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La Casa del Viento: un lugar emblemático para Cuyo y el país

Visitaron el lugar entre otros: Mercedes Sosa, Horacio Guaraní, "Los de Salta" y los mejores músicos del país y San Luis. Una casa llena de cultura y folclore. Su nombre fue creado por Armando Tejada Gómez en homenaje a "La Pocha" y Roberto Ledesma.

Por Johnny Díaz
| 22 de octubre de 2018

“Fue por San Luis de La Punta/y en una tarde de enero,/ que me salió entre los sauces, de El Chorrillo, El Chorrillero./Arisco como es el viento,/me maneó el rumbo andariego/ y como soy de andar mucho/nos hicimos compañeros/".  Dice una de las estrofas de la tonada dedicada a la casa de Nilda Contreras y Roberto Ledesma en Presidente Perón al 400.

 

El reconocimiento es rico en acordes y letra como la mayoría de las que tiene el acerbo cuyano. Fue escrita el 27 de diciembre de 1975 por el poeta, letrista, escritor y locutor Armando Tejada Gómez a un emblemático rincón folclórico de la capital sanluiseña. Llamada con el tiempo, La Casa del Viento.

 

El sitio fue por años el paso obligado de cuanto folclorista visitara la Provincia, Cuyo y toda la zona. Era el refugio preferido de todos los músicos de San Luis, en ella encontraban una verdadera amistad, allí Nilda y Roberto, sus verdaderos dueños, recibían a quien golpeara su puerta siendo sembradores de amistad verdadera y genuina hospitalidad cuyana.

 

Hoy, Roberto ya no está, pero dejó un legado casi patriarcal, cargado de música, historia y poesía que su esposa Nilda Laurena Contreras, más conocida como "La Pocha", se encarga de transmitir con el corazón lo que su esposo cultivó durante años.

 

"Después que murió mi marido, nunca más quise hablar sobre La Casa del Viento. Roberto dejó un gran vacío imposible de llenar. Vivimos más de cincuenta años muy felices e inolvidables. Por primera vez, después de lo que sucedió cuento el origen de La Casa del Viento", dice la mujer que tiene las riendas del famoso lugar.

 

"La Pocha" cuenta que su casa fue un hogar como todos los de clase media "siempre fue muy linda, con mucho sacrificio logramos edificarla primero, ampliarla después y elevar un cerco perimetral que nos diera intimidad hogareña", y continúa: "Desde que nos vinimos a vivir acá el 18 de mayo de 1968, en esta casa siempre se escuchó folclore cuyano y nacional, mi marido era fanático de tonadas y cuecas y no había peña a la que él no fuera."

 

Dicen que desde el más humilde al más encumbrado y famoso pasó por ahí. Era para todos un lugar emblemático para San Luis, Cuyo y el país. Y debe ser cierto porque las ciento de fotografías que adornan las paredes, los álbumes de recortes de diarios y un libro de firma y poesías certifican fehacientemente lo que la mujer manifiesta.

 

Dice que su casa siempre fue un espacio folclorista por excelencia. Sin ser un bar o un ambiente comercial, siempre fue un ícono de San Luis. "Acá tocaron todos los músicos que se puedan imaginar, desde Mercedes Sosa pasando por 'Los Cantares de la Cañadita', Horacio Guaraní, 'Los cuatro de Salta', César Isella, 'Los Quilla Huasi', 'Los Andariegos', 'El Chango' Nieto, hasta el más entusiasta guitarrero de San Luis. Seguir nombrándolos no estaría bien, tengo miedo de olvidarme de alguno". Cuenta que su marido, en las madrugadas, siempre volvía a casa acompañado de músicos y así se iban sumando. Varias veces nos íbamos a trabajar y ellos quedaban como dueños de casa comiendo un asado y tocando la guitarra. "Siempre fue así y ni por asomo imaginamos que años después, tendría el nombre que tiene", manifiesta.

 

"Rengueamos del mismo pie,/ le dije venga conmigo,/ me han dicho que aquí en San Luis/ el corazón es amigo/ y hay un paisano morocho/ de apelativo Ledesma/ que, como Dios en el cielo,/ no cierra ninguna puerta/". Sigue la tonada.

