Obreros encontraron los huesos cuando cavaban una fosa en un predio de Cementos Avellaneda, que está a cien metros de la fábrica. El principal Luis Gatica, a cargo de la Subcomisaría 5ª, estimó que los restos llevan unos 50 años bajo tierra. El tranquilo atardecer en La Calera, la localidad del departamento Belgrano, sufrió un cimbronazo imprevisto el martes a las 20. A esa hora, Roque Moroso, el gerente de Cementos Avellaneda fue a la Subcomisaría 5ª.
Moroso recorrió los mil metros, que separan la fábrica de la dependencia policial, porque unos obreros encontraron huesos mientras cavaban una fosa para una cámara séptica. “Pensaron que eran restos de un animal pero eran huesos humanos”, contó el principal Luis Gatica, a cargo de la subcomisaría. Y estimó que los restos fueron enterrados hace más de cincuenta años porque eran frágiles: “Se rompían con facilidad”.
El terreno, en el que se produjo el hallazgo, está a unos cien metros al norte de la fábrica y allí construyen viviendas para los empleados de la firma. Este miércoles por la mañana policías de Criminalística, que dependen de la Unidad Regional V, levantaron los pequeños restos de lo que fueron alguna vez el sostén de brazos, piernas y una mínima parte de un cráneo. Gatica adelantó que ahora químicos, bioquímicos y personal de la División Criminalística de la Jefatura Central de la Policía de San Luis se encargarán de las pericias para tener más precisiones sobre los huesos.
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