y a la adolescencia; y además hacen visitas domiciliarias. En otra área armaron grupos terapéuticos y de promoción de salud. “Estos se basan en diversos problemas. Una cosa es tener una enfermedad y otra es tener un malestar, este último es más sencillo de solucionar”.

 

 

Fuera del hospital

 

Para enfrentar los prejuicios que existen sobre algunas enfermedades o adicciones, el hospital desarrolla actividades para mostrarse a la sociedad. “Invitamos a niños de jardines, hicimos una suelta de globos, pintamos, organizamos paseos, caminamos al Mirador del Cerro, fuimos a Apadis, allí cultivaron en una chacra. En La Florida acampamos un día completo, visitamos una muestra de arte. Para nosotros, esto es conectarlos con el exterior”, explicó Bustos.

 

La licenciada afirmó que estas actividades fortalecen los vínculos de los pacientes, los hace más independientes, incentivan la autoestima, la autonomía y el autocuidado. Interactúan, conocen lugares. “En 'Encontrarte' utilizan pelotas de masajes, realizan reuniones en penumbra, comparten momentos de cierta calidez y tranquilidad”, contó y agregó que algunas personas tienen dificultades para conseguir trabajo, “entonces visitamos talleres y espacios en los que puedan tener contacto con distintos oficios”.

 

El grupo de niños está coordinado por especialistas que efectúan diversos juegos, pintan y cantan, entre otras cosas.

 

La tarea grupal le sirve a la entidad, a los profesionales y a los pacientes. “Al hospital le permite organizar mejor la demanda. Garantiza una mayor cobertura, crea dispositivos de confianza y favorece espacios de encuentro. Permite trabajar conflictos, entramar una sociabilidad entre los trabajadores, planificar asistencias”, aseveró Bustos y afirmó que a los profesionales les fortalece el sentimiento de pertenencia institucional, habilita canales de comunicación entre diferentes servicios. Los grupos están conformados por psiquiatras, psicólogos, nutricionistas, kinesiólogos, psicomotricistas.

 

“Son equipos heterogéneos, se vinculan a los profesionales en una tarea común, se estimula la creatividad y el producto de una acción colectiva, permite un abordaje integral, se trabaja lo emocional, lo conductual, lo físico, lo espiritual”, aseguró la psicóloga e hizo hincapié en los beneficios que la terapia grupal produce en los pacientes: “A ellos se les facilita el acceso a la atención, no esperan turnos, tienen horarios y días determinados. Los grupos posibilitan la integración social de las personas, cuando detectamos que no están bien o vuelven a aparecer síntomas, los derivamos a una consulta individual”.

 

Además especificó que sirven para prevenir recaídas y descompensaciones. “Se democratiza la relación asistente-asistido, los grupos son horizontales, aunque tienen equipos de coordinación entre profesionales y pacientes, favorecemos que se presenten con nombre y apellido, y describan el problema".

 

 

¿Cuándo pedir ayuda?

 

“La familia o el paciente, viene al hospital cuando supera determinados niveles de angustia, o tiene una crisis. Son alertas que ellos sienten y nos permite orientarlos para que las patologías no avancen. En el caso de las adicciones, no. Los pacientes son traídos porque nadie reconoce ser adicto a determinadas sustancias. Además recibimos derivaciones de escuelas, en caso de niños y adolescentes, de los centros de salud, de los hospitales generales, del área Mujer y Comunidad, más  otras instituciones del Estado, como la Justicia”, concluyó Bustos.

 

Hospital de Juana Koslay: un trabajo en 4 frentes

 

“Como terapia grupal, trabajamos en el PIM (Preparación Integral para la Maternidad), el equipo está conformado por obstetras y ayudan a las embarazadas a prepararse para el parto. Además, contamos con el grupo AFA (Actividad Física Adaptada) para pacientes  crónicos que padecen enfermedades cardiovasculares, obesidad, tabaquismo, hipertensión y diabetes. Otro de los grupos es el PaViMe (Para Vivir Mejor), que se encarga de especificar qué rutina va a seguir cada paciente que fue derivado por su médico de cabecera. Lo hacen lunes, miércoles y viernes de 14 a 16”, dijo Fernando Vasconi, director del Hospital de Juana Koslay.

 

Agregó que cuentan con un consultorio de alto riesgo, que funciona una vez al mes, debido a la logística con la que se maneja. Atienden a personas que tuvie-ron infartos, accidentes cerebro vasculares y que “son pacientes socialmente  con riesgo elevado porque no toman la medicación, no se adhieren a ningún tratamiento y durante una mañana les hacemos todos los estudios que requieren. Y si no vienen, los vamos a buscar”, explicó.

 

 

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