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Una llegada en avión oficial y con mucho hermetismo y seguridad

El Presidente arribó en el Tango 04 y luego se trasladó en una camioneta hasta la ciudad de La Punta.

Por redacción
| 30 de septiembre de 2017

Bajo un gran hermetismo y fuertes medidas de seguridad, el presidente Mauricio Macri arribó al aeropuerto "Brigadier Mayor César Raúl Ojeda", de San Luis capital, a las 12:14 de ayer, casi una hora después de lo que se tenía previsto. El aeropuerto tuvo actividad normal hasta las 10:30 de la mañana cuando un último vuelo comercial de Austral partió desde la pista de aterrizaje. Luego comenzó a notarse el fuerte operativo de seguridad que se montó en torno del primer mandatario.

 

En la entrada de la terminal aérea, tres policías de Seguridad Aeroportuaria, uno de ellos con una escopeta, revisaban y consultaban la procedencia de cada vehículo. Apostados a unos metros, en el ingreso al predio, veinte gendarmes con uniformes antidisturbios comenzaron a prepararse. Además, diez policías motorizados de la provincia esperaban a un costado de los oficiales fronterizos.

 

Una fuente policial explicó que el Presidente se trasladaría a La Punta por tierra y no por aire. Al igual que hoy, en su última visita del 17 de febrero a San Luis, había bajado del Boieng 737/500, conocido como el Tango 04. Aquella vez se subió a un helicóptero para luego visitar a una vivienda del barrio Serranías Puntanas de San Luis capital, en uno de sus clásicos acercamientos "espontáneos" a los vecinos. Esta vez, no hubo helicóptero. Y la Policía Federal, junto a la seguridad personal del Presidente, se encargaron del operativo. Había además dos ambulancias con diez profesionales de la salud y una comitiva del Ejército.

 

A las 11:20 el diputado nacional Claudio Poggi caminó hacia el aeropuerto. Cuando El Diario de la República entró al edificio, un funcionario de protocolo aseguró que el Presidente no haría ningún tipo de declaración o actividad en el aeropuerto y si se querían obtener imágenes, deberían hacerlo fuera del predio. Estaba casi vacío. Sólo había un par más de asesores desayunando, las delegaciones del Ejército y la Policía de la Provincia.

 

Entre dos alambrados, que rodean la pista de aterrizaje, el avión presidencial llegó a las 12:10. Sólo había dos curiosos. Una taxista, que se había tomado un tiempo para ver a Macri y un vecino, que ni siquiera vivía cerca, pero que admiraba al Presidente. “Lo único que lamento es que sea hincha de Boca”, afirmó.

 

A las 12:14 la aeronave abrió su compuerta principal. El viento norte corrió dos veces las escaleras móviles que se acoplan a la aeronave. Macri fue recibido por un fuerte sol y los 24 kilómetros por hora que soplaban le abrían el saco azul. Con pantalones beige y ojos entrecerrados Macri bajó las escaleras.

 

Fue recibido en la pista por Poggi que iba con una chaqueta negra, de atuendo informal. Un enjambre de agentes de seguridad, de civil e identificados, los rodeaban. No estuvo ni su mano derecha y jefe de Gabinete, Marcos Peña, ni el ministro del Interior Rogelio Frigerio. Tampoco vino su mujer, Juliana Awada, ni su pequeña hija Antonia.

 

La comitiva subió en una camioneta beige Chrysler Town and Country. En vez de salir por la entrada principal, optaron por un camino diagonal, que cruzaba un predio a un costado del aeropuerto. Se alejaron escoltados por vehículos particulares de seguridad presidencial y una camioneta de la Policía Federal. En silencio, herméticos, la comitiva se dirigió hacia el polideportivo "Manuel García Ferré."

 

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