 

"La Casa del Viento -cuenta- nació en 1975, producto de una juntada de folcloristas encabezada por Armando Tejada Gómez -un gran amigo nuestro- y de un increíble viento Chorrillero que no dejaba nada en su lugar. Esta casa -dice mientras hace semicírculos con los dedos de sus manos- no tenía cierre perimetral, todos eran baldíos, los asados se hacían en el piso y tapados con bolsas de harina. Una noche estaban los integrantes del dúo Balladores-Fernández (Humberto y Raúl) Eduardo o 'El Ñato' Balladores, Juan Miguel Bustos, el poeta Miguel Ángel Lucero y un montón de amigos que se habían acercado a esta casa".

 

Cuenta que pese al fuerte viento Chorrillero, no hubo impedimento de que las brasas le dieran el color y el sabor a los chivos en la precaria parrilla tapada con papel. "La Pocha" dice: "Balladores, le dijo a Tejada Gómez: 'Vos quédate con los chivos y toda tu poesía, yo me voy adentro, no aguanto este viento' y se fue. Los chivos se comieron y a eso de las once de la noche, llegó 'El Quirquincho' Quiroga que nos traía una serenata, se armó una guitarreada muy linda y llena de anécdotas de Tejada Gómez que había venido a San Luis a dar una charla en la universidad. Había estado mucho tiempo en el exilio producto de su manera de pensar".

 

"Recuerdo que el viento entraba por todos lados, al no tener un reparo de nada, el Chorrillero estaba embravecido, no había paredes colindantes ni resguardos, la gente entraba por los costados, por el fondo y por el frente de la casa, así era mí casa, siempre llena de folcloristas y amigos. No faltaron Los Cantores del Manantial, Miguel Ángel Reynoso y 'El Chulengo' Aguiar dos muy buenos guitarreros y se agregó Tejada Gómez, fue una grata sorpresa para todos". 

 

"Sin temor a equivocarme, creo que ese fue el puntapié inicial al nombre que días después tendría esta casa, los asados y guitarreadas eran frecuentes de lunes a viernes. El poeta mendocino se había hecho tan amigo que siempre quería volver a la casa de 'Los Ledesma', le llamaba la atención que siempre hubiera gente por todos lados, entraban y salían vecinos, músicos y amigos. Esa madrugada y cuando aparecían los primeros rayos de sol, agarró una hoja que le alcanzó Eduardo Balladores y se puso a escribir entre las penumbras de la noche, que no terminaba de irse. Fue el 27 de diciembre de 1975. Acababa de nacer La Casa del Viento", señala orgullosa.

 

La amistad con Mercedes Sosa fue un hecho espontáneo que nació en el Gimnasia y Esgrima donde ella actuaba una noche. "Vino a La Casa del Viento en varias oportunidades, era una mujer excelente y muy buena, después pasó lo que pasó, su fama la llevó por el mundo, pero siempre fue nuestra amiga".

 

"Nos enorgullecemos de haber creado esto con mi marido, venían ricos y pobres, hasta música paraguaya se escuchó en esta casa, a Roberto le encantaba la música cuyana y no entendía cómo tocaban cuecas o tonadas con bombos o cajas. Así era Roberto, muy especial. Así fue y volverá a ser algún día, La Casa del Viento", agrega.

 

Los recuerdos y las anécdotas se multiplican por cientos. Pareciera que de las paredes brotara música y poesía. Estaríamos horas recordando las noches de la mística casa. "La Pocha" afloja un poco el tranco y dice que algún día volvería a abrir las puertas con el solo hecho de homenajear a su marido. Aunque calcula que no es el momento y que espera el apoyo de sus hijos para cristalizar el sueño. Finalmente, Nilda dice que se casó con Roberto Ledesma el 16 de marzo de 1968 en la iglesia Santo Domingo. "Tuvimos cuatro hijos: Fabián ('El Pulga'), Carolina, Fernando, y Juan ('Juancho') y hoy tengo cinco nietas: Sabina, 'Lola', Clara, Agustina y María Pía".

 

"Más luego un abrazo macho/nos despidió en el alero/ y sobre el ultimo vino/ yo le dije al viento; andemos/ y él que me besa la frente/ y dice; hermano andariego; esta es La Casa del Viento/ y en esta casa me quedo/".

 

